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sábado, 9 de noviembre de 2024

¿Podrían evitarse las guerras? Por Néstor E. Costa

 
"Descanso de Marte", Diego Velázquez, c. 1640


¿Podrían evitarse las guerras?

Por Néstor E. Costa*



Solía recordar frecuentemente el psicólogo y psiquiatra suizo Carl G. Jung, que no hay idea que no tenga su antecedente histórico y la que promueve este breve escrito es una de ellas. Precisamente, si hay algo que tenga antecedentes desde hace muchos milenios es la guerra. Ese compendio de actitudes de todo tipo, desde las más sublimes hasta las más aberrantes.

Partamos de la premisa que todo fenómeno complejo y la guerra lo es, no se debe a sólo una causa. Por definición es multicausal. Para muestra basta sólo un botón dice el refrán. Así que veamos ese botón: Hace un poco más de cien años comenzaba la Primera Guerra Mundial (1914-1918), de acuerdo a la mayoría de los historiadores, habría no menos de seis teorías distintas que explicarían a que se debió la misma: cuestiones económicas, territoriales, expansivas, políticas, etcétera. Pero ninguno de dichos analistas nos dice que el inicio, el desarrollo y el fin de la misma, como de otras tantísimas a través de los milenios, ha sido el ser humano, es decir, su psique.

Hay una película de origen estadounidense cuyo título en castellano es: “El hombre sin sombra”, como no la vi, simplemente me atrajo aquello del hombre “sin sombra”, así que realmente no sé si se refería a la sombra física o aquel arquetipo al que nos remite Jung y que es una parte tan importante del psiquismo. Tan importante es, que lo señala en más de una oportunidad: “no hay sujeto sin sombra”. Habida cuenta que la “sombra” serían todos aquellos aspectos negativos de la personalidad que habitan
nuestro inconsciente personal y que suelen estar cercanos a nuestra consciencia, incluso hasta podemos dar cuenta de ellos no más una situación de vida nos incomode, nos frustre, nos angustie o nos enoje.

¿Pero que será aquello de la sombra que pueda tornarla tan peligrosa? Primero: sus múltiples maneras de manifestarse, tanto hacia la propia persona como hacia las cosas o hacia otros.

Segundo: relacionado con lo primero, la carga de energía que llevaba la acción que provocó que se manifestara la “sombra”. Fuera ésta expresada con gritos, golpes, gestos o con un arma.

Tercero: el hecho que, si bien la sombra habita en general lo inconsciente personal, sus raíces se hallan en la parte más profunda y arcaica de lo inconsciente colectivo, lo que significa que existe la posibilidad que supere el simple marco de una reacción individual para expresarse en el orden de lo colectivo. Es en este punto donde entraría a evaluarse el porqué de una guerra, para lo cual tendremos que empezar por analizar al “yo”, ese débil sujeto de la consciencia que intenta guiarnos por la vida.

El “yo” para Jung es la máscara que nos vincula con el mundo, asiento de la consciencia, siendo la parte superior de un psiquismo compuesto por un “inconsciente personal”, el lugar de las represiones, de los olvidos, de las supresiones, pero cuya energía a veces no llega a impactar a la consciencia, otras veces sí , dando lugar a las neurosis, pero también de la existencia de un “inconsciente colectivo”, asiento de las formas de ser y de pensar de todos; este “inconsciente colectivo” no es pasible de concientización, pero sí de la forma de actuar que ha tenido la humanidad. Un espacio teórico que podría considerarse también como la forma ancestral que nos iguala a todos. Señalemos que a nivel individual puede
manifestarse en determinadas circunstancias y cuando lo hace, puede generar un trastorno mental grave, dado que el “yo” de ese sujeto ha sido “absorbido”, “anulado”, por lo colectivo. Ahí tenemos una psicosis. Pero cuando ese estrato arcaico se manifiesta colectivamente, por ejemplo, a nivel de una nación o de varias, tendremos una guerra o una guerra civil.

Ese “yo”, por otra parte, disminuirá su potencia equilibrante en la medida en que se encuentre en medio de una “masa” de gente, dado que la masa de gente- cada uno con su propio “inconsciente colectivo”- si bien genera una altísima energía, no pasa lo mismo con el “yo”, que consecuentemente disminuye su posibilidad de elección y de toma de decisiones, ejerciendo ese control que hasta ahora era del “yo”, la masa. Es decir, comienzan entre los sujetos las llamadas “identificaciones” o “participaciones místicas”, al decir de Levy Bruhl, sobre todo, cuando el sujeto, por más capaz o sensible que sea, participa del mismo pensar que la masa. Casos clásicos, en este sentido, son los actos políticos o los
cánticos de una barra en una cancha de fútbol. Ambas masas, pueden generar momentos agradables o altamente destructivos.

Vamos a ver algunas reflexiones del propio Jung en este sentido que son realmente lapidarias, pero a nuestro modo de ver, muy ciertas. Si bien no podemos dejar de tomar en cuenta que fueron dichas hacia finales de la década de 1930, con todo lo que ello implicó para la Europa de esa época.

No todo el mundo tiene virtudes, pero todo el mundo tiene bajos instintos animales, la sugestibilidad básica del hombre primitivo de las cavernas, las sospechas y los trazos viciosos del salvaje. El resultado es que una nación con varios millones de personas ni siquiera es humana. Es una lagartija, o un cocodrilo, o un lobo.” “¿No sabe que, si elige a cien personas entre las más inteligentes del mundo, y las agrupa, formarán una multitud estúpida? Diez mil de ellas juntas tendrían la inteligencia de un
reptil. En una muchedumbre, las cualidades comunes que todos poseen se multiplican, se apilan, y se convierten en características dominantes de toda la muchedumbre.” “La masa no alcanza el nivel de las inteligencias superiores que la componen.” “Lo inconsciente colectivo es un hecho real en los asuntos humanos. Todos participamos en él. En un sentido constituye la sabiduría humana acumulada que heredamos inconscientemente; en otro sentido amplía las emociones humanas comunes que todos compartimos” (Hull- McGuire, p.146 y ss.).

Pero veamos qué nos dicen otros autores al respecto.

En 1931, la Comisión Permanente para la Literatura y las Artes de la ya desaparecida Liga de las Naciones, antecedente de lo que años más tarde sería la actual Naciones Unidas, encargó a Albert Einstein que organizara un intercambio epistolar entre reconocidos intelectuales de esa época sobre temas escogidos y que fueran de interés para la mencionada Institución. Uno de los elegidos fue Sigmund Freud a quien le escribe en julio de 1932, aceptando éste de inmediato la invitación a participar.

En uno de los párrafos de la misiva de invitación, Einstein le pregunta al Dr. Freud: ¿Hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra? Más adelante, el autor se pregunta, refiriéndose a quienes instrumentan el uso de las mismas: “¿Cómo es que estos procedimientos logran despertar en los hombres tan salvaje entusiasmo, hasta llevarlos a sacrificar su vida? Sólo hay una contestación posible: porque el hombre tiene dentro de sí un apetito de odio y destrucción. En épocas normales existe en estado latente, y únicamente emerge en circunstancias inusuales”.

La respuesta de Freud no se hizo esperar. “Lo ha dicho Ud. casi todo en su carta…me limitaré a corroborar todo cuanto usted expresa, procurando exponerlo más ampliamente según mi mejor saber o conjeturar”.

Siguiendo a Freud, éste pensaba que los conflictos de intereses (analizando la historia de la humanidad) entre los hombres se zanjan, en principio, mediante la violencia, al igual que en todo el reino animal del cual el hombre no debiera excluirse. Si nos situamos en una pequeña horda primitiva, señala, era la fuerza muscular la que decidía una disputa. La fuerza muscular se vio pronto superada por la aparición de las armas, quien tiene las mejores armas o sabe usarlas mejor, es quien vencerá e
impondrá su voluntad. El fin último de esa lucha será matar a su rival, lo que, a modo de beneficio secundario, es también una advertencia para otros grupos.

El planteo freudiano en respuesta a las inquietudes de Einstein, lo lleva a aceptar la idea del físico, de que en el ser humano hay una pulsión a odiar y aniquilar y señala lo que se entiende por la idea pulsional en psicoanálisis.

Para el Psicoanálisis, el ser humano tiene lo que se denomina pulsiones, entendiendo con ello una carga energética y un factor de motilidad que tiende hacia un fin y existirían de dos tipos: las llamadas “eróticas” (reúnen y conservan) en el sentido de Platón, tal como lo presenta el filósofo a esta suerte de genio en “El Banquete” o también llamadas “sexuales” y otras pulsiones que quieren destruir y matar y que se reúnen bajo el título de pulsiones de “agresión” o de “destrucción”. Ambas pulsiones son indispensables para la vida, a punto tal que, ninguna puede actuar por separado, siempre se encuentra ligada con un cierto monto de energía con su opuesto. Un ejemplo de lo que nos plantea Freud es que la pulsión de autoconservación, que es para este autor de origen erótico, necesita disponer de la agresión, si quiere lograr su objetivo.

Pero hay algo más que interesante en su planteo, por ejemplo, en lo relativo al placer, que no sólo puede observarse en actos que estén de acuerdo con lo que se entiende vulgarmente por dicho término, sino que está también ligado al agredir, al destruir o en las innumerables crueldades que a través de la historia de la humanidad se han podido constatar y se siguen observando en la vida cotidiana, lo que confirma su existencia e intensidad, y por las cuales el ser humano también obtiene placer y disfruta. Casos como las parejas sado/masoquista son un claro ejemplo.

Es indudable que la pulsión de destrucción de acuerdo a Freud, trabaja “dentro” de todo ser vivo con lo que se produce una tendencia inconsciente en el sujeto de conducir la vida al estado de la materia
inanimada. Este planteo de Freud lo llevó a cambiar de nombre a dicha pulsión, sin abandonarlo del todo y denominarla “pulsión de muerte”. Por lo que, así como las “pulsiones eróticas” o “sexuales” representan la vida y sus afanes, así la “pulsión de muerte” deviene en “pulsión de destrucción
cuando es dirigida hacia afuera. “El ser vivo preserva su propia vida destruyendo la ajena“.

Conclusiones:

Tanto Freud como Jung y otros autores, proponen distintas formas para evitar la guerra, cualquier tipo de ella. Pero coinciden en que debe ser aumentando todo lo que tenga que ver con el amor y aceptar, para poder dominar, todo lo relacionado con la “sombra” o con la llamada “pulsión de
muerte”. Nadie puede dominar a sus pasiones si antes no las enfrentó, decía Jung con suma claridad. Pero lo dicho será con el tiempo, nada fácil por cierto, habida cuenta que el ser humano ha guerreado desde tiempos inmemoriales y que en pleno siglo XXI se desarrollan unas 30 tipos de guerras de baja intensidad, sin que la inmensa mayoría de los habitantes del planeta sepan algo sobre ellas. Todavía está muy vigente el viejo proverbio romano: Si vis pacem para bellum.


Bibliografía:

William McGuire y R.F.C. Hull. Encuentros con Jung. Editorial Trotta, Barcelona, 2000.



Néstor E. Costa es Analista Junguiano y Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996. 


jueves, 1 de agosto de 2024

Reflexiones Junguianas (XI), por Néstor E. Costa

 


Como sabemos, los dioses, desde la perspectiva de Jung, son "arquetipos"si bien con las singularidades típicas de la cultura en las que surgen. Muchos creen que por ello han desaparecido y que su actuación en el mundo ha quedado relegada a ese pasado mítico y que hoy no son más que leyendas superadas. Sin embargo, cuando se advierte que tienen un estrecho parentesco  con las conductas humanas, es decir, cuando se las relaciona simbólicamente con ellas, la cosa cambia considerablemente. Siguiendo al investigador suizo en estos aspectos podríamos decir que los dioses, al igual que los arquetipos, no envejecen. Sólo pensar que en casi todos los panteones míticos hay un dios de la guerra, nos exime de mayores comentarios. "Los arquetipos son como los lechos de los ríos abandonados que después de un tiempo indeterminado largo el agua vuelve a rellenar". Por lo que, "cuanto más prolongadamente hayan mantenido ese curso tanto más probable es que, antes o después, vuelvan a él."

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A veces sucede que alguien pregunta si hacer consciente lo inconsciente cambia el contenido de lo inconsciente. Jung,  en este sentido es claro: "Cuando en el individuo cambia considerablemente el estado de consciencia, también cambian los contenidos de lo inconsciente constelados por él"; así como: cuanto más se aleja la situación de la consciencia de cierto punto de equilibrio, más peligrosos se vuelven los contenidos inconscientes que aspiran al equilibrio.

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Es importante destacar en lo que hace a la teoría de Jung, la insistencia de su autor en que cada individuo tiene una particular "Weltanschauung" (cosmovisión) la que generalmente versa sobre el hombre y el mundo por lo que se comprenderá que la misma es, fundamentalmente, un problema histórico. Esta cuestión alude sin embagues a la "relación compensatoria" existente entre la consciencia y lo inconsciente, dado que este último intenta completar a la parte consciente de la psique añadiendo aquello que "falta" para completarla y evitar un posible desequilibrio de ésta, por lo que la tarea principal del psicólogo suizo fue la de investigar las formas de expresión de lo inconsciente, es decir, "aprender su lenguaje simbólico" y como los mismos brotan de zonas arcaicas de la psique entendió como necesario "meterse" con materiales históricos.
Este material al que simplemente vamos a nombrar y como seguramente muchos ya sospechan, nos remite a los mitos, cuentos, creencias, etc. y que suelen manifestarse, a nivel personal, en los sueños, visiones, fantasías y hasta  en los delirios de los enfermos mentales; lo extraordinario es que muchas de las figuras que componen esta fenomenología suelen repetirse, formando "motivos" aunque con ropajes diferentes dada la cultura y la época en que surgen. Por lo que la investigación se centrará en el estudio de los mismos.
Como dice Jung: "En todo el ámbito psíquico hay "motivos", es decir, figuras típicas que se remontan muy atrás en la historia e incluso en la prehistoria, por lo que podemos llamarlas "arquetipos". En otras palabras, formarían parte de la estructura de lo inconsciente humano para el investigador, "pues no puedo explicarme de otra manera su presencia universal e idéntica a sí misma, ya sea el redentor, un pez, una liebre, un cordero, una serpiente o una persona".



Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.


martes, 23 de enero de 2024

Reflexiones Junguianas (X), por Néstor E. Costa

 


Sabemos que la ciencia mecanicista o ciencia formal es la "reina" de los saberes. Pero también comenzamos a sospechar desde hace ya varios años que no es la única forma de conocimiento al que el ser humano puede aspirar. Y ha sido precisamente la física la que, con sus nuevas indagaciones, está demostrando que hay una unidad entre todas las cosas que existen en el universo. Es decir, el paradigma dominante de la diferenciación y separación y de las especializaciones, sin ceder su lugar, reconoce una nueva cosmovisión indivisa de mucha mayor amplitud, la que se conoce como campo unificado de energía. Por otra parte, esta nueva visión fue anticipada, según época y perspectivas, por pensadores como el griego Empédocles, el gnóstico Plotino y filósofos como Leibniz y Schopenhauer y más recientemente por investigadores como Carl G. Jung y Edgard Morin.

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Hay una palabra que suele usarse en forma frecuente y coloquial y la misma es "destino". Una de las definiciones que el Diccionario de la Real Academia Española tiene para esta término es:"encadenamiento necesario y desconocido de los acontecimientos", pero también la emparenta con otro vocablo: "suerte" y dice: "no debemos acusar al destino de nuestras desgracias". Ejemplo este último que me hizo recordar una conocida frase de Jung: "lo que no se hace consciente se transforma en destino". Como puede verse en el propio determinismo que encierra cualquiera de estos acaeceres, coexisten en forma simultánea las polaridades positivas y negativas las que son propias de toda situación humana. 
Pero, ¿cuál es el presunto origen de este término?: Hesíodo (siglo VIII a. de C.) en su "Teogonía" dice que es una divinidad ciega, hija del Caos y la Noche y al cual todas las divinidades le están sujetas. El cielo, el mar, la tierra y los infiernos están bajo su dominio y nadie puede cambiar sus resoluciones. Al decir de los estoicos, era aquella fatal necesidad según la cual todo sucedía en el mundo. Por su parte, el poeta latino Ovidio  pone en boca de Júpiter (Zeus para los griegos) "que él está sujeto a la ley del destino". El mismo poeta ha de sostener que "los destinos de los reyes estaban grabados sobre el diamante". Sin embargo, Virgilio, deja entrever en uno de sus escritos que había forma de eludir al destino. 
Servidoras fieles de esta divinidad ciega eran las famosas "Parcas" (equivalentes a las Moiras griegas) a quienes se las representaba como hilanderas, cuyo hilo, que era la vida de los seres, dependía de los dictados del Destino. Tampoco el gran poeta griego Homero dejó de tener en cuenta a esta poderosa divinidad.

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En más de una oportunidad seguramente se han preguntado (sobre todo aquellos que desconocen sus propuestas) porqué Jung ha recurrido a explicaciones que tienen que ver con otras disciplinas aparentemente muy lejanas de la psicología, como puede ser la física, para explicar su cosmovisión. Las respuestas pueden ser varias, pero solamente voy a dejar entrever dos que me parecen de suma importancia. La primera es generalizante y es la que tiene que ver con la palabra " psicología", que significa "estudio del alma" y por extensión, pero de mayor especificidad, la de su aplicación, la "psicoterapia" y cuya esencia es el "tratamiento del alma". Como dice el propio investigador suizo: "el alma es el lugar de nacimiento de toda actuación, de todos los acontecimientos" que se vinculan con el ser humano. 
La segunda respuesta a esa pregunta del comienzo, es el propio aspecto científico que le incumbe, es decir, que ninguna especialidad debería ponerse límites a sí misma dado que el hacerlo implicaría un cercenamiento a sus posibilidades. Por eso, en lo que hace a la psicoterapia ha de resaltar el valor que juega el alma en sus múltiples vinculaciones.
"Los trastornos anímicos tal vez, dejen más claro que las enfermedades corporales que el alma es un todo en el que cada parte depende de las demás. Con su neurosis, el enfermo no nos trae una especialidad, sino toda un alma y un fragmento del mundo al que esta alma está unida, y sin el cual no la podríamos entender suficientemente". (Jung, "Problemas generales de la psicoterapia"-parág. 212).


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.

lunes, 18 de septiembre de 2023

Reflexiones Junguianas (IX), por Néstor E. Costa

Siempre tomó cuenta Jung de las dificultades de expresar y de transmitir que eran los arquetipos, dado que hablar de  ellos nos remite necesariamente a la psique. En realidad, cuando se ingresa en estos dominios no hablamos sobre la psique, sino que es la propia psique la que se expresa sobre sí misma. De ahí la incomprensión que notaba el investigador suizo en algunos hombres  y el consecuente miedo que denotaban cuando debían admitir su propia femineidad; claro, señalaba; la dificultad surgía cuando entraba en juego lo que era la palabra "Anima" y lo mismo puede pasar, tanto para los hombres como para las mujeres, con ciertos aspectos de la "Sombra" o de cualquier otro arquetipo.

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En el mundo del enfermo mental sus imágenes lo sumen en fatal confusión, pero también son la matriz de la fantasía creadora de mitos, los cuales han desaparecido de esta época racional.
Como dice Jung, la fantasía mítica existe en todas partes y es tan mal vista como temida, dado que es la senda que conduce a las profundidades de lo inconsciente. En la parte II del Fausto, el investigador, nos recuerda la sentencia que allí escribe Goethe: "Atrévete a abrir las puertas ante las cuales todos prefieren pasar de largo...".

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Hay una faceta de la personalidad de Jung poco conocida para aquellos que no han leído su obra. Fue un hombre que en un momento determinado de su vida decidió crear un lugar físico para usarlo como una suerte de retiro, con la finalidad que el mismo expresara su mundo interior.
Así nació Bolligen, en las orillas del lago de Zurich; una suerte de  edificio con forma de torre hecho de piedras, sin electricidad, ni adelantos modernos de ningún tipo, a punto tal, que durante la noche encendía viejas lámparas de aceite para iluminarse y hasta el agua la extraía de un pozo. 
La primera torre la construyó en 1923, después de la muerte de su madre y añadió nuevas secciones a lo largo de un período de treinta y dos años. Allí, Jung pasaba largas horas, incluso solía hacerse la comida cortando leña y cocinando sus alimentos. Decía que la sensación de reposo y el silencio que lo rodeaba lo hacían vivir en modesta armonía con la naturaleza, haciéndolo sentir con plenitud su mundo interior. Una de sus reflexiones nos vincula directamente con esa profundidades psíquicas ignotas: solía decir que  los pensamientos que lo invadían procedían de hace muchos siglos y que por consiguiente,"anticipaban un futuro remoto": "Allí veo la vida como un círculo, como algo que siempre está llegando a ser y pasando".


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.


viernes, 3 de febrero de 2023

Reflexiones Junguianas (VIII), por Néstor E. Costa

Desde hace un tiempo a esta parte, he notado que en algunos escritos, pero sobre todo en televisión, se usa el vocablo "extrovertido" , en lugar del clásico y utilizado por Jung: "extravertido". El uso actual con "o" y ya para su época, decía el pensador suizo, que era un mal uso del latín. Evidentemente el dinamismo del lenguaje ha sido decisivo en este cambio de grafía y seguramente aceptado como tal por la Real Academia Española, y así acaba de aseverármelo una colega. En un viejo diccionario que poseo, de la década de 1970 y de cinco volúmenes, hay una sola palabra que empieza con "extro" y es "extrospección", término que vincula a criterios objetivos de observación del comportamiento humano, pero esto ya es harina de otro costal.

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La frecuente confusión que un arquetipo puede ser aclarado totalmente y por ende, superado, lleva a veces a equivocaciones teóricas. Como bien lo señala Jung, los mejores intentos de explicación son al fin de cuentas intentos de una "traducción" más o menos lograda de un grupo de imágenes a otro, dado que el lenguaje no es otra cosa que un conjunto de imágenes. La explicación sobre un arquetipo debe guardar, en lo posible, el sentido funcional del arquetipo en cuestión, de tal forma, que el mismo sea comprensible para la consciencia.

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Sabemos que Jung se refirió al arquetipo del "sí- mismo" (el arquetipo central de la personalidad o de la jerarquía) de diversas maneras. Una de las formas que ha tenido de referirse a este tema ha sido desde la alquimia. Voy a remitirme a un texto de su autoría: "Estudios sobre representaciones alquímicas", dice el investigador:
"Las denominaciones simbólicas de "prima materia", remiten al "ánima mundi", al hombre platónico originario, al "anthropos" y al Adán místico, que es concebido como redondo (totalidad), cuadripartito (lo diferente que se reúne en sí), hermafrodita (más allá de la separación de géneros sexuales, es decir, sobrehumano) y húmedo (es decir, psíquico). Esta forma describe el "sí-mismo", la indescriptible totalidad del hombre".


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.

martes, 18 de enero de 2022

El Inconsciente Bifronte


De los escritos del Dr. Néstor Eduardo Costa (AFIPA): 
"Los misterios de la antigüedad han fascinado siempre a las personas que han leído sobre ellos. Jung, por ejemplo alude a los misterios dionisíacos cuando los describe como los últimos representantes del paganismo pecador y a la vez alegre, los que aludirían, psicológicamente hablando, al aspecto grotesco e inquietante de lo inconsciente colectivo, aquellos aspectos que permanecen en su estado originario y salvaje. Pero esta cuestión habilita a otro tema sumamente importante: que lo inconsciente no es sólo, podríamos decir, malvado y natural sino también fuente, como lo señala Jung, de los bienes supremos, por lo tanto, no sólo es oscuro, sino también luminoso; demoníaco, pero también divino".

martes, 9 de marzo de 2021

Reflexiones Junguianas (VII), por Néstor E. Costa


Para la ciencia psicológica la única "realidad" es precisamente la "realidad psíquica". Habría montones de ejemplos para seleccionar, pero hay uno que siempre me atrapó y es el cambio de paradigma que implicó Copérnico para la ciencia astronómica, al demostrar, contradiciendo el principio de Ptolomeo, que la tierra gira alrededor del sol y no al revés. Sin embargo, para nuestro psiquismo profundo y hasta para el saber vulgar no es así. En los diarios y en los medios de comunicación se sigue leyendo el "el sol sale a las....", " el sol se pone a las...." por lo cual, el sol es el que gira alrededor de la tierra, con su "salida" y su "puesta" colocando a la tierra, psicológicamente hablando, en el "centro" del sistema. Sin mencionar a la percepción que "ve" como el sol "se asoma" por el horizonte y se "esconde" muchas horas después de igual forma. Las ideas arquetípicas no ceden su espacio fácilmente, siguen su derrotero, dado que miles y miles de años de pensar y percibir el mundo de una forma no pueden ser eliminados sin más por unos pocos cientos de años y del que se requiere un juego intelectual para dar cuenta de ello.
Es como un río, al que se le desvía de su cauce, pero una vez removido el obstáculo que impedía su natural recorrido, éste vuelve a retomar su viejo camino.

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Me ha parecido interesante una reflexión de Jung, basada en su método dialéctico terapeútico y en su enorme experiencia clínica. Va de suyo que muchos acordarán con ella y otros, seguramente la rechazarán de plano y es la que dice:
"Las virtudes y los talentos son esencialmente distinciones individuales y no son propios del hombre en general, las aglomeraciones humanas tienden siempre a la psicología gregaria, a la estampida ciega y a la psicología de masas, a la brutalidad y al sentimentalismo histérico...hay innumerables personas que no sólo son básicamente colectivas, sino que además tienen la ambición de no ser otra cosa que colectivas. Esto cuadra con todas las tendencias educativas, al uso, que entienden la individualidad como sinónimo de anarquía. En este nivel, lo individual es considerado de menor valor y reprimido."

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Ha sido de siempre conocido la humildad con la que Jung expuso la "validez" de su teoría. Ya en una conferencia de 1929 señalaba que hay una pluralidad de opiniones contradictorias en la psicología aplicada, cuestión, agregamos nosotros, que muchos años después sigue igual, como sabemos. Pero esto no debe ser tomado como algo nocivo, por el contrario, enriquece a esta moderna disciplina. Señalaba el investigador suizo, que aún estamos muy lejos de saber algo riguroso sobre el objeto más distinguido de la ciencia, el alma humana. De momento tenemos simplemente unas opiniones más o menos plausibles que no coinciden entre sí.
Y advertía con meridiana claridad: "Como se sabe, se puede aguantar durante muchísimo tiempo una teoría deficiente, pero no unos métodos terapéuticos deficientes...he acumulado una colección considerable de fracasos, los cuales se me han grabado más que mis éxitos. Cualquiera puede tener éxitos en psicoterapia, empezando por el curandero primitivo Pero el psicoterapeuta aprende poco o nada de sus éxitos, pues éstos le confirman sus errores. Por el contrario , los fracasos son experiencias valiosísimas, pues abren el camino a una verdad mejor y además nos obligan a cambiar nuestra teoría y método".


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.

miércoles, 8 de julio de 2020

Algunas precisiones en torno a los Misterios de Eleusis (Dr. Néstor E. Costa)

"Los Misterios Eleusinos", Paul Sérusier, 1888

Hoy vamos a comenzar con un tipo de reflexión cuyo contenido se halla directamente relacionado con ciertos mitos. Me refiero a los Misterios de la antigüedad, palabra que de por sí suele generar en muchas personas una fuerte atracción, cuando no una gran curiosidad por saber en qué consistían los mismos. Estos Misterios, debían considerarse como verdaderas iniciaciones, a punto tal, que Arístides en el siglo II de nuestra era dijo que quienes tenían la fortuna de participar en ellos sentían que era algo "nuevo, sorprendente, inaccesible a la cognición racional".
Han sido, sin lugar a dudas, dentro de nuestra tradición greco/latina los Misterios Eleusinos o de Eleusis los más importantes del mundo antiguo. Eleusis era una localidad situada a pocos kilómetros de Atenas y se sabe que al menos desde mil años antes de Cristo se llevaron a efecto ceremonias iniciáticas en el Templo allí situado con el fin de rendirle culto anualmente a la diosa de la tierra Deméter (Ceres para los romanos) y al rapto de su hija Perséfone, por el dios del infierno Hades. Según autores, parece ser que estos rituales, que como tales convocaban al mito, provenían de Creta. Por otra parte, es interesante lo que destaca Bentue, cuando señala que el prefijo "De" que inicia el nombre de la diosa, equivale a "Ge", que significa tierra, de lo que se deriva su simbolismo como "Madre Tierra".
Este mito, ha llegado en su versión más original en un texto del siglo VII a. de C., conocido como "Himno Homérico a Deméter". Hay que destacar que hay pasajes del mismo dañados y si bien no es nuestra intención transcribirlo en su totalidad, nos parece interesante su inicio, que para nuestros fines es importante:"Comienzo por glorificar en mi canto a Deméter, veneranda diosa de hermosa cabelllera, y a su esbelta hija (Perséfone) a quien arrebató Hades".

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Respecto al elaborado ritual iniciático de los misterios eleusinos, debemos recordar que sus protagonistas principales son las diosas Deméter y su hija Perséfone, la que había sido raptada por parte de Hades, dios del Infierno y de los muertos para hacerla su esposa, rapto, por otra parte, que cae dentro de lo que se considera una acción arquetípica, dado que ha sido frecuente en muchas tradiciones y común en la Grecia Clásica. Pero antes, será necesario saber, muy sucintamente, como fue que se erigió este Templo en Eleusis y el papel que juegan en estos Misterios ambas diosas.
Perséfone, a quien también se la conoce como Core, estaba recogiendo flores en un campo junto a otras doncellas cuando ve un hermoso "narkissos" (narciso) al que quiere recoger, pero en ese momento "se abrió la tierra de anchos caminos en la llanura de Nisa y por la abertura, salió el soberano Polidegmón (Hades)...llevado por sus corceles inmortales y arrebatándola contra su voluntad en carro de oro, se la llevó mientras lloraba y gemía" (Fragmento del Himno Homérico a Deméter).
Esos gritos fueron escuchados por su madre, la que sintió que un agudo dolor traspasaba su pecho. La diosa anduvo deambulando muy entristecida durante nueve días, en los cuales no gustó de la ambrosía, ni del dulce néctar que era patrimonio de los dioses. Al fin de su peregrinar es recogida en la casa de Metanira y ésta le ofrece una copa "llena de vino dulce como la miel, pero la diosa la rechazó, afirmando que le estaba vedado beber el rojo vino; le rogó, en cambio, que le diera una mezcla de harina con agua y menta molida" (Ibidem de cita anterior) Metanira, sin saber aún que era la diosa, dado que para los mortales es muy difícil reconocer por su aspecto a los dioses, le preparó la mixtura y se la ofreció a Deméter, quien la aceptó de conformidad con el rito.
El pasaje al que hemos dado cita es sumamente importante para comprender la celebración del rito mistérico de Eleusis. Luego de ciertos sucesos, que no hacen al meollo de nuestros fines, Deméter se da a conocer como diosa de la tierra y de la fecundidad y que, como tal, representaba la mayor utilidad y alegría tanto para los inmortales como para los mortales y entonces ordena que se le construya un gran templo y le dice al pueblo que ella, en persona, les enseñará los Misterios.

(...)

Ya hemos señalado que el Templo de Eleusis fue una creación de Deméter para su honra y la de su hija. Veamos qué debían hacer los que pretendían asistir a dichos misterios, lo que no era fácil, dado que se necesitaba ser iniciado para poder aspirar a los mismos. En resumidas cuentas, en ellos se convocaba la aparición de la mencionada diosa y la de su hija Perséfone regresando del Hades para encontrarse gloriosamente con su venerada madre.
Según se relata en "El camino a Eleusis", en ningún otro mito se escenificó en mayor medida la comunión entre los hombres y los dioses, entre los vivos y los muertos que en Eleusis. Estos cultos mistéricos tenían lugar dos veces al año; uno en la primavera (el "anthesterion") donde, durante dos días, se celebraban los "Misterios menores" o Pequeñas Eleusinas en los campos donde se suponía había sido rapatada Perséfone y en otoño (el boedromion), el que duraba una semana entera, pero ya en Eleusis, también llamado los "Misterios mayores" o Grandes Eleusinas.
Dichos rituales. siempre estaban dirigidos por "hierofantes" es decir, sacerdotes especializados en el ritual. A quienes se iban a iniciar se los denominaba "mystai", siendo la misión de los "hierofantes" mostrarles las cosas sagradas, las que constituían el núcleo del misterio, además de anunciarles los diversos pasos que debían llevar a cabo durante su estadía en el Templo, incluyendo ciertos brebajes especiales que se les suministraba. Debía transcurrir un año entre las Pequeñas Eleusinas y las Grandes Eleusinas, antes que los "mystai",luego de exigentes ejercicios ascéticos durante ese tiempo,fueran admitidos en Eleusis para lograr pasar de la categoría de "mystai" a "epoptai", es decir, "los que han visto".

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Los que asistían al rito de Eleusis, el que duró muchísimos siglos y el secreto que juraban mantener de lo que habían observado, ha sido notable, dado la enorme cantidad de gente que durante centenares de años había tenido la suerte de asistir. De esa experiencia inefable, los autores han señalado casi con unanimidad la transformación que habían vivido los iniciados.
Por otra parte, el mito de Deméter y Perséfone, su hija, están indisolublemente ligados. Por orden de Zeus, nos cuenta el mito, Perséfone pasaría una tercera parte de su vida en el Infierno y el resto del tiempo con su madre. La tradición, ubica a Deméter y su enojo con la esterilidad de la tierra que correspondería con la época del invierno, con lo cual se alteraba el orden del mundo, el que se restituía cuando nuevamente se unía a ella su hija, durante la primavera y verano. Pero esta interpretación difiere, sin que para ello debamos anularla, de la psicológica y que nos brinda Jung.
Deméter y Perséfone o Core, completan lo femenino en su caracter de ánima. De ahí que esta arquetipo puede aparecer a veces en forma positiva y a veces en forma negativa, tanto hacia lo alto como hacia lo bajo, genera cosas "ocultas" y muchas veces "secretas". Por otra parte, ambas diosas, representan lo más viejo y lo más joven, lo más fuerte y lo más débil, con lo cual, según Jung, amplían la estrecha consciencia individual hacia una personalidad mayor, más amplia. Nos dice el investigador suizo, que la psique existente antes de la consciencia, en este caso la hija, también participó de la psique materna mientras estuvo en su seno, pero también posteriormente, al nacer. Por eso podría decirse que cada madre contiene dentro de sí a su hija, y cada hija a su madre y que cada mujer se prolonga hacia atrás en la madre y hacia adelante en la hija.


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.


lunes, 4 de mayo de 2020

Sobre las Fronteras del Conocimiento


"Psicológicamente, todo conocimiento es el resultado de imponer un cierto orden sobre la fenomenología psíquica a medida que las conductas, pensamientos y actos surgen de un nivel profundo no racional y hacen su aparición en la conciencia. De acuerdo con Jung, ese orden refleja el comportamiento de una realidad metapsíquica, es decir, de lo que es en sí mismo real.

(...)

Nos consideramos parte de los que pretendemos cambiar orientaciones que entendemos son sospechosamente parcializadas, excluyentes de otros saberes y que, en general, giran sobre un propio círculo vicioso sin aceptación de otros aportes, los cuales son descalificados por no tener ningún fundamento, por lo tanto, deben ser ignorados. Círculo de complacencia que lo único que genera son repetidores...y complacientes".

Néstor Eduardo Costa,
 "Sincronicidad y saber absoluto en la teoría de C.G.Jung", Centro Editor Argentino, Buenos Aires, 1997, pp 19 y 28.



viernes, 3 de abril de 2020

Reflexiones Junguianas (VI), por Néstor E. Costa



Seguramente, los seguidores de Jung reconocen en lo inconsciente colectivo la sede de todos los arquetipos, es decir, allí se encuentra la experiencia humana formada a través de siglos de evolución. No se trata, como lo dice el pensador suizo, de una expresión muerta, de un conjunto de ruinas prehistóricas, por el contrario, es un sistema vivo de reacción y disposición que incide sobre la vida individual; tampoco es un "a priori" histórico y gigantesco, sino que es la fuente de los instintos, en la medida que los arquetipos son las formas en que se manifiestan los instintos.
De esa fuente de la vida que son los instinto emana también todo lo creativo, de tal manera que lo inconsciente no es sólo condicionamiento histórico, sino que al mismo tiempo engendra los impulsos creativos.

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Un tema que siempre le apasionó a Jung y por supuesto lo alarmó (y tantos otros...) fue el aparecer de una "psicología sin alma", la que ubica sus comienzos a mediados del siglo XIX y que con su avance lento, pero sin retrocesos, nos hace olvidar las bases a las que tanto aludiera el maestro suizo.
En una conferencia que fuera casi visionaria, "El Problema Fundamental de la Psicología Actual", del año 1931 y pronunciada en la ciudad de Viena, ha de sostener primariamente que esta fenomenología de tratar de eliminar un concepto evanescente como el de "alma" provino del materialismo científico: "todo lo que no se podía ver con los ojos ni palpar con las manos se puso en duda o, lo que es peor, pasó a tener la mala reputación de ser sospechoso de metafísico, Únicamente se consideraba "científico" y por ello, admisible lo que podía ser reconocido como material o aquello que podía ser deducido de causas sensorialmente perceptibles".
Este cambio había comenzado a fraguarse hacía ya mucho tiempo "La época gótica, que aspiraba a las alturas, llegó a su fin con la catástrofe espiritual de la Reforma, por lo que trajo como consecuencia el cruce de la línea verticual del espíritu con la horizontal de la consciencia moderna". Nos señalará Jung, que a partir de esos momentos la consciencia ya no creció en altura, sino en anchura, desde una perspectiva tanto geográfica como cosmovisional.

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Esa idea de la espiritualidad que había campeado durante tantos siglos, cedía ahora el paso a la sustancialidad de lo físico, con lo que se logró que el espíritu fuera dependiente de la materia y de causas materiales.
Como lo señala Jung, a pesar de todo, hubo filósofos e investigadores que, desde una concepción más profunda, se opusieron a este cambio radical. Pero, su peso en cuanto al espíritu de la época poco influyó frente a esta tendencia generalizada. Nos dice el investigador suizo: "No se puede creer que tamañas dislocaciones de la cosmovisión partieran de reflexiones racionales, pues no existe absolutamente ninguna reflexión racional que pueda demostrar o negar ni el espíritu ni la materia".
Ambos conceptos, dice Jung, no son más que símbolos de factores desconocidos, tampoco y en este sentido, nada impide a la especulación intelectual contemplar la psique como un complicado fenómeno bioquímico, es decir, en última instancia como un juego de electrones, o por otra parte, considerar el interior del átomo como vida espiritual. Es interesante observar como la metafísica del espíritu había sido reemplazada en el siglo XIX por una metafísica de la materia. Sin embargo, desde un punto de vista psicológico supuso una revolución de la cosmovisión que hasta esa época había predominado.


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.

lunes, 9 de marzo de 2020

Reflexiones Junguianas (V), por Néstor E. Costa



Hay una faceta de la personalidad de Jung poco conocida para aquellos que no han leído su obra. Fue un hombre que en un momento determinado de su vida decidió crear un lugar físico para usarlo como una suerte de retiro, con la finalidad que el mismo expresara su mundo interior.
Así nació Bolligen, en las orillas del lago de Zurich; una suerte de edificio con forma de torre hecho de piedras, sin electricidad, ni adelantos modernos de ningún tipo, a punto tal, que durante la noche encendía viejas lámparas de aceite para iluminarse y hasta el agua la extraía de un pozo.
La primera torre la construyó en 1923, después de la muerte de su madre y añadió nuevas secciones a lo largo de un período de treinta y dos años. Allí, Jung pasaba largas horas, incluso solía hacerse la comida cortando leña y cocinando sus alimentos. Decía que la sensación de reposo y el silencio que lo rodeaba lo hacían vivir en modesta armonía con la naturaleza, haciéndolo sentir con plenitud su mundo interior. Una de sus reflexiones nos vincula directamente con esa profundidades psíquicas ignotas: solía decir que los pensamientos que lo invadían procedían de hace muchos siglos y que por consiguiente,"anticipaban un futuro remoto". "Allí veo la vida como un círculo, como algo que siempre está llegando a ser y pasando".

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Señala Jung con meridiana claridad, que cuando uno investiga la psicología que reina en el mundo de los sueños, se tropieza con todo tipo de problemas, incluyendo aquellos de orden metafísico, filosófico y hasta religioso. Por supuesto no hay teoría que satisfaga plenamente a su diversidad plurisignificativa, ya que la esencia de la psique inconsciente nos resulta todavía demasiado desconocida. En este terreno, nos dirá, aún falta por hacer muchísimo trabajo paciente e imparcial por el que nadie debería sentirse desalentado.
Al fin y al cabo, el propósito de una investigación no consiste en creerse en posesión de la única teoría verdadera, sino en aproximarse poco a poco a la verdad poniendo en duda todas las teorías.

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Varias veces hemos escrito sobre el fenómeno de la sincronicidad (o coincidencias significativas) y hemos intentado definirlo de acuerdo a los criterios junguianos. Sin embargo, me ha parecido siempre más que interesante la especulación, no exenta de cierto empirismo y coincidente con la de Jung, que propone Laurens Van Der Post al respecto, quien, como ya hemos dicho, ha sido uno de los mejores biógrafos del investigador suizo y amigo personal. Dice este autor:
"Siempre sospeché que las coincidencias eran manifestaciones de las leyes de la vida, que no conocemos adecuadamente y que, por ser tan corta nuestra vida, no podemos definir del todo. Sin embargo, aunque sea parcial el conocimiento que podamos extraer de ellas, si lo ignoramos, nos resultarán peligrosas. Creo que reflejan leyes cósmicas y que son como indicaciones de hasta qué punto la evolución de nuestras vidas obedece, o no, a la simetría del Universo, pues son la expresión de una simetría de significado".


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Último encuentro: "Mesa Redonda Mitológica" (JCF). Ciclo 2019


📌 14 de Diciembre
Última "Mesa Redonda Mitológica" del Ciclo 2019
(Joseph Campbell Foundation).-Grupo Buenos Aires

Sin expositores invitados, pero con la linda visita del Dr. Néstor E. Costa nos abocamos a explorar el mito y su insistencia perenne en los tiempos del paradigma tecnocrático. También reflexionamos sobre las relaciones entre mito y personalidad psíquica, a partir del trabajo de los psicoanalistas Gustavo Corra y Lía Ricón (Asociación Psicoanalítica Argentina). Por último, reivindicamos la figura de un analista injustamente olvidado, y sus riquísimos aportes a la comprensión psicodinámica del mito del nacimiento del héroe. Sí, nos referimos a la obra del imprescindible Otto Rank.

Gracias a la compañera Ivana Scagliusi, que ante la ausencia de Juan Diego García, nuestro fotógrafo oficial, nos sacó las papas del fuego y retrató algunos pasajes de la reunión.

Reabrimos el Ciclo en Febrero 2020.






jueves, 28 de noviembre de 2019

Reflexiones Junguianas (IV), por Néstor E. Costa



Cuando Jung, se dirige al estudio de la sincronicidad en forma sistemática (a partir de la década de 1930) contará, para ello, con el inestimable apoyo del físico Wolfgang Pauli. Sabrá decirnos que habría una sóla energía, la que se manifestaría en sus frecuencias lentas como materia y en sus frecuencias más intensas como psique. Desde este punto de vista, la física, el tiempo y el espacio, cuestiones que nos parecen alejadas del estudio de lo psíquico, no lo serán tanto. En la nutrida correspondencia entre ambos investigadores, las alusiones al universo y al espacio/tiempo continuo han de ser frecuentes. Lo interesante, es que el estudio de las sincronicidades o coincidencias significativas, nos han de retar a construir un puente entre las llamadas " ciencias duras" y la subjetividad personal.

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Me ha parecido oportuno e interesante, dada la situación de nuestro país, sin con ello pretender hacer política ni mucho menos, traer a colación una reflexión de Jung sobre el tema de la participación de alguien en el denominado fenómeno de masas. Qué pasa con ese sujeto, integrante de una multitud. Para este autor, se trata de la identificación de un individuo con un número de personas que viven, en cuanto grupo, una experiencia colectiva de transformación.Dicha experiencia tiene lugar a un nivel de consciencia más bajo que el de la vivencia individual.
Es un hecho indiscutible, que cuando se junta mucha gente, unida por un estado de ánimo común, de ese grupo, resulta un alma colectiva que está por debajo del nivel del individuo. El estar unido a muchos otros, tiene una gran fuerza de sugestión y es muy factible que el individuo que forma parte de esa masa se identifique con ella, a punto tal, que si la muchedumbre se propone algo, aunque sea inmoral, ese individuo lo acepte. Y algo notable, como parte de la masa ese sujeto no siente responsabilidad alguna, porque se ha identificado plenamente con ella, pero tampoco miedo.

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En el año 1955, ya con 80 años, Jung fue entrevistado por Michael Schabad en su casa de Küsnacht, Suiza. Nos cuenta Schabad una risueña anécdota como resultado del encuentro. "Al abordar una referencia que hice respecto a la afinidad entre sus teorías y las de Williams James, Jung confirma mi observación, diciendo haberlo conocido personalmente. "Pero ¿sabe quien anticipó toda mi psicología en el siglo XVIII ?. El rabino hasídico Baer de Meseritz a quien llamaban el Gran Maggid. Era un hombre muy impresionante".
Para terminar, nos cuenta Schabad, le solicito otra entrevista, para dentro de diez años. Jung rió y su respuesta fue: " Dentro de diez años podrá darle la mano en el Hades a mi sombra".
Parte final de un artículo publicado en el National-Zeitung el 26 de julio de 1955.



Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.



miércoles, 2 de octubre de 2019

Reflexiones Junguianas (III), por Néstor E. Costa



En un interesante artículo de su autoría, Jung señala lo complicado que es la relación del "hombre con el mundo". El "yo", nos dirá, lucha con su entorno y a menudo en dos frentes:delante, la lucha por la existencia; detrás, contra la rebelde naturaleza instintiva. Nuestra existencia se parece más a una lucha que a cualquier otra cosa. El estado de paz, destaca el autor, es un "desideratum" , y si uno ha concertado la paz con el mundo y consigo mismo se trata, entonces, de un acontecimiento digno de atención.
Desde una perspectiva anímica es mucho más fácil vivir en un estado de movimiento, con continuos altibajos, que en un estado de equilibrio duradero.

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Pocos saben que entre los primeros pensadores que constataron el alcance filosófico del simbolismo se halla Nietzsche. Nos dice este este autor, que detrás del concepto que emplea la ciencia en su organización de la experiencia se encuentra la imagen. "La ilusión y la ficción, la metáfora y la mentira no se contraponen al conocimiento, sino que lo fundan".

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En un texto de hace ya muchos años, Jung se hace una pregunta que viene a colación de lo que sucede hoy día en relación a los sexos. Se interroga el investigador si la masculinazación de la mujer no tendría relación (para su época) con la pérdida de su integridad natural (hijos, casa propia, el hogar,etc.) y si el afeminamiento del hombre no representaba un fenómeno originado por el anterior. Hacía notar y vale para hoy día, que los estados más racionales hacen desaparecer la diferencia de sexos en grado máximo y que el papel que desempeña en la sociedad moderna la homosexualidad es enorme. Habida cuenta el transcurso del tiempo y las nuevas teorías sobre el género, entendemos que supo vislumbrar con una antelación notable lo que actual sociedad nos plantea.

Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.


viernes, 17 de mayo de 2019

Reflexiones Junguianas (II), por Néstor E. Costa

C.G.Jung & Emma Jung

Uno de los arquetipos más importantes en la psicología de Jung es evidentemente el del "ánima", palabra que nos remite a variadas cosas. En primer término, tiene que ver con el "alma" ; en griego antiguo con el aleteo de la mariposa. Es un concepto riquísimo que se encarna de variadas formas, tanto por su profusa simbología como por su accionar en la vida., por lo que podemos encontrarla desde el concepto que asume Sofía (sabiduría), como en la representación en la María de la compasión; es también Isis en sus variadas personificaciones, así como Helena de Troya; la Perséfone que se sumerge en el Hades, como la terrible Hera griega o también las musas, las ninfas, la necesidad y el destino, son otros tantos atributos de este arquetipo. 
James Hillman señala que la realidad cuando se personifica a través del "anima" sugiere un mundo covocado y gobernado por ella. "Vico y Cassirer la relacionaron con el pensamiento mítico, Dilthey y Unamuno con la comprensión y el amor; Lou Andreas Salomé personificó estas ideas para Freud y Jung describió al "ánima" como la personificación de lo inconsciente".

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Siguiendo con el "arquetipo del ánima", vamos a dar algunos ejemplos que nos proporciona el propio Jung en lo que hace a su fenomenología erótica. Así vemos que la Antigüedad tardía conocía esa escala en relación a cuatro tipos de mujeres simbolizadas por: Eva; Helena de Troya, María y Sofía.
Como se desprende de sus propios nombres, son cuatro grados del eros heterosexual, correspondientes a la imagen del ánima. 
Eva representa a la tierra, a lo meramente biológico con un fuerte componente sexual e impulsivo; el segundo grado Helena, también es un representante de la sexualidad, pero con una mayor carga estética y romántica; el tercer grado, María, eleva el eros a la máxima valoración y devoción religiosa, con lo cual lo espiritualiza; el cuarto grado, simboliza a la "sapientia", es decir, la sabiduría, el eros en la búsqueda de su máximo conocimiento, la verdad. Nos señala el investigador suizo que, según el grado de predominio, dado que son componentes dinámicos, los mismos pueden ser propios o impropios, decisivos para la vida o simplemente sindrómicos.

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Como hemos ya señalado, el arquetipo del ánima en su forma espiritualizada se convierte en el arquetipo de una diosa. Para el escritor Apuleyo, que vivió en el siglo II de nuestra era en su obra "El asno de oro o Metamorfosis" nos enseña como se le presenta una de las diosas más importantes de la antigüedad al protagonista de la historia, quien la había convocado para que lo cure: 
"Aquí me tienes Lucio, tus ruegos me han conmovido. Soy la madre de la inmensa naturaleza, la dueña de todos los elementos...soy la divinidad única a quien venera el mundo entero bajo múltiples formas, variados ritos y los más diversos nombres. Los frigios me llaman diosa de Pessinonte y madre de los dioses; soy Minerva para los atenienses; Venus para los chipriotas; Diana para los cretenses; Proserpina para los sicilianos; Ceres para la antigua Eleusis; para unos soy Juno, para otros Bellini, para los de más allá Rhamnusia; los egipcios poderosos por su antigua sabiduría me honran con un culto propio y me conocen por mi verdadero nombre: soy la reina Isis."

Foto gentileza: Espacio Integral Palermo
Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.

viernes, 15 de febrero de 2019

Reflexiones Junguianas (I), por Néstor E. Costa


Es notable la confusión que tiene mucha gente con el término "religión", entendiendo que el mismo siempre se halla ligado a algún tipo de dogma. Hay que remontarse a su etimología en latín para comprenderlo en profundidad y entender que se puede tener una actitud religiosa hacia aquello que uno se dedica con ahinco. Por ejemplo: un científico suele tener una actitud "religiosa" en sus investigaciones, es decir, se "religa", se une, se "encuentra" con aquello a lo que dedica su vida.
En este sentido, Jung solía decir que había hallado en sus pacientes de mediana edad que sus problemas últimos estaban referidos a la pérdida de esa actitud religiosa y que nadie curaba si no lograban rescatar ese sentido de compromiso con su propia vida, Es decir, su inevitable proceso de individuación.. 
Por supuesto, señalaba, esa actitud religiosa nada tenía que ver con credos, dogmas o pertenencia a alguna Iglesia en particular.

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Según la discípula de Jung, Marie Louise Von Franz, Sócrates había soñado mientras estuvo preso con una mujer blanca y radiante y lo entendió como el anuncio de su muerte. Nada extraño, dado que en la Grecia de aquellos tiempos era muy conocida la relación entre la muerte y Eros. 
Artemidoro dice: "Soñar con una boda puede significar la muerte, pues la boda y la muerte se consideran momentos críticos de la vida humana, uno siempre alude al otro". 
Eros (el amor); Hypnos (el sueño) y Thánatos (la muerte) son, simbólicamente, una suerte de hermanos y a menudo se confunden en la iconografía. Al respecto cabe señalar que a la tumba en la Grecia clásica frecuentemente se la denominaba Tálamos (lecho conyugal).

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Uno de los temas poco tratados en la obra de Jung es el referido a los procesos naturales de transformación, los que se anuncian sobre todo en los sueños. Ese material onírico, presenta las características de símbolos del renacer. En los sueños de este tipo a veces ese "renacer" se manifiesta en "otro ser", que no es más que un "otro" que hay en nosotros. Una suerte de personalidad que se hace presente en un sueño de estas características, por lo tanto, no es otra cosa que aquellas partes del propio soñante desconocidas en sí mismo, Alguno podrá confundirla con la sombra, pero no, dado que en estos casos es una suerte de amigo interior, esa otra parte que también somos y que nunca podemos alcanzar totalmente. 
Precisamente los procesos de transformación pretenden acercar ambos aspectos, pero sin llegar, a pesar de los esfuerzos de la psique a convertirse nunca en una unidad.
A veces se nos aparece ese "otro" en un soliloquio o en un proceso de meditación. Los antiguos alquimistas llamaban a esa suerte de interlocutor con la frase latina: aliquem alium internum, alguien distinto, interior.

Agradecemos al Dr. Néstor E. Costa permitirnos compartir estas viñetas teóricas de su autoría sobre psicología analítica. Todas han sido publicadas originalmente en su Facebook personal.

Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.