viernes, 20 de octubre de 2017

Sobre la perennidad de la palabra escrita


"La escritura transformó la mente humana más que cualquier otra invención. La escritura crea aquello que fue definido como un lenguaje "descontextualizado", o un discurso "autónomo", es decir un tipo de discurso que, a diferencia del oral, no puede ser discutido o confrontado directamente, dado que perdió contacto con el autor. Las culturas orales conocen un tipo de discurso autónomo hecho de formas rituales fijas, por ejemplo en los vaticinios o en las profecías; quien enuncia sólo es considerado intermediario, no la fuente. El oráculo de Delfos no era responsable de lo que decía, pues sus juicios eran percibidos como la voz del dios. La escritura, y aún más la escritura impresa, tienen en sí algo de esta cualidad de oráculo. Como el adivino o el profeta, el libro transmite una enunciación que emana de una fuente, representada por quien ha efectivamente "hablado" o escrito el libro. El autor podría ser desafiado si fuera posible alcanzarlo, pero de hecho él no puede ser alcanzado en ningún libro. No hay modo directo de refutar un texto. Luego de una impugnación cabal y destructiva, seguirá diciendo las mismas cosas que antes. Éste es uno de los motivos por el cual la expresión "el Libro dice" asumió popularmente el mismo significado de "es verdad".

Walter J. Ong, filósofo

viernes, 13 de octubre de 2017

Sobre la realidad robada

"Edipo y la Esfinge", por Francois Xavier Fabré

“La de Edipo no es la historia de un individuo sino la de toda una familia. (…) En la historia de Edipo, su padre Layo (…) abusó sexualmente de Crisipo, el hijo de su anfitrión Pélope. Ya sea como consecuencia de una relación seductora o de una violación, el hijo de Pélope se suicida o es asesinado después de este episodio. Al convertirse en padre, Layo prosigue del mismo modo su obra de destrucción al querer anular la existencia de su hijo. El mito nos informa sobre el aspecto inevitable de este eterno retorno a sí mismo: si no hacemos el trabajo de sacar a la luz y a la conciencia nuestros propios errores, éstos no dejan de repetirse. (…) Los incumplimientos éticos que han tenido lugar en la generación anterior se vuelven visibles en la vida de los descendientes, bajo la forma de síntomas o repeticiones. (…) El estudio de los fenómenos de repetición transgeneracional muestra que ciertos eventos vividos por los ascendientes, y en particular la manera según la cual éstos fueron registrados y aprehendidos, dejan huellas indubitables en la vida de los descendientes. (…) La difícil travesía de Edipo es el camino de la evolución de la conciencia. El niño no es culpable de los errores de su padre y no obstante debe asumir la responsabilidad en términos de herencia y pensar por sí mismo en lugar de someterse a la fatalidad. (…) En la película `El castillo de la pureza´, un padre despótico mantiene encerrados a su mujer y a sus tres hijos en la casa familiar, que también es la sede de su empresa. El discurso que profiere este hombre para legitimar este dominio es la perversión del mundo exterior, contra la cual pretende proteger a los suyos. El día en el que el hijo y la hija adolescentes, enloquecidos por un deseo confuso de encuentro con el otro, a través de la sexualidad, caen el uno en los brazos del otro, ¿son culpables del incesto que están a punto de cometer? ¿Acaso no concurrió todo para crear esta aberración? ¿No hizo el padre todo lo posible para que esta situación apareciera como la única posibilidad que le queda al deseo?“.

"Del abuso al incesto: la realidad robada", de Carole Labedan

viernes, 6 de octubre de 2017

Sobre la metafísica del fuego


"El asceta fue el primer ser vivo que trató el dolor como nuestros antepasados trataron el fuego cuando lo dominaron. Todos los animales huyen del fuego. Hasta la era del pitecántropo, hace varios cientos de miles de años, la aparición de la llama provocaba siempre un universal reflejo de huida. Ahora la antropología sitúa con frecuencia el verdadero nacimiento del hombre en aquel momento solemne en que por primera vez un ser consciente se atrevió a mirar cara a cara al viejo enemigo y examinarlo serenamente para convertirlo en instrumento de su supremacía. En el instante en que el hombre se atrevió a coger una antorcha con la mano para verla y amenazar con ella a sus enemigos, se apartó del mundo animal. El fuego no dejó por ello de quemar. Pero ya no quemaría al hombre". 


Aimé Michel, "El misticismo: el hombre interior y lo inefable"EdPlaza&Janes


"Llegará el día, en que despúes de aprovechar el espacio, los vientos, las mareas y la gravedad, amarraremos en Dios las energías del amor. Y ese día, por segunda vez en la historia de la humanidad, el hombre habrá descubierto el fuego".

Pierre Teilhard de Chardin