JORGE MARIO BERGOGLIO: APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA ARQUETIPAL
por Juan Manuel Otero Barrigón
A mi viejo;
y a la memoria de Susana Godoy Abreu,
querida amiga y colega.
Psicología de la religión, espiritualidad, política consciente, estudios mitológicos, y mundo simbólico. Blog de Juan Manuel Otero Barrigón
JORGE MARIO BERGOGLIO: APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA ARQUETIPAL
por Juan Manuel Otero Barrigón
A mi viejo;
y a la memoria de Susana Godoy Abreu,
querida amiga y colega.
MEDITACIÓN #20
La expresión “evidencia empírica”, que es parte del vocabulario habitual de los científicos positivistas y de algunas corrientes cognitivo-conductuales, suena precisa, pero en realidad traiciona su propio sentido cuando se la reduce al dato medido, cuantificado o replicado en laboratorio.
Empírico viene del griego empeiría (ἐμπειρία), que se forma a partir de en- (“dentro”) y peira (“prueba”, “intento”). Literalmente, significa “haber probado por uno mismo”.
Y eso, para quienes trabajamos desde una psicología de la profundidad, supone esencialmente experiencia vivida: lo sentido, lo soñado, lo intuido, lo que conmueve desde dentro.
Llamar “empírica” a lo que, en todo caso, es evidencia experimental, es un ardid orientado a colonizar el lenguaje de la experiencia con los criterios del control externo.
Es olvidar que lo empírico es también lo simbólico, lo que ocurre en el mundo interior, donde lo sensible y lo imaginado se entrelazan con lo real, en la intimidad del sufrimiento y el misterio.
Lo que necesita ser escuchado, más que medido.
Y es reducir la psique a protocolo.
Hay cosas que no se pueden medir, pero sí comprender.
Y hay verdades que no se prueban: se viven.
Y su prueba es la transformación interior que suscitan.
JMOB.
"Descanso de Marte", Diego Velázquez, c. 1640
¿Podrían evitarse las guerras?
Por Néstor E. Costa*
La siguiente carta de Carl Gustav Jung, publicada en la revista semanal de la BBC The Listener (21 de enero de 1960), surgió como respuesta a la significativa repercusión que había tenido su entrevista televisiva en la BBC en octubre de 1959. En esa ocasión, el entrevistador John Freeman había preguntado a Jung sobre su creencia en Dios, y este respondió con una afirmación que resonó profundamente entre los oyentes: “No necesito creer, yo sé”. Su declaración provocó una avalancha de cartas dirigidas a Jung, quienes buscaban clarificación sobre su postura. La carta publicada en The Listener funcionó, por tanto, como una declaración madura y reflexiva donde Jung explora su relación con la idea de Dios desde una perspectiva psicológica, alejándose de las convenciones religiosas tradicionales y profundizando en la compleja interacción entre la psique humana y lo que denomina “Dios”.
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Fragmento de la entrevista a Carl Gustav Jung en la BBC, octubre de 1959 – Creer y saber
John Freeman: “¿Y usted creía en Dios?”
Carl Gustav Jung: “Oh, sí.”
JF: “¿Y ahora cree en Dios?”
CGJ: “¿Ahora? Difícil de responder. Yo sé. No necesito creer, sé. (…)"
JF: “¿Y cree que la muerte es el final?”
CGJ: “Bueno, no puedo decirlo… Verás, la palabra creencia es algo difícil para mí. Yo no creo. Debo tener una razón para una cierta hipótesis. O bien sé algo, y entonces lo sé. No necesito creerlo. No me permito, por ejemplo, creer en algo solo por el hecho de creer en ello. No puedo creerlo. Pero cuando hay razones suficientes para formar una cierta hipótesis, acepto esas razones naturalmente, y diría: ‘Tenemos que considerar la posibilidad de esto o aquello’, ¿sabes?”
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La siguiente carta aclaratoria de Jung fue publicada poco tiempo despúes de dicha entrevista, y constituye una suerte de declaración definitiva del Jung maduro sobre la cuestión de Dios.
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Carta de Carl Gustav Jung a The Listener, 21 de enero de 1960.
Traducción: Juan Manuel Otero Barrigón
(una versión del original en inglés está disponible en https://uncertaintist.wordpress.com/wp-content/uploads/2012/04/jung-on-god.pdf)
« Muchas cartas que he recibido han enfatizado mi declaración sobre "saber" (de Dios) [en ‘Face to Face’, THE LISTENER, 29 de octubre]. Mi opinión sobre el "conocimiento de Dios" es una manera de pensar poco convencional, y entiendo perfectamente si se sugiere que no soy cristiano. Sin embargo, me considero cristiano, ya que estoy completamente basado en conceptos cristianos. Solo intento escapar de sus contradicciones internas al introducir una actitud más modesta, que toma en cuenta la inmensa oscuridad de la mente humana. La idea cristiana demuestra su vitalidad a través de una evolución continua, al igual que el budismo. Nuestro tiempo ciertamente demanda un nuevo pensamiento en este sentido, ya que no podemos continuar pensando de manera antigua o medieval cuando entramos en la esfera de la experiencia religiosa.
No dije en la transmisión: ‘Hay un Dios’, dije: ‘No necesito creer en Dios; sé’. Lo cual no significa: ‘Sé de un Dios en particular’ (Zeus, Yahvé, Alá, el Dios Trinitario, etc.), sino más bien: ‘Sé que evidentemente me enfrento a un factor desconocido en sí mismo, al que llamo "Dios" en consensu omnium ("quod semper, quod ubique, quod ab omnibus creditur")’. Lo recuerdo, lo evoco, siempre que uso Su nombre vencido por la ira o el miedo, cada vez que digo involuntariamente: ‘Oh Dios’.
Eso sucede cuando encuentro a alguien o algo más fuerte que yo. Es un nombre adecuado para todas las emociones abrumadoras en mi propio sistema psíquico que someten mi voluntad consciente y usurpan el control sobre mí. Este es el nombre con el que designo todas las cosas que cruzan violentamente y sin miramientos mi camino voluntario, todas las cosas que trastornan mis puntos de vista, planes e intenciones subjetivas y cambian el curso de mi vida para bien o para mal. De acuerdo con la tradición, llamo a esta fuerza del destino en este aspecto positivo así como negativo, y en la medida en que su origen está más allá de mi control, 'dios', un 'dios personal', ya que mi destino significa mucho para mí mismo, particularmente cuando se me presenta en forma de conciencia como una vox Dei, con la cual incluso puedo conversar y argumentar. (Lo hacemos y, al mismo tiempo, sabemos que lo hacemos. Uno es sujeto tanto como objeto.)
Sin embargo, consideraría una inmoralidad intelectual creer en la idea de que mi visión de un dios es el Ser universal y metafísico de las confesiones o 'filosofías'. No cometo la impertinencia de una hipóstasis, ni de una calificación arrogante como: 'Dios solo puede ser bueno'. Sólo mi experiencia puede ser buena o mala, pero sé que la voluntad superior se basa en una fundación que trasciende la imaginación humana. Dado que sé de mi colisión con una voluntad superior en mi propio sistema psíquico, sé de Dios, y si me atreviera a la hipóstasis ilegítima de mi imagen, diría, de un Dios más allá del bien y del mal, que habita tanto en mí como en cualquier otro lugar: Deus est circulus cuius centrum est ubique, cuis circumferentia vero nusquam.
Atentamente,
CARL GUSTAV JUNG »
NOTAS
Párrafo 2: (in) consensu omnium (‘quod semper, quod ubique, quod ab omnibus creditur’), con el acuerdo de todos (‘lo que ha sido creído siempre, en todas partes y por todos’). La fórmula entre paréntesis es lo que San Vicente de Lerins, en El Commonitorio, propuso como un suplemento a la Escritura como criterio para distinguir las doctrinas verdaderas de la herejía.
Párrafo 3: vox Dei, voz de Dios.
Párrafo 4: Deus est circulus cuius centrum est ubique, cuis circumferentia vero nusquam, "Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia no está en ningún lugar", una paráfrasis de la declaración de San Buenaventura en su obra Itinerarium Mentis in Deum (El camino de la mente hacia Dios).
MEDITACION #13
Trickster
Es bromista de lo sagrado, danzando en la frontera de lo permitido.
Es caos creativo, desordenando certezas para abrir paso a lo nuevo.
Es astucia encarnada, desafiando nuestras estructuras con picardía.
Es rebelde con causa, rompiendo moldes para revelar posibilidades nuevas.
Es bufón de la existencia, mostrando la relatividad de nuestras verdades.
Es mensajero de lo inesperado, sacudiendo nuestra complacencia con sorpresas.
Es guardián de lo desconocido, invitándonos a explorar lo que tememos.
JMOB.
El pasado martes 31 de Octubre cerramos la 2da edición del STO "Introducción a la Teoría y Práctica de la Psicología Analítica - C.G.Jung", con alumnos/as de 5to año de la Facultad de Psicología & Psicopedagogía de la Universidad del Salvador.
Fueron otros 3 meses compartiendo las exploraciones del maestro suizo por las profundidades del Alma, un viaje lleno de intuiciones poderosas que a muchos nos ha inspirado a continuar su obra. Además, varios de los estudiantes participantes cursaban su último día de carrera. ¡Que momento!
¡Gracias a los futuros colegas que formaron parte!
Siempre tomó cuenta Jung de las dificultades de expresar y de transmitir que eran los arquetipos, dado que hablar de ellos nos remite necesariamente a la psique. En realidad, cuando se ingresa en estos dominios no hablamos sobre la psique, sino que es la propia psique la que se expresa sobre sí misma. De ahí la incomprensión que notaba el investigador suizo en algunos hombres y el consecuente miedo que denotaban cuando debían admitir su propia femineidad; claro, señalaba; la dificultad surgía cuando entraba en juego lo que era la palabra "Anima" y lo mismo puede pasar, tanto para los hombres como para las mujeres, con ciertos aspectos de la "Sombra" o de cualquier otro arquetipo.
MEDITACION #1
Sobre la frase "Los dioses se convirtieron en enfermedades", de C.G.Jung
En el parágrafo 54 del Vol 13 de las Obras Completas de C.G.Jung ("Estudios sobre Representaciones Alquímicas", Ed. Trotta) se puede leer lo siguiente: "(...) Estamos todavía poseídos por nuestros contenidos psíquicos autónomos como si estos fuesen dioses. Hoy son denominados fobias, obsesiones, etc., en síntesis, síntomas neuróticos. Los dioses se convirtieron en enfermedades y Zeus ya no gobierna el Olimpo, sino el plexus Solaris y produce curiosidades para las consultas médicas o perturba el cerebro de los políticos y periodistas que sin saber desatan epidemias psíquicas".
La frase resumida, que circula por varios lugares, apunta a una idea fundamental en la psicología de la religión junguiana, según la cual los dioses que en otras épocas fueron objeto de culto y veneración, pasaron a ser representaciones simbólicas de procesos psicológicos inconscientes que comenzaron a manifestarse en forma de padecimientos psíquicos.
Jung sostenía que, a medida que la humanidad se fue desenvolviendo en los últimos siglos, las estructuras sociales y culturales que antes proveían sentido de pertenencia y seguridad comenzaron a debilitarse, dejando un vacío que se tradujo en la pérdida de contacto con la dimensión espiritual. En el pasado, los dioses en tanto representaciones simbólicas de contenidos del inconsciente profundo, eran venerados y adorados como seres divinos. Sin embargo, con el paso del tiempo, el desarrollo de la ciencia y la secularización de la cultura occidental, se devaluó la relación con lo espiritual y lo trascendente. Esta pérdida del sentido de lo divino propició que dichos contenidos comenzaran a manifestarse en la psique individual como síntomas y patologías diversas.
No hay que olvidar que para Jung, en una de sus contribuciones más potentes, la función religiosa de la psique remite a una necesidad innata que tiene el ser humano de vincularse con algo espiritual y trascendente. En su pensamiento, la psique no puede ser totalmente comprendida si no se toma en cuenta esta dimensión. Jung sostenía que la función religiosa de la psique no se limita a una religión o sistema de creencias determinado, sino que tiene diversas expresiones, en diferentes épocas y culturas. La función religiosa puede ser entendida a partir de la búsqueda de sentido y conexión con algo más grande y profundo que el individuo mismo.
Jung también consideraba que la función religiosa es fundamental cuando hablamos de la salud psicológica y emocional del ser humano, y que la falta de una conexión significativa con algo trascendente es una ruta bastante propicia a la desesperanza, la ansiedad y/o la depresión. Esta función religiosa de la psique se puede vehiculizar por varias vías, entre ellas la experiencia mística, la creatividad artística, la práctica de la meditación, y otras formas de atención a lo espiritual.
JMOB.