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domingo, 1 de marzo de 2020

Sobre la tradición


Podemos reconocer dos grandes modos de vincularnos a la tradición. Elijo denominarlos, “tradición abierta” y “tradición cerrada”. En el primer caso, la tradición es aquello que formula determinadas premisas, valores y categorías de pensamiento, que necesitan ser permanentemente actualizadas, revisitadas y reinterpretadas. En su segunda forma, se trata de categorías congeladas de una vez y para siempre, lo que autoriza a cierta clase o grupo social a ejercer el dominio en tanto garantía de su custodia. Cómo interpretamos la tradición supone una postura subjetiva, un modo de vida. Implica interrogarnos sobre la manera en que nos relacionamos con el pasado de la cultura, y cómo actuamos dentro de sus márgenes. Una de las posturas más radicales, y de enorme actualidad, es deshacerse de las tradiciones, descartarlas por obsoletas. Mientras que en su extremo opuesto, estamos asediando las penumbras del fanatismo. Sin embargo, son dos posturas contrarias sólo en apariencia: el fanatismo no puede, ni quiere, cambiar nada, aferrándose a un pasado puro y pretendidamente mejor. Mientras que la renegación y el rechazo, al no hacerse cargo de lo recibido, tampoco es capaz de introducir cambios. Gran parte de nuestro despliegue creativo, y del atribulado mundo en que vivimos, depende de cómo se mire a la tradición.

jueves, 1 de agosto de 2019

A propósito del Veganismo


Obra: Dana Ellyn

Somos omnívoros
Hace tiempo que en nuestras charlas en los colegios algunos chicos plantean el veganismo o vegetarismo como solución a la problemática ambiental.
Esta filosofía de vida es respetable (cada uno puede hacer lo que quiera) pero creo que se contradice con algunas cuestiones bio-ecológicas. 
Los humanos somos animales omnívoros: tenemos dientes que permiten desgarrar (no sólo moler como los de los herbívoros), nuestros intestinos son más cortos y contamos con enzimas capaces de degradar la carne. 
En los ecosistemas, las relaciones interespecíficas implican que unos coman a otros y eso mantiene el equilibrio natural. 
Los humanos además contamos con una capacidad especial que nos distingue del resto de las especies: la elaboración de pensamientos complejos y la capacidad de programar a largo plazo. Por esta cualidad el hombre, a lo largo de su historia ha desarrollado técnicas de caza y domesticación de otras especies que le sirven como alimento. Así como también ha desarrollado técnicas agrícolas para cultivar determinados vegetales. Los animales producidos para nuestra alimentación son parte de un proceso evolutivo. Sólo es necesario mantener el equilibrio. Los extremos son peligrosos, son la génesis de los fanatismos.

Rocío Zabala, bióloga