jueves, 26 de octubre de 2023

Aspectos teóricos de la creación y la creatividad. Por Jorge Garzarelli

 ASPECTOS TEÓRICOS DE LA CREACIÓN Y LA CREATIVIDAD

Desde tiempos inmemoriales la Creación ha Ocupado en forma preocupante, la mente del hombre. Preguntas acerca de la Creación siempre han suscitado en la Humanidad, interrogantes de todo tipo. Es así que tanto los mitos como las leyendas e interpretaciones fantásticas acerca de cuando, porqué y para qué ha sido creado el hombre, han generado un más allá hermenéutico del cual también se han ocupado todas las ciencias acorde con sus Campos de investigación.

Pero, será la religión quien desde su inicio ha tenido a la Creación como el punto de partida de todo lo creado. Creación que no ha sido terminada, sino que continúa en un profundo proceso de re-creación. De este proceso de recreación dará cuenta la Creatividad.

Según nuestro criterio, la Creación se corresponderá con un plan divino y la Creatividad con un plan humano. De este modo deslindamos los planos de aplicación de ambas palabras, aunque queremos dejar sentado que la Creatividad se desprende de hecho, de la misma Creación.

Pero para acceder a la Creatividad acorde con nuestro proyecto en Psicología del Deporte, utilizaremos el dominio especializado de la ciencia humana.

A tal efecto el método más sincero, será el de encontrar bases sólidas reuniendo la mayor cantidad de información disponible partiendo de aquel aforismo que propone Husserl, es decir "volver a las cosas mismas". Para esto, si recorremos la historia, a su largo, encontramos hombres que han aportado contribuciones de excepcional importancia en los diversos campos de actuación de nuestra especie. Artistas, técnicos, visionarios, innovadores en todas las áreas, han dejado firmes testimonios de la alta capacidad simbólica que posee el humano y que de suyo, marca el abismo entre lo que es netamente humano y la pretendida evolución desde la especie animal. Es obvio que, si todos compartimos este mundo, tengamos "cosas" parecidas para habitar en él. Pero, el hecho de que a nuestro sistema neurovegetativo lo llamemos así, y de vez en cuando encontremos humanos a los que liamos no sin cierto prejuicio "vegetales", en muy poco podemos asimilar un vegetal a la notable y maravillosa "máquina" que es el hombre.

El acto de crear es una característica esencialmente humana y sólo el hombre puede realizar este acto infinitamente Creador que aún hoy en día se nos presenta como una especie de misterio por su sentido y su relación con lo más profundo que poseemos, nuestra trascendencia.

LA PALABRA Y EL GESTO DE LA CREACION

Será por medio de la palabra o por medio del gesto que un individuo o grupo de personas realizan el llamado acto creador, en nuestra posición, diremos "acto creativo". Es por intermedio de este acto típicamente humano que se da a luz algo que anteriormente no existía, o bien es descubierto con una forma distinta. Este acto según lo muestra la Antropología posee una característica estructural y simbólica y se registra en el dominio de lo humano.

Pero algo sucedió con los "antiguos”, los que aún hoy en día nos muestran su cultura. Lo que es posible de observar, dando lugar a diferentes interpretaciones; es el hecho de que tal como lo señala Desmond Morris son "seres quedados". Su cultura no ha avanzado. Pero, cabe preguntarnos, será necesario?.

Cuando nos acercamos con el debido respeto a estas culturas "primitivas", descubrimos que estos "quedados", que han sido aislados y aún frenados por la llamada civilización han inventado estilos de vida, lenguajes, arte, cultos, los que observados detenidamente presentan un grado de originalidad fascinante.

Teniendo en cuenta los aproximadamente tres millones de años de antigüedad que tiene nuestro planeta, la humanidad en muy poco tiempo ha realizado una historia vasta y profunda. Será por que ese poder simbólico que poseemos los hombres, así lo permite? Si ese poder simbólico es tan rico, como no lo va a ser su consecuencia inmediata, la creatividad?

Concurre a nuestro esclarecimiento el hecho de ese notable descubrimiento de que el hombre representa con su singularidad al universo mismo, habiendo sido creado con la misma materia que el universo posee. A esta altura sería posible pensar al hombre como el resultado de una sucesión inverosímil de casualidades?. ¿No estaríamos acá dentro de uno de los tantos mitos que le fue necesario a ciertos científicos para comprobar su propio ateísmo?

¿No será acaso el hombre una manifestación probable y lógica, nacida de un "proceso" inteligente y ordenado”?

P.Putnam (The future of Land Based on Nuclear Fuels,1950) ha calculado que si nuestra especie procediese de una pareja que hubiese vivido diez mil años a.c. y hubiese ido creciendo regularmente según un índice del 1 por 100 anual,  la masa de carne humana formaría una esfera de varios miles de años-luz de diámetro. Es obvio que este es un cálculo aritmético, pero da una buena imagen de las propiedades de expansión que posee la materia viva.

Por otro lado, ¿por que los biólogos se ven impulsados a decir que los organismos son objetos improbabilísimos o que la evolución es un sistema que genera altos grados de improbabilidad”? ¿No será esta también una necesidad mítica al servicio de un paradigma de moda?

LAS TEORIAS

Según la mayoría de las teorías imperantes en la antigüedad, la materia una vez creada se iría degradando hasta un final (Eschatón) en el que moriría. Estas investigaciones siempre fueron realizadas en sistemas cerrados y a nivel molecular, por lo que estuvieron sujetas a grandes errores de resultado. Estos procesos fueron inspirando paulatinamente fórmulas tales como aquella en que "nada se crea, nada se pierde, todo se transforma”.

Esta visión que sobre todo ha caracterizado al siglo pasado se ha modificado sustancialmente frente a las investigaciones y descubrimientos del siglo XX. La radioactividad, la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica, la física nuclear, la cibernética, la astronomía, etc, han podido revelar cada una a su manera, que la energía no se crea o no se pierde, así tampoco como que exista realmente una degradación de la materia del universo.

Por otro lado, según A. Ducroq (“Le roman de la matiere”, 1970): "las transacciones energéticas que tienen lugar en los niveles finos, atómicos, corpusculares, infracorpusculares, parecen gobernadas por lo que la cibernética denomina retroaccion positiva. Resumiendo, la gran ley del universo será no una degradación, sino una valoración regular de su sustancia. La materia está llamada a dar origen a asociaciones cada vez más evolucionadas. Al principio de la cadena estaban las partículas. En el otro cabo, encontraremos la vida. La cibernética será el artífice de la evolución".

Esta vida es observada por H. Brown ("The Challenge of Man´s Future", 1954) como: "si cuantitativamente la vida no forma más que una película excesivamente fina en la superficie del planeta que la soporte, sin embargo, viene existiendo a lo largo el de la mayor parte de la historia de la Tierra y cualitativamente el sistema nervioso humano representa la más elevada organización observable de la materia". 

Fue también en este siglo en el que la imagen de Freud, con su descubrimiento de las leyes que regulan los procesos inconcientes, sostuvo una sobre-determinación de estos en toda nuestra conducta. A esta posición extrema se añadió la de Marx quien a su vez creyó descubrir que otra causalidad determinista, emergía de las relaciones económicas.

Cada cual a su modo y teniendo a aquellos autores que también adhirieron a esta posición radical, observamos que|todos ellos creyeron encontrar en los principios deterministas el conocimiento de todas las causas de un fenómeno por lo cual estaríamos en condiciones de llegar a predecirlo en forma absoluta.

Este principio determinista ha sido puesto entre parentesis a partir de la teorías de Einstein,Heisenberg y Wiener.

Todo parecería indicar que la creación humana (creatividad) se desarrolla en un sentido: agrupar e incrementar los diversos ordenes en que se manifiesta la vida misma.


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Jorge G.Garzarelli – ph.D.

Profesor Emérito USAL

psiquis42@gmail.com


viernes, 6 de octubre de 2023

Serie Meditaciones #8. Sobre la pérdida del sentido de lo sagrado. Por Juan Manuel Otero Barrigón

 MEDITACION #8

En el tumulto de la vida contemporánea, con frecuencia nos encontramos vagando por un mundo que parece haber perdido su conexión con lo sagrado. En un tiempo en el que la prisa y la distracción son nuestros compañeros constantes, dejamos atrás el arte de detenernos y contemplar lo que yace más allá de la superficie.

En esta era de avances tecnológicos, la rutina diaria nos envuelve, y nos convertimos en maestros en la manipulación del mundo material. Consecuentemente, olvidamos el lenguaje de las estaciones, las fases de la luna y los ritmos naturales que una vez nos conectaron con lo divino. La vorágine del progreso nos ha separado de la tierra, de las raíces profundas que nos recordaban nuestra dependencia mutua con todas las formas de vida.

La pérdida del sentido de lo sagrado es como un suspiro apagado en la noche, el eco de una canción ancestral que se desliza en las grietas de nuestra existencia apresurada. 

En su libro "Sendas perdidas" (Ed. Losada, 1960, p. 222), Martin Heidegger escribía: "La indigencia ha llegado ya a tal extremo que esta época ni siquiera es capaz de sentir que la falta de Dios es una falta". El desencanto con lo sagrado, según el maestro de la Selva Negra, nos arrastra hacia una existencia superficial, donde las cosas se vuelven meros objetos de consumo y donde el significado se desdibuja en una neblina de trivialidades. La pérdida de la conciencia del Ser ha llevado a una existencia inauténtica y alienante, donde las preocupaciones técnicas y utilitarias dominan la vida cotidiana, y la búsqueda de sentido se desvanece. La pérdida del sentido de lo sagrado no es simplemente una cuestión de religión formal, sino una desconexión de lo profundo, una indiferencia hacia el misterio de la existencia.

La indigencia espiritual de la que hablaba Heidegger no implica necesariamente la ausencia de valores o creencias religiosas o espirituales, sino más bien un distanciamiento o indiferencia hacia  esos valores o creencias. Algunas personas pueden describirlo como una sensación crónica de "estar perdidas" en lo que respecta a su vida espiritual, independientemente de si tienen una afiliación religiosa o no.

Así y todo, esta pérdida del sentido de lo sagrado no tiene que interpretarse inevitablemente como una situación definitiva, condenándonos al pesimismo. Más bien, puede ser vista como una oportunidad para redescubrir y reinterpretar la sacralidad en un contexto contemporáneo. Tanto desde la filosofía como desde la psicología profunda, así como en las distintas tradiciones espirituales, se explora en estos tiempos la posibilidad de nuevos lenguajes, como lo trascendental en la inmanencia del mundo natural o la espiritualidad transreligiosa, en tanto formas de reconciliar lo sagrado con la experiencia actual.

En última instancia, la pérdida del sentido de lo sagrado en la vida contemporánea plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la existencia humana y nuestra relación con el mundo y el universo en constante evolución. Es un llamado a la reflexión sobre cómo encontrar un significado y una conexión trascendente en un mundo cada vez más secular y diverso. Puede ser un aviso de que, a pesar de los cambios culturales y científicos, la búsqueda de lo sagrado es un aspecto arraigado en lo más profundo de la condición humana, una búsqueda que puede tomar muchas formas y llevarnos por caminos sorprendentes en nuestro viaje hacia la comprensión y la plenitud.

JMOB.