domingo, 24 de julio de 2016

Upstream Colour (crítica)


Interesante descubrimiento la obra fílmica del matemático y ex ingeniero devenido en actor, guionista y director Shane Carruth. Este norteamericano cuarentón que ahora está trabajando en su tercer película, sorprendió a muchos con Primer, su ópera prima temporoespacial, lanzada allá, por el año 2003, para luego sumergirse en un silencio que se prolongó durante casi una década, cuando volvió al ruedo en 2013 para estrenar su segunda película, la intensamente metafórica Upstream Colour.

Todo parece indicar que para adentrarse con cierto éxito en el mundo fílmico de Carruth, habrá que cumplir con una regla: la de mirar sus películas al menos por segunda vez.

Y es que Upstream Colour es una experiencia interesante, pero que necesita su tiempo de proceso y maduración para surtir efecto en cierto espíritu cinéfilo.

La historia, a grandes rasgos, habla de lo siguiente: Kris (interpretada en la película por Amy Seimetz) es secuestrada en un lugar de mala muerte. Su secuestrador es un personaje oscuro y anónimo, que le inocula un parásito cuyo objetivo parece ser el de robarle la voluntad. Sin que Kris tenga modo de resistirse, el ladrón la priva de todo: su dinero y su identidad. La mantiene, además, durante varios días sin comer y sin dormir para hacer más poderoso el influjo del parásito. Una de las actividades que le asigna para mantenerla despierta es copiar, palabra por palabra, el Walden de nuestro viejo amigo, el gran Henry David Thoreau.

Cuando Kris es liberada carece de conciencia de lo que le acaba de pasar, excepto por que ve moverse bajo su piel unos gusanos (el parásito) que trata de extirparse con ayuda de un cuchillo. Sin embargo, sus esfuerzos son en vano. Y allí aparece, una vez más, un personaje oscuro y sin identidad aparente, un granjero que la atrae hasta su granja. Este libera a Kris extirpando los gusanos e inoculándolos en una cerda.

La granja está llena de cerdos infestados con el bicho. ¿Alter egos de las víctimas del ladrón? Todo indica que es así. El granjero parecer conocer todo sobre el parásito: su origen, sus efectos y cómo derrotarlo. Una vez que libera a alguien, el vínculo entre esa persona y el cerdo es tan fuerte que lo que el animal haga determina el destino de la persona. Así Kris conoce a Jeff (interpretado por Shane Carruth, el mismísimo guionista y director de la película): primero como cerdos y luego como humanos. Escenas surrealistas intercaladas durante la película, nos confirman la relación que hay entre la vida de los personajes y la de los cerdos.

Walden, de H.D.Thoreau tiene una importancia fundamental en la metanarrativa de la película

El granjero misterioso, ¿salvador o villano?

Hasta aquí el corazón argumental, súper extraño, de la película. Ensayemos ahora una breve teoría, parcial y refutable como cualquiera, pero que teniendo en cuenta los antecedentes del primer trabajo de este director, puede acercarnos un poco a algunos de los temas sobre los que giran su filosofía y sus obras. Upstream Colour se nos muestra, a todas luces, como densa en contenido metafórico, y según quien escribe, como una representación alegórica, sociomoral, de nuestra relación con el poder.

La elección del Walden de Thoreau no parece ser casual. El secuestrador anónimo sería el poder totalitario que aliena, robando la conciencia de la gente; mientras que el granjero, con cierta apariencia de figura espiritual, no es más que un falso profeta que, simulando buenas intenciones, controla el libre albedrío de aquellos sometidos a su influjo. Ambos están imbricados. ¿Quién de los dos es el Gran Prestidigitador? Queda para el debate. Como metáfora de la lucha contra un poder omnipresente y sutilmente controlador, Kris y Jeff representarían al género humano que lucha por liberar su conciencia, en línea a la filosofía sostenida por nuestro amigo libertario Thoreau.

Trailer


El lenguaje críptico que encierra la trama narrativa de la película puede ser desalentador para aquellos que gustan de historias más lineales y desprovistas de metasentidos. Sin embargo, en una época donde todo se muestra y se exhibe, donde los sobreentendidos son la norma, Upstream Colour es una bocanada de aire fresco que puede disparar la reflexión desde planos de lectura diversos, exigiendo intelectualmente al espectador, lo cual es siempre saludable, a condición, claro está, de que uno asuma el desafío y acepte dialogar de igual a igual con el creador y su obra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario