lunes, 18 de septiembre de 2023

Reflexiones Junguianas (IX), por Néstor E. Costa

Siempre tomó cuenta Jung de las dificultades de expresar y de transmitir que eran los arquetipos, dado que hablar de  ellos nos remite necesariamente a la psique. En realidad, cuando se ingresa en estos dominios no hablamos sobre la psique, sino que es la propia psique la que se expresa sobre sí misma. De ahí la incomprensión que notaba el investigador suizo en algunos hombres  y el consecuente miedo que denotaban cuando debían admitir su propia femineidad; claro, señalaba; la dificultad surgía cuando entraba en juego lo que era la palabra "Anima" y lo mismo puede pasar, tanto para los hombres como para las mujeres, con ciertos aspectos de la "Sombra" o de cualquier otro arquetipo.

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En el mundo del enfermo mental sus imágenes lo sumen en fatal confusión, pero también son la matriz de la fantasía creadora de mitos, los cuales han desaparecido de esta época racional.
Como dice Jung, la fantasía mítica existe en todas partes y es tan mal vista como temida, dado que es la senda que conduce a las profundidades de lo inconsciente. En la parte II del Fausto, el investigador, nos recuerda la sentencia que allí escribe Goethe: "Atrévete a abrir las puertas ante las cuales todos prefieren pasar de largo...".

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Hay una faceta de la personalidad de Jung poco conocida para aquellos que no han leído su obra. Fue un hombre que en un momento determinado de su vida decidió crear un lugar físico para usarlo como una suerte de retiro, con la finalidad que el mismo expresara su mundo interior.
Así nació Bolligen, en las orillas del lago de Zurich; una suerte de  edificio con forma de torre hecho de piedras, sin electricidad, ni adelantos modernos de ningún tipo, a punto tal, que durante la noche encendía viejas lámparas de aceite para iluminarse y hasta el agua la extraía de un pozo. 
La primera torre la construyó en 1923, después de la muerte de su madre y añadió nuevas secciones a lo largo de un período de treinta y dos años. Allí, Jung pasaba largas horas, incluso solía hacerse la comida cortando leña y cocinando sus alimentos. Decía que la sensación de reposo y el silencio que lo rodeaba lo hacían vivir en modesta armonía con la naturaleza, haciéndolo sentir con plenitud su mundo interior. Una de sus reflexiones nos vincula directamente con esa profundidades psíquicas ignotas: solía decir que  los pensamientos que lo invadían procedían de hace muchos siglos y que por consiguiente,"anticipaban un futuro remoto": "Allí veo la vida como un círculo, como algo que siempre está llegando a ser y pasando".


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.


sábado, 16 de septiembre de 2023

Serie Meditaciones #7. Sobre la conspiritualidad, un fenómeno contemporáneo . Por Juan Manuel Otero Barrigón

 MEDITACION #7

La palabra "conspiritualidad" fue usada por primera vez para el estudio "The Emergence of Conspirituality" (2011) por los sociólogos Charlotte Ward y David Voas, publicado en el Journal of Contemporary Religion. En este escrito, caracterizan al movimiento de la siguiente forma:

"La conspiritualidad ofrece una amplia filosofía político-espiritual basada en dos convicciones centrales, la primera tradicional de la teoría de la conspiración, la segunda arraigada en la Nueva Era: 1) un grupo secreto controla encubiertamente, o está tratando de controlar, el orden político y social, y 2) la humanidad está experimentando un 'cambio de paradigma' en la conciencia. Sus defensores creen que la mejor estrategia para hacer frente a la amenaza de un "nuevo orden mundial" totalitario es actuar de acuerdo con una visión del mundo despierta del "nuevo paradigma".

El fenómeno creció desde la pandemia de 2020, articulando movimientos antivacunas, terraplanistas, influencers del bienestar, grupos alt-right, partidarios de la teoría del Nuevo Orden Mundial, etc. 

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Como un laberinto de ideas entrelazadas, el fenómeno de la conspiritualidad desafía nuestras nociones convencionales de verdad, realidad y espiritualidad. En su núcleo, la conspiritualidad nos insta a explorar las profundidades de la psique humana, donde las semillas de la fe y la desconfianza se entrelazan en una danza ambivalente.

En este terreno ambiguo, la conspiritualidad se nutre de la necesidad de encontrar significado y trascendencia. Es una respuesta a la inquietud existencial que anida en lo más profundo de nosotros, un anhelo por ir más allá de los confines de lo mundano y descubrir una realidad más amplia y misteriosa. Sin embargo, esta búsqueda, tan genuina en su esencia, se mezcla con la oscuridad de las teorías de la conspiración, desviando el rumbo y envolviendo la espiritualidad en un velo de incertidumbre.

En el umbral de esta convergencia entre lo oculto y lo revelado, surge una paradoja que resuena en la esencia de la experiencia humana. En un mundo saturado de información y perspectivas, la conspiritualidad se manifiesta como una amalgama de búsqueda espiritual y desconfianza vigilante. Es como si, en nuestra anhelo de trascendencia, nos encontráramos atrapados entre la tentación de creer en narrativas que prometen revelaciones ocultas y la prudencia de sopesar cada afirmación en la balanza de la razón.

La conspiritualidad nos lleva por senderos sinuosos, donde la desconfianza en las instituciones y la información establecida se entrelazan con narrativas enigmáticas y creencias infundadas. Se convierte en un refugio para aquellos que se sienten desconectados de la corriente principal de la sociedad, ofreciendo una comunidad donde sus preocupaciones y creencias encuentran eco. Pero, en este encuentro entre la razón y la intuición, entre la luz y la sombra, es vital mantener una mirada crítica y discernimiento, para no caer presas de la propagación de información falsa.

A medida que exploramos este territorio ambiguo, se despliega un interrogante fundamental: ¿cómo discernir la frontera entre la sabiduría tradicional y las teorías de conspiración que caminan por la cornisa del engaño? Esta cuestión nos invita a cultivar la virtud del discernimiento, a cuestionar sin caer en la negación sistemática y a abrazar la diversidad de pensamientos sin dejarnos arrastrar por el vórtice de la desinformación.

En última instancia, esta confluencia entre lo académico y lo artístico, entre la reflexión crítica y la intuición creativa, nos sugiere  explorar los matices y los claroscuros de la conspiritualidad con una mente abierta y un corazón prudente. Nos desafía a sondear los límites de nuestra comprensión y a confrontar nuestras propias necesidades y vulnerabilidades. Nos propone buscar la verdad sobre el mundo en el que vivimos sin perder de vista la necesidad de evidencia sólida y rigurosidad intelectual. Es un recordatorio de que nuestra búsqueda de significado y verdad es un viaje incesante, y que en este cruce de caminos, podemos descubrir una danza apasionante entre el conocimiento y la intuición, entre la luz de la comprensión y la sombra de las manipulaciones.


JMOB.