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lunes, 12 de mayo de 2025

Jornada. Grupo Eón - "El futuro interior: extendiendo puentes hacia el encuentro entre las inteligencias humana y artificial. Reflexiones desde la psicología junguiana".

 



JORNADA. "El futuro interior: extendiendo puentes hacia el encuentro entre las inteligencias humana y artificial. Reflexiones desde la psicología junguiana".

🗓️ Fecha: Sábado 31 de Mayo de 2025.
🕰️ Horario: 10 a 13hs (GMT-3) Buenos Aires, Argentina
💻 Modalidad virtual sincrónica – por Plataforma Zoom
🎓 Actividad LIBRE Y GRATUITA – con inscripción previa

Organiza
🌀 Grupo EON – Espacio de confluencia junguiana

Exponen y presentan:

🧠 Presentadora: Lic Rita Saltalamacchia. Psicóloga clínica. Docente universitaria (Universidad Nacional de San Luis). Miembro de Abraxas & AFIPA

🧠 Expositor: Dr. Néstor E. Costa. Doctor en Psicología. Analista de orientación junguiana. Presidente de AFIPA (Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica). Autor de libros sobre la obra de C.G.Jung . Ponencia: "Una extraña relación...¿o no tanto?"

🧠 Expositora: Antr. Doris Castellanos. Antropóloga de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Creadora de StoryTailors. Investigadora de patrones arquetipales. Ponencia: "El príncipe que buscaba la inmortalidad, la historia de una inteligencia muy lejos de la tierra".

🧠 Expositora: Clr. Johanna Raña. Consultora Psicológica. Supervisora técnico profesional. Docente en Cátedras de Prácticas profesionalizantes. Miembro de AFIPA. Ponencia: "Ensayo sobre la Inteligencia Artificial y la idea de Unus Mundus".

🧠 Expositora: Lic. Virginia Modarelli. Licenciada en Psicología. Licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires). Docente universitaria. Psicóloga clínica y supervisora particular. Ponencia: "Hacia una actualización de la ontogenia: el cuestionamiento de las inteligencias artificiales a la naturaleza humana".

🧠 Expositor: Lic. Juan Manuel Otero Barrigón. Psicólogo Clínico y de la Religión. Docente Cátedras: "Psicología de la Religión" - "Teoría y Práctica de la Psicología Analítica - C.G.Jung" (Universidad del Salvador). Ponencia: "El Reloj del Apocalipsis. Una metáfora contemporánea".

👥 Destinatarios: abierto a todo público.

FORMULARIO DE INSCRIPCIÓN





sábado, 21 de diciembre de 2024

Serie Meditaciones #18. El umbral del enojo. Por Juan Manuel Otero Barrigón

MEDITACION #18 

Viendo una charla sobre la polarización social como signo de esta época, me quedé pensando en una frase del jesuita Emmanuel Sicre: “El enojo como clave de interpretación de la realidad es una trampa”. Es cierto que el enojo nos sacude cuando algo se quiebra, cuando una verdad nos pincha de frente, cuando una realidad que sentimos injusta nos subleva; pero cuando lo tomamos como único principio interpretativo, nos termina encerrando en su propia lógica, donde cada detalle pasa a ser un enemigo o una amenaza. El enojo muchas veces se disfraza de justicia, de defensa de lo correcto, pero nos atrapa en un ciclo repetitivo, donde cada respuesta es más feroz, y menos profunda. ¿Qué pasa cuando, al final del camino, ya no sabemos cómo pensar sin ira? Jung, al reflexionar sobre las emociones, decía que "todos los fenómenos psicológicos llevan inherente algún sentido de finalidad, incluso los meramente reactivos" (1916). El mundo se parte, sí, pero ¿y si esa fragmentación, cargada de ira, no fuera también un umbral, una puerta entreabierta hacia algo más grande? Tal vez la verdadera confrontación no sea con el otro, sino con lo que nos queda cuando dejamos de pensar en términos de enemigos.

JMOB.


lunes, 26 de agosto de 2024

Sobre Dios. Carta de C.G.Jung a The Listener (Enero de 1960)

La siguiente carta de Carl Gustav Jung, publicada en la revista semanal de la BBC The Listener (21 de enero de 1960), surgió como respuesta a la significativa repercusión que había tenido su entrevista televisiva en la BBC en octubre de 1959. En esa ocasión, el entrevistador John Freeman había preguntado a Jung sobre su creencia en Dios, y este respondió con una afirmación que resonó profundamente entre los oyentes: “No necesito creer, yo sé”. Su declaración provocó una avalancha de cartas dirigidas a Jung, quienes buscaban clarificación sobre su postura. La carta publicada en The Listener funcionó, por tanto, como una declaración madura y reflexiva donde Jung explora su relación con la idea de Dios desde una perspectiva psicológica, alejándose de las convenciones religiosas tradicionales y profundizando en la compleja interacción entre la psique humana y lo que denomina “Dios”.

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Fragmento de la entrevista a Carl Gustav Jung en la BBC, octubre de 1959 – Creer y saber

John Freeman: “¿Y usted creía en Dios?

Carl Gustav Jung: “Oh, sí.”

JF: “¿Y ahora cree en Dios?

CGJ: “¿Ahora? Difícil de responder. Yo sé. No necesito creer, sé. (…)"

JF: “¿Y cree que la muerte es el final?

CGJ: “Bueno, no puedo decirlo… Verás, la palabra creencia es algo difícil para mí. Yo no creo. Debo tener una razón para una cierta hipótesis. O bien sé algo, y entonces lo sé. No necesito creerlo. No me permito, por ejemplo, creer en algo solo por el hecho de creer en ello. No puedo creerlo. Pero cuando hay razones suficientes para formar una cierta hipótesis, acepto esas razones naturalmente, y diría: ‘Tenemos que considerar la posibilidad de esto o aquello’, ¿sabes?

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La siguiente carta aclaratoria de Jung fue publicada poco tiempo despúes de dicha entrevista, y constituye una suerte de declaración definitiva del Jung maduro sobre la cuestión de Dios.

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Carta de Carl Gustav Jung a The Listener, 21 de enero de 1960.

Traducción: Juan Manuel Otero Barrigón 
(una versión del original en inglés está disponible en https://uncertaintist.wordpress.com/wp-content/uploads/2012/04/jung-on-god.pdf)

« Muchas cartas que he recibido han enfatizado mi declaración sobre "saber" (de Dios) [en ‘Face to Face’, THE LISTENER, 29 de octubre]. Mi opinión sobre el "conocimiento de Dios" es una manera de pensar poco convencional, y entiendo perfectamente si se sugiere que no soy cristiano. Sin embargo, me considero cristiano, ya que estoy completamente basado en conceptos cristianos. Solo intento escapar de sus contradicciones internas al introducir una actitud más modesta, que toma en cuenta la inmensa oscuridad de la mente humana. La idea cristiana demuestra su vitalidad a través de una evolución continua, al igual que el budismo. Nuestro tiempo ciertamente demanda un nuevo pensamiento en este sentido, ya que no podemos continuar pensando de manera antigua o medieval cuando entramos en la esfera de la experiencia religiosa.

No dije en la transmisión: ‘Hay un Dios’, dije: ‘No necesito creer en Dios; sé’. Lo cual no significa: ‘Sé de un Dios en particular’ (Zeus, Yahvé, Alá, el Dios Trinitario, etc.), sino más bien: ‘Sé que evidentemente me enfrento a un factor desconocido en sí mismo, al que llamo "Dios" en consensu omnium ("quod semper, quod ubique, quod ab omnibus creditur")’. Lo recuerdo, lo evoco, siempre que uso Su nombre vencido por la ira o el miedo, cada vez que digo involuntariamente: ‘Oh Dios’.

Eso sucede cuando encuentro a alguien o algo más fuerte que yo. Es un nombre adecuado para todas las emociones abrumadoras en mi propio sistema psíquico que someten mi voluntad consciente y usurpan el control sobre mí. Este es el nombre con el que designo todas las cosas que cruzan violentamente y sin miramientos mi camino voluntario, todas las cosas que trastornan mis puntos de vista, planes e intenciones subjetivas y cambian el curso de mi vida para bien o para mal. De acuerdo con la tradición, llamo a esta fuerza del destino en este aspecto positivo así como negativo, y en la medida en que su origen está más allá de mi control, 'dios', un 'dios personal', ya que mi destino significa mucho para mí mismo, particularmente cuando se me presenta en forma de conciencia como una vox Dei, con la cual incluso puedo conversar y argumentar. (Lo hacemos y, al mismo tiempo, sabemos que lo hacemos. Uno es sujeto tanto como objeto.)

Sin embargo, consideraría una inmoralidad intelectual creer en la idea de que mi visión de un dios es el Ser universal y metafísico de las confesiones o 'filosofías'. No cometo la impertinencia de una hipóstasis, ni de una calificación arrogante como: 'Dios solo puede ser bueno'. Sólo mi experiencia puede ser buena o mala, pero sé que la voluntad superior se basa en una fundación que trasciende la imaginación humana. Dado que sé de mi colisión con una voluntad superior en mi propio sistema psíquico, sé de Dios, y si me atreviera a la hipóstasis ilegítima de mi imagen, diría, de un Dios más allá del bien y del mal, que habita tanto en mí como en cualquier otro lugar: Deus est circulus cuius centrum est ubique, cuis circumferentia vero nusquam.

Atentamente,

CARL GUSTAV JUNG »


NOTAS

Párrafo 2: (in) consensu omnium (‘quod semper, quod ubique, quod ab omnibus creditur’), con el acuerdo de todos (‘lo que ha sido creído siempre, en todas partes y por todos’). La fórmula entre paréntesis es lo que San Vicente de Lerins, en El Commonitorio, propuso como un suplemento a la Escritura como criterio para distinguir las doctrinas verdaderas de la herejía.

Párrafo 3: vox Dei, voz de Dios.

Párrafo 4: Deus est circulus cuius centrum est ubique, cuis circumferentia vero nusquam, "Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia no está en ningún lugar", una paráfrasis de la declaración de San Buenaventura en su obra Itinerarium Mentis in Deum (El camino de la mente hacia Dios).



jueves, 1 de agosto de 2024

Reflexiones Junguianas (XI), por Néstor E. Costa

 


Como sabemos, los dioses, desde la perspectiva de Jung, son "arquetipos"si bien con las singularidades típicas de la cultura en las que surgen. Muchos creen que por ello han desaparecido y que su actuación en el mundo ha quedado relegada a ese pasado mítico y que hoy no son más que leyendas superadas. Sin embargo, cuando se advierte que tienen un estrecho parentesco  con las conductas humanas, es decir, cuando se las relaciona simbólicamente con ellas, la cosa cambia considerablemente. Siguiendo al investigador suizo en estos aspectos podríamos decir que los dioses, al igual que los arquetipos, no envejecen. Sólo pensar que en casi todos los panteones míticos hay un dios de la guerra, nos exime de mayores comentarios. "Los arquetipos son como los lechos de los ríos abandonados que después de un tiempo indeterminado largo el agua vuelve a rellenar". Por lo que, "cuanto más prolongadamente hayan mantenido ese curso tanto más probable es que, antes o después, vuelvan a él."

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A veces sucede que alguien pregunta si hacer consciente lo inconsciente cambia el contenido de lo inconsciente. Jung,  en este sentido es claro: "Cuando en el individuo cambia considerablemente el estado de consciencia, también cambian los contenidos de lo inconsciente constelados por él"; así como: cuanto más se aleja la situación de la consciencia de cierto punto de equilibrio, más peligrosos se vuelven los contenidos inconscientes que aspiran al equilibrio.

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Es importante destacar en lo que hace a la teoría de Jung, la insistencia de su autor en que cada individuo tiene una particular "Weltanschauung" (cosmovisión) la que generalmente versa sobre el hombre y el mundo por lo que se comprenderá que la misma es, fundamentalmente, un problema histórico. Esta cuestión alude sin embagues a la "relación compensatoria" existente entre la consciencia y lo inconsciente, dado que este último intenta completar a la parte consciente de la psique añadiendo aquello que "falta" para completarla y evitar un posible desequilibrio de ésta, por lo que la tarea principal del psicólogo suizo fue la de investigar las formas de expresión de lo inconsciente, es decir, "aprender su lenguaje simbólico" y como los mismos brotan de zonas arcaicas de la psique entendió como necesario "meterse" con materiales históricos.
Este material al que simplemente vamos a nombrar y como seguramente muchos ya sospechan, nos remite a los mitos, cuentos, creencias, etc. y que suelen manifestarse, a nivel personal, en los sueños, visiones, fantasías y hasta  en los delirios de los enfermos mentales; lo extraordinario es que muchas de las figuras que componen esta fenomenología suelen repetirse, formando "motivos" aunque con ropajes diferentes dada la cultura y la época en que surgen. Por lo que la investigación se centrará en el estudio de los mismos.
Como dice Jung: "En todo el ámbito psíquico hay "motivos", es decir, figuras típicas que se remontan muy atrás en la historia e incluso en la prehistoria, por lo que podemos llamarlas "arquetipos". En otras palabras, formarían parte de la estructura de lo inconsciente humano para el investigador, "pues no puedo explicarme de otra manera su presencia universal e idéntica a sí misma, ya sea el redentor, un pez, una liebre, un cordero, una serpiente o una persona".



Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.


sábado, 6 de julio de 2024

Serie Meditaciones #14. Jung, Emma y Toni: "La Base" y "La Fragancia". Por Juan Manuel Otero Barrigón

 MEDITACION #14

La vida de Jung estuvo marcada por la presencia de dos mujeres fundamentales: Emma Rauschenbach, su esposa, y Toni Wolff, su colaboradora y amante. Yo las llamo aquí "La base" y "La fragancia". Me gustaría hacer un breve comentario sobre el  motivo de estas expresiones. Con ellas me interesa no solo capturar la dinámica entre estas dos relaciones, sino también la manera en que influyeron en la vida y obra de Jung desde perspectivas complementarias.

Emma, como "La base", representó para Jung la estabilidad, la seguridad y el ancla emocional en su vida. No sólo fue su esposa, sino también una compañera intelectual que le proporcionó un hogar y una familia, además de un apoyo confiable y constante. Su solidez y compromiso permitieron a Jung sumergirse profundamente en su trabajo y en la exploración de la psique sin perder el sentido de pertenencia y arraigo. Emma es la tierra firme, el punto de partida y retorno, la raíz que nutre y sustenta.

Su papel en la vida de Jung no fue solo doméstico; Emma también contribuyó intelectualmente a su trabajo, ofreciéndole una perspectiva crítica y equilibrada. Con su fortaleza y devoción, Emma encarnó la estabilidad necesaria para que Jung pudiera construir su obra monumental.

Pero además de esposa y madre de cinco hijos, fue también una estudiosa aguda por mérito propio; se destacan sus trabajos sobre las dinámicas arquetipales entre Ánima y Animus, y su obra (escrita en colaboración con M. L. Von Franz) sobre el mito del Grial.

Por otro lado, Toni, a la que yo llamo "La fragancia", representa lo etéreo, lo inspirador y lo transformador en la vida de Jung. Aportó una energía dinámica y una perspectiva novedosa que catalizó muchas de las ideas más revolucionarias del maestro suizo. Su presencia fue como un perfume sutil pero potente, que impregnó su trabajo y su vida con nuevas dimensiones de comprensión y creatividad.

Toni fue la musa, el viento soplando a través de la psique para despertar posibilidades nuevas. Su relación con Jung fue menos convencional y más compleja que la que él tenía con Emma, pero fue precisamente esta naturaleza volátil y apasionada lo que le proporcionó a Jung la inspiración para profundizar en aspectos más oscuros y misteriosos del alma humana. Toni, con su intuición y sensibilidad, complementó la base sólida proporcionada por Emma, ofreciendo el impulso y la chispa que llevaron a Jung a nuevas alturas emocionales e intelectuales.

Su trabajo sobre los tipos psicológicos femeninos, especialmente su teoría de los cuatro tipos de mujeres: la madre, la hetaira, la amazona y la médium, ofreció una estructura para comprender las diversas manifestaciones del ánima y la psique femenina en general. 

"La Base" y "La Fragancia" reflejan una integración de lo tangible y lo intangible, de lo estable y lo dinámico. Emma y Toni representaron dos aspectos cruciales de la existencia humana: la necesidad de arraigo y seguridad, y la necesidad de inspiración y transformación. Sin la estabilidad que Emma proporcionó, Jung quizás no habría tenido la seguridad emocional necesaria para explorar los aspectos más profundos de la psique. Sin la inspiración que Toni ofreció, sus exploraciones podrían haber carecido de la originalidad y dinamismo que caracterizan su obra.

Más allá de cualquier valoración moral o de relaciones de género que otros hicieran sobre este triángulo amoroso, me parece interesante apuntar como esta combinación de estabilidad e inspiración es fundamental para cualquier proceso creativo y de crecimiento personal. En el caso que nos ocupa, Emma y Toni, en sus respectivos roles, permitieron a Jung no solo realizar su trabajo, sino también vivir una vida plena y compleja, rica en exploraciones y descubrimientos. Ambas mujeres fueron esenciales para la realización de la obra de Jung, reflejando también la integración de opuestos que es un tema central en su psicología.

JMOB.

lunes, 24 de junio de 2024

Cierre del III Seminario "INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA PSICOLOGÍA ANALÍTICA - C.G.JUNG" . Universidad del Salvador (USAL)

               

El pasado Jueves 13 de Junio cerramos la 3ra edición del STO "Introducción a la Teoría y Práctica de la Psicología Analítica - C.G.Jung", con alumnos/as de 5to año de la Facultad de Psicología & Psicopedagogía de la Universidad del Salvador.

Un nuevo trimestre compartiendo las indagaciones del maestro suizo por las profundidades del Alma, un viaje lleno de aventuras psíquicas que a muchos nos ha inspirado a continuar su obra.

¡Gracias a este grupo de futuros colegas que formaron parte!



sábado, 22 de junio de 2024

In Memoriam: David Rosen (1945-2024)

 

Nos enteramos gracias a Laura London, creadora del ciclo de entrevistas "Speaking of Jung: Interviews with Jungian Analysts", que hace algunas semanas falleció el psiquiatra y analista junguiano David Rosen, autor de una biografía espiritual muy poderosa sobre Jung, titulada "El Tao de Jung" (1996, Ed. Paidós). Rosen fue un gran estudioso de la depresión, y uno de los promotores del diálogo entre la psicología analítica y la sabiduría oriental. Enterado de la noticia, volví a ojear las primeras páginas de su hermoso libro, donde se lee la siguiente anécdota: "Visité a Marie-Louise von Franz y C. A. Meier, dos estimados analistas junguianos y colegas de Jung desde hace mucho tiempo. En cierto modo, se podría decir que conocen a Jung y su psicología mejor que la mayoría de los junguianos vivos. Les pregunté a cada uno de ellos si pensaban que Jung era taoísta".  (...) "Marie-Louise von Franz dijo: 'Sí, Jung favorecía el taoísmo y vivía la filosofía taoísta'. C.A. Meier estuvo de acuerdo: 'Sí, era taoísta, y hoy la gente no se da cuenta de que su psicología de los opuestos es prácticamente la misma que la del taoísmo...". (...) "La gente quiere convertir a [Jung] en algo que no era. Estaba atado a la Naturaleza y sus contradicciones. Sin embargo, era devotamente espiritual y claramente más taoísta que cualquier otra cosa."

Gracias por tu siembra, David. Buen viaje.

jueves, 23 de mayo de 2024

Sueños de serenidad: acerca de la paz. Por Juan Manuel Otero Barrigón

 Sueños de serenidad: acerca de la paz.

Juan Manuel Otero Barrigón (*)

***.

No hay camino para la paz. La paz es el camino”.

Mahatma Gandhi

"Jamás en este mundo los odios cesan con el odio; cesan con la benevolencia: Esta es una ley eterna".

Dhammapada

La paz no está en el mundo, sino en el hombre  que recorre el camino”.

David Carradine



En la etimología de la palabra "paz" resuenan ecos a través de las eras y las culturas. Paz proviene del latín "pax", que evoca no solo la ausencia de conflicto, sino también la armonía y la reconciliación. La raíz de "pax" nos recuerda que la paz es mucho más que un mero cese de hostilidades; es un estado en el que florecen la comprensión y la coexistencia.

MITOLOGIA

Mitológicamente, Pax era hija de Justicia, y hermana de Concordia y Disciplina. Estas deidades no solo representaban la tregua entre naciones, sino también la prosperidad que surge cuando los seres humanos se permiten respirar libremente, liberándose de las rivalidades. En estas figuras antiguas, la paz se convierte en una fuerza que nutre y sostiene la vida, un regalo que fluye cuando se reconoce la humanidad compartida por todos. 

¿Cuantas veces olvidamos la relación de Pax con su madre? ¿Cuantas veces pretendemos una paz huérfana de Justicia?

La paz, entendida a través de la lente de sus orígenes mitológicos, revela su esencia como un arte descuidado, una sinfonía delicada que requiere la armonización de corazones y mentes. Involucra la capacidad de entender al otro, de abrazar la diversidad y de construir puentes sobre abismos ideológicos.

RELIGIONES

La paz ha sido buscada, rezada y anhelada a lo largo de la historia de la humanidad. En las religiones, encontramos un hilo común que teje la aspiración a la paz, aunque, paradójicamente, también se haya enredado en divisiones y conflictos.

Las religiones han sido faros de luz espiritual que, en su esencia, abrazan la paz como un principio fundamental. Algo que está implícito en la llamada ley de oro, presente en todas las tradiciones religiosas: "no hagas a otros lo que no te gustaría que te hagan a ti"; o en su versión positiva, "trata a los demás cómo te gustaría ser tratado". Desde el budismo, que enseña la compasión y la no violencia, hasta el cristianismo, que proclama la paz como una gracia divina, las religiones han proporcionado un lenguaje simbólico y ético para expresar la necesidad y la búsqueda de la paz.

Sin embargo, el camino hacia la paz con frecuencia también tropieza con conflictos generados en nombre de la religión. Lo que debería ser un faro de unidad y comprensión muchas veces se convierte en un motivo de discordia.

En el crisol de la historia, las religiones han sido tanto constructoras como destructoras de puentes hacia la paz.  La responsabilidad corresponde a aquellos que interpretan y practican estas enseñanzas, ya que son quienes tienen el poder de elegir entre sembrar el odio o cultivar la flor de la paz. El hecho de que en la historia de las religiones, que es la historia de la humanidad misma, continúe presente la violencia, y que incluso muchas veces esta sea legitimada en nombre la religión, vemos la dificultad del hombre para establecer dinámicas de paz que sean verdaderamente fructíferas en el camino hacia una vida más humana. (1)

La violencia es tan antigua como el mundo. Y desde que el ser humano toma conciencia de sí mismo como tal, descubre que su propia humanidad está amenazada por la violencia inhumana y deshumanizante. (1)

En Occidente, a pesar de que en ciertos momentos históricos el ser humano sólo haya podido ver el deseo y la voluntad de Dios desde un punto de vista violento, el desarrollo de la enseñanza espiritual va a mostrar que en verdad Dios desea la paz desde el comienzo, y que al crear al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, quiere posibilitar que en cada hombre y en cada mujer crezca el deseo del Reino de Dios, que es reino de paz. (1)

Es importante volver a decir que, más allá de las diferencias superficiales, las distintas religiones comparten un núcleo que abraza la compasión, la justicia y la convivencia pacífica. El Sufismo en el Islam, por ejemplo, predica la idea de paz interior y armonía con el cosmos. Y en el taoísmo chino, descubrimos que la paz implica la vida en armonía con los ciclos de la naturaleza. 

En la tradición judeocristiana, toda la historia del pueblo de Dios es la historia de la búsqueda de esa paz, de ese Shalom. "Shalom" en el judaísmo, no significa solamente la ausencia de guerra y la tranquilidad sin conflictos, sino la búsqueda de esa paz dinámica, que abrazando la totalidad de la existencia en equilibrio, es siempre perdida y siempre recuperada, pero por sobre todas las cosas siempre querida y deseada por Dios. (1)

BUDISMO

En el budismo, la paz se manifiesta como un loto que florece en las aguas serenas de la mente. Para esta tradición, la paz se cultiva a través de la comprensión profunda de la naturaleza de la existencia. Una de sus premisas básicas es ahimsa (no violencia), la cual compromete no solamente a los seres humanos entre sí, sino también hacia todas las formas de vida. En la enseñanza del Buda se nos habla del "Nirvana", que resuena como un llamado suave de serenidad. Nirvana no es un lugar físico y distante, sino un estado de liberación de los sufrimientos causados por el deseo y la ignorancia. Es el despertar a la realidad tal cual es, una realidad tejida con los hilos de la impermanencia. Es sabiduría trascendente (prajña) y paz (santi). El Buda afirmó que este es un mundo lleno de sufrimiento (dukkha), y predicó su doctrina para que la humanidad pudiese cambiar esa situación a partir de su propio trabajo interior. La paz, desde la mirada budista, se entiende a través de la comprensión de la impermanencia (Anicca), el sufrimiento presente en la vida (Dukkha) y la ausencia de un yo constante (Anatta). Estos conceptos son como luciérnagas que iluminan la senda hacia una paz duradera. La impermanencia nos enseña a no aferrarnos a situaciones, personas, ideas y cosas, a convivir con lo que inevitablemente está destinado a pasar.  Buda negó la existencia de un yo substancial (anatman). El ser humano al aferrarse a la idea de que posee un yo constante exalta sus tendencias egoicas, que lo hunden cada vez más en el sufrimiento. A contramano de otros planteos  de su época, postuló el principio de transitoriedad. El ser humano pretende que todo sea duradero y estable, a fin de sentirse seguro, como si esto fuese lo verdadero, siendo que se trata apenas de una realidad virtual. El budismo, al desafiar la noción arraigada del yo permanente, invita a contemplar la impermanencia como una verdad fundamental de la vida. Reconocer la transitoriedad de todas las cosas es el primer paso para liberarnos del sufrimiento que surge de aferrarnos a lo mutable. En la aceptación de esta realidad, el budismo encuentra la llave de una  paz pasible de trascender la ilusión de la permanencia. Es en la fluidez del cambio donde hallamos la verdadera libertad, y en la comprensión de esta impermanencia donde florece la serenidad del corazón.

Al reconocer nuestra propia vulnerabilidad y la de todos los seres, cultivamos un corazón compasivo que se abre a la experiencia compartida del sufrimiento. En este camino hacia la compasión (karuna), encontramos una paz duradera, ya que al aliviar el sufrimiento de los demás, también contribuimos a sanar nuestras propias heridas. Esto nos otorga un sentido de conexión y plenitud que trasciende al ego. En la compasión, hallamos la esencia misma de la paz budista: un fluir amoroso que abraza todas las cosas con gentileza y sabiduría, siendo que para el budismo, todo es interdependiente y todo está interconectado.

Paz, compasión, y sabiduría se conjugan en este camino espiritual. La compasión actúa como una fuerza centrípeta que une a los seres en el Dharma. Que atrae y compromete. La compasión no es solo un sentimiento, también es una conducta. Los seres vivos tienen necesidad de amor, y responden a dicha carencia con dolor y resentimiento. La violencia genera así una fuerza centrífuga, que desplaza a los seres de su núcleo esencial, de la ley natural o dharma, y que por ende, tiene una repercusión cósmica. 

De allí derivan dos prescripciones básicas en la conducta de todo budista: 1) Dejar de hacer el mal. 2) Aprender a hacer el bien. Esta última afirmación es el principio de un largo camino a transitar. Camino que sólo es posible en tanto la mente se purifica. En ella se localiza el inicio de gran parte de los males. En la adaptación de los hechos a una mente serena el comportamiento social puede estar en armonía con los principios de paz y benevolencia.

En el Jardín budista de la mente, se cultiva la atención plena, o "Mindfulness", una práctica que invita a sumergirnos en el momento presente como la flor más preciada. Mindfulness permite apreciar cada instante con una atención arraigada en el ahora, liberándonos de las preocupaciones del pasado y de las ansiedades del futuro. La paz budista no es una quietud forzada, sino más bien un fluir blando con la corriente de la vida. Una mente pacificada proyecta pensamientos y acciones pacíficas. En la meditación, la mente se aquieta y se enfoca, creando un espacio donde la sabiduría puede brotar. La paz no es ajena al mundo, sino que se encuentra en la transformación de nuestra relación con él.

"Metta", o bondad amorosa, es otra joya en el collar del budismo. Es la práctica de cultivar un amor benevolente hacia uno y hacia todos los seres. Metta es como una brisa cálida que disipa las nubes de la aversión, sembrando semillas de misericordia que crecen en campos de entendimiento mutuo. Se trata de actuar desinteresadamente por el mero deseo de darse a los demás sin pretender nada a cambio. El deseo de ser o poseer es el que más enfáticamente cuestiona el budismo.

En la senda budista, la paz es tanto una búsqueda como un regalo que se despliega cuando desenrollamos los velos de la ilusión. La paz, en este contexto, es un arte delicado que se perfecciona a través de la atención, la compasión y la aceptación plena de lo que es.

Un pequeño cuento budista refleja esto, se titula “Cómo responder a un insulto”:

En una ocasión cuando Buda estaba predicando su doctrina, un hombre se le acercó y comenzó a insultarlo e intentar agredirlo, pero Buda se mantuvo en un estado de imperturbable serenidad y silencio. Cuando hubo terminado su acción, se retiró.
Un discípulo que se sintió indignado por los insultos que el hombre lanzó contra Buda le preguntó porqué dejó que lo maltratara y lo agrediera.
A lo que Buda respondió con segura tranquilidad: -“Si yo te regalo un caballo pero tú no lo aceptas ¿de quién es el regalo?”
El discípulo contestó: -“Si no lo acepto, sería tuyo todavía”.
Entonces Buda dijo: -"Bueno. Estas personas emplean parte de su tiempo en regalarme sus insultos, pero al igual que un regalo, yo elijo si quiero aceptarlo o no. Los insultos son como regalos: si lo recoges, lo aceptas; si no lo recoges, quien te insulta se lo queda en sus manos. No podemos culpar al que insulta de nuestra decisión de aceptar su regalo. Por esa misma razón, esos insultos son para mí como un regalo que elijo no aceptar. Simplemente los dejo en los mismos labios de donde salen.”

Así, desde la perspectiva del budismo, la paz es un camino que se recorre con cada respiración. Es la invitación a contemplar el fluir del río sin aferrarse a sus aguas, a encontrar la dicha en la simplicidad y la plenitud en el ahora.

Un escrito de la orientalista Liliana García Daris resume buena parte de lo dicho: “El budismo dice: ¡Tú eres Buda, mira hacia adentro! El ver hacia adentro, no es verse distinto del otro, sino igual. El corazón y la mente deben realizarse en lo universal. Compasión, esencia última de todos los seres y fundamento de la paz”. (2)

TAO

Todavía en Oriente, encontramos en el taoísmo pequeñas iluminaciones sobre la paz. Entre ellas, el concepto chino de Wu Wei, un término que a menudo se traduce como “no acción”, pero que no es inactividad, sino más bien una acción sin esfuerzo, una forma de actuar que surge espontáneamente en armonía con el curso natural de los acontecimientos. La paz, en la sensibilidad taoísta, florece cuando nos alineamos con el Wu Wei, dejando que la vida fluya sin resistencia. La dualidad Yin-Yang, como los dos polos de un imán, nos ofrece una visión taoísta de la complementariedad de todas las cosas. La paz se encuentra en el equilibrio dinámico entre estas fuerzas opuestas. Es el reconocimiento de que la luz y la oscuridad coexisten, y que la armonía se desnuda en la integración de estas polaridades.

La contemplación del Tao nos lleva a vivir en armonía con la naturaleza. La paz se revela así cuando sintonizamos con los ciclos naturales y reconocemos nuestra conexión intrínseca con el mundo que nos rodea. Es una invitación a caminar con la ligereza de un soplo de viento.

La sencillez, lo que los taoístas llaman “Pu”, es otra clave que ilumina el sendero hacia la paz. Reducir las complicaciones de la vida despojándonos de lo superfluo, nos facilita encontrar la serenidad en la esencia misma de las cosas.  La virtud es alinearse con el orden natural del cosmos. La paz taoísta es, en esencia, la manifestación de esta sencillez en cada acto y en cada pensamiento. 

A propósito, recomiendo mirar la película “Perfect Days”, del director alemán Win Wenders, ya que tiene mucho que ver con esto que estamos diciendo.  

JUNG

No quisiera dejar de hacer una breve mención al significado de la paz en la psicología profunda, concretamente en el pensamiento de C.G.Jung. El sabio suizo nos invita a contemplar la paz como un viaje hacia la integración de nuestras polaridades internas. La paz, según su mirada, es un estado que emerge cuando abrazamos y reconciliamos las facetas opuestas de nuestra psique.  Según Jung, la paz no es la ausencia de conflictos, lo cual es una quimera, sino la aceptación consciente de nuestra diversidad interior. Las sombras que yacen en los rincones oscuros de nuestra psique no son enemigas, sino compañeras en el intricado baile de la existencia. La paz resuena cuando reconocemos e integramos cada fragmento de nuestra vida anímica.  Jung nos enseña a mirar nuestras polaridades con ojos compasivos, a entender que la luz y la oscuridad coexisten, creando un tapiz que da forma a nuestra identidad. La paz comienza a ser posible cuando dejamos de resistir y permitimos que la sinfonía de nuestras contradicciones se entrelace en una melodía única. La paz entraña, en el lenguaje junguiano, el arte de la individuación, un proceso donde las partes separadas de nosotros encuentran su unidad. Al abrazar nuestra sombra, al reconocer la luz, nos convertimos en artífices de una paz que no se busca afuera, sino que nace desde el interior mismo. Es un rincón sagrado en el que los conflictos internos pueden encontrar su resolución. En este viaje hacia la completitud, que nunca termina, descubrimos que la paz no es un destino final, sino una búsqueda que nos invita a abrazar la complejidad de nuestra existencia y a encontrar la calma en la amalgama suave de nuestras tensiones.

DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

Para finalizar este escrito, quisiera hacer una pequeña referencia al diálogo interreligioso, y a su importancia en la construcción de una cultura de la paz. En el coloquio promovido por el dicasterio para el Diálogo Interreligioso (4 de Abril de 2024), el Papa Francisco dijo lo siguiente: “Hoy, muchas, demasiadas voces, hablan de guerra: la retórica belicosa, por desgracia, se ha vuelto a poner de moda. Esto es malo. Pero mientras se difunden palabras de odio, la gente muere en la brutalidad de los conflictos. En su lugar, hay que hablar de paz, soñar con la paz, dar creatividad y concreción a las expectativas de paz, que son las verdaderas expectativas de los pueblos y de las personas. Que se hagan todos los esfuerzos posibles en este sentido, dialogando con todos. Que su encuentro en el respeto de la diversidad y con la intención de enriquecerse mutuamente sea un ejemplo para no ver al otro como una amenaza, sino como un don y un interlocutor valioso para el crecimiento mutuo”. 

Estas palabras desafiantes de Francisco nos piden una escucha atenta del otro, una actitud receptiva hacia su sensibilidad espiritual, hacia su modo de vivir. Y es que la "buena nueva" que recibo desde esa otredad supone una conversión de perspectiva, juicio y valoración. Al contemplar al otro en toda su dignidad se torna posible la danza sagrada de intercambio y transformación, donde espera el potencial para construir un mundo más pacífico; donde la diversidad sea celebrada como manifestación de la sabiduría infinita de Dios; y donde los seres humanos, en búsqueda compartida de significado y trascendencia, podamos soñar con-vivir como verdaderos hermanos. 

Mayo, 2024


(1) Debo las reflexiones reproducidas al trabajo de la teóloga brasileña Lucchetti B, M. Clara.

Bibliografía:

.Daris, Liliana García. Sabiduría para la paz: El budismo. Rescatado en: https://bibliotecadeespiritualidadymeditacion.files.wordpress.com/

.Lucchetti Bingemer, María Clara. Violencia y religión: confrontación y diálogo. La Crujía Ediciones, Buenos Aires, 2007. 

(*) El trabajo fue leído en la Jornada "La Paz y el Arte", celebrada el Jueves 23 de Mayo en la Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la Universidad del Salvador. El evento contó con la participación de distintos expositores.



martes, 23 de enero de 2024

Reflexiones Junguianas (X), por Néstor E. Costa

 


Sabemos que la ciencia mecanicista o ciencia formal es la "reina" de los saberes. Pero también comenzamos a sospechar desde hace ya varios años que no es la única forma de conocimiento al que el ser humano puede aspirar. Y ha sido precisamente la física la que, con sus nuevas indagaciones, está demostrando que hay una unidad entre todas las cosas que existen en el universo. Es decir, el paradigma dominante de la diferenciación y separación y de las especializaciones, sin ceder su lugar, reconoce una nueva cosmovisión indivisa de mucha mayor amplitud, la que se conoce como campo unificado de energía. Por otra parte, esta nueva visión fue anticipada, según época y perspectivas, por pensadores como el griego Empédocles, el gnóstico Plotino y filósofos como Leibniz y Schopenhauer y más recientemente por investigadores como Carl G. Jung y Edgard Morin.

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Hay una palabra que suele usarse en forma frecuente y coloquial y la misma es "destino". Una de las definiciones que el Diccionario de la Real Academia Española tiene para esta término es:"encadenamiento necesario y desconocido de los acontecimientos", pero también la emparenta con otro vocablo: "suerte" y dice: "no debemos acusar al destino de nuestras desgracias". Ejemplo este último que me hizo recordar una conocida frase de Jung: "lo que no se hace consciente se transforma en destino". Como puede verse en el propio determinismo que encierra cualquiera de estos acaeceres, coexisten en forma simultánea las polaridades positivas y negativas las que son propias de toda situación humana. 
Pero, ¿cuál es el presunto origen de este término?: Hesíodo (siglo VIII a. de C.) en su "Teogonía" dice que es una divinidad ciega, hija del Caos y la Noche y al cual todas las divinidades le están sujetas. El cielo, el mar, la tierra y los infiernos están bajo su dominio y nadie puede cambiar sus resoluciones. Al decir de los estoicos, era aquella fatal necesidad según la cual todo sucedía en el mundo. Por su parte, el poeta latino Ovidio  pone en boca de Júpiter (Zeus para los griegos) "que él está sujeto a la ley del destino". El mismo poeta ha de sostener que "los destinos de los reyes estaban grabados sobre el diamante". Sin embargo, Virgilio, deja entrever en uno de sus escritos que había forma de eludir al destino. 
Servidoras fieles de esta divinidad ciega eran las famosas "Parcas" (equivalentes a las Moiras griegas) a quienes se las representaba como hilanderas, cuyo hilo, que era la vida de los seres, dependía de los dictados del Destino. Tampoco el gran poeta griego Homero dejó de tener en cuenta a esta poderosa divinidad.

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En más de una oportunidad seguramente se han preguntado (sobre todo aquellos que desconocen sus propuestas) porqué Jung ha recurrido a explicaciones que tienen que ver con otras disciplinas aparentemente muy lejanas de la psicología, como puede ser la física, para explicar su cosmovisión. Las respuestas pueden ser varias, pero solamente voy a dejar entrever dos que me parecen de suma importancia. La primera es generalizante y es la que tiene que ver con la palabra " psicología", que significa "estudio del alma" y por extensión, pero de mayor especificidad, la de su aplicación, la "psicoterapia" y cuya esencia es el "tratamiento del alma". Como dice el propio investigador suizo: "el alma es el lugar de nacimiento de toda actuación, de todos los acontecimientos" que se vinculan con el ser humano. 
La segunda respuesta a esa pregunta del comienzo, es el propio aspecto científico que le incumbe, es decir, que ninguna especialidad debería ponerse límites a sí misma dado que el hacerlo implicaría un cercenamiento a sus posibilidades. Por eso, en lo que hace a la psicoterapia ha de resaltar el valor que juega el alma en sus múltiples vinculaciones.
"Los trastornos anímicos tal vez, dejen más claro que las enfermedades corporales que el alma es un todo en el que cada parte depende de las demás. Con su neurosis, el enfermo no nos trae una especialidad, sino toda un alma y un fragmento del mundo al que esta alma está unida, y sin el cual no la podríamos entender suficientemente". (Jung, "Problemas generales de la psicoterapia"-parág. 212).


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.

domingo, 3 de diciembre de 2023

Serie Meditaciones #10. Sobre una frase del analista junguiano James Arraj: "La psique no puede saltar afuera de la psique". Por Juan Manuel Otero Barrigón

 MEDITACION #10

La psique es un misterio. Es un campo de energía que abarca nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma. Es la corriente dinámica de la que brotan nuestros pensamientos, sentimientos, recuerdos y sueños. Es la fuerza que nos impulsa a vivir.

La psique es como un río. Es un flujo constante de energía que nos atraviesa. Está llena de aguas claras y turbias, de aguas profundas y superficiales. Y aunque no podemos controlar el río, podemos aprender a navegar por él.

La psique es también un lugar de sombras. Está llena de los aspectos de nosotros mismos que no queremos ver: nuestros miedos, nuestros deseos, nuestras heridas. Sombras que son una parte de nosotros, y de las cuales no podemos escapar. Sombras que, no obstante, podemos integrar, y de esa manera crecer y sanar.

Jung creía que la psique es un sistema autorregulador. Siempre está tratando de encontrar un equilibrio entre los opuestos. Cuando la psique está en armonía, nos sentimos serenos y saludables. Pero cuando sucede lo contrario, podemos sentirnos ansiosos, deprimidos, enfermos.

La psique es también un lugar de creación. Es el origen de nuestra creatividad, nuestra intuición y nuestra imaginación. Es la fuerza que nos impulsa a crear arte, música, literatura y ciencia.

La psique es un misterio, pero también es un tesoro. Es el semillero que nos impulsa a vivir una vida plena y significativa.

James Arraj fue un analista estadounidense, que hasta su muerte en 2009, trabajó promoviendo como pocos el diálogo entre la psicología analítica y la espiritualidad cristiana, intentando reencauzar la senda trunca que en su tiempo iniciaran C.G.Jung y el padre Victor White. En la página 24 de su libro "Junguian and Catholic?", se lee la cita que titula esta meditación, "La psique no puede saltar afuera de la psique". Con ella, Arraj sugiere que no podemos escapar de nosotros mismos, ni podemos huir de nuestra naturaleza profunda. El objeto del psicólogo/a son las imágenes psíquicas y no las cosas en sí mismas, como ocurre en disciplinas como la filosofía y la teología. Esto significa que nuestra experiencia del mundo siempre está influida por nuestra psique y sus contenidos, por lo que no podemos separar completamente nuestra experiencia externa de nuestra realidad interior. 

Cuando integramos nuestras sombras, nos hacemos más completos. Nos liberamos de la carga del pasado y nos abrimos a nuevas posibilidades. Nos volvemos más creativos, más intuitivos y más compasivos.

La psique es un viaje. Es un viaje de autodescubrimiento y crecimiento. Es un viaje que nunca termina. Pero es un viaje que siempre vale la pena.

JMOB.


lunes, 6 de noviembre de 2023

Serie Meditaciones #9. Acerca de la pneumafobia, enfermedad de la psicología académica. Por Juan Manuel Otero Barrigón

 MEDITACION #9

El espíritu, con su misterio y su elusividad, con frecuencia es marginado en entornos académicos que valoran la empiria y la objetividad. En la búsqueda de una comprensión objetiva y científica del mundo, herimos nuestra relación con el espíritu, con esa dimensión que es inherente a la condición humana. Este rechazo del espíritu no solo nos separa de aspectos profundos de nosotros mismos, sino que también nos lleva a una sensación de vacío y desorientación con la cultura en su conjunto. Como individuos y como sociedad, dejamos de lado una parte esencial de nuestra experiencia humana, y esta herida en el pneuma resuena a través de las generaciones.

Esta situación se traduce de distintas maneras. Una de ellas la observamos frecuentemente quienes accionamos en el campo de la psicología profunda. Las ideas de Jung sobre la psique y la espiritualidad son todavía  recibidas muchas veces con escepticismo, consideradas más como cuestiones filosóficas o incluso pseudocientíficas, que como temas legítimos de investigación.

El positivismo promovió un enfoque puramente objetivo y cuantitativo en la investigación psicológica, excluyendo o minimizando los aspectos subjetivos, emocionales, y sobre todo espirituales de la realidad humana. Esta perspectiva, aunque valiosa para el avance de cierta ciencia, a menudo dejaba de lado cuestiones relacionadas con la espiritualidad, la conciencia, la subjetividad y la profundidad psicológica, que son centrales en las ideas de pensadores como C. G. Jung.

Pneuma significa espíritu en griego, y a veces nos volvemos contra el espíritu y despreciamos a quienes lo representan, no sólo porque nos parecen "poco científicos", sino porque resistimos al espíritu y también lo tememos. El psicólogo John Carroll le puso un nombre a esta situación: pneumafobia. La respuesta de rechazo es evidente en las etiquetas despectivas todavía usadas contra autores como Jung en ámbitos académicos, al que se lo ha tildado, alternativamente, ya como "místico" o como "religioso", de manera, por supuesto, siempre despectiva o condenatoria.

La "pneumafobia" en la academia tiene raíces que se entrelazan con la evolución histórica de la educación y la ciencia. A medida que la Ilustración y el positivismo ganaban terreno, la ciencia se convirtió en el faro que guiaba la investigación académica. Este enfoque rigurosamente empírico excluía a menudo las dimensiones más espirituales o subjetivas de la experiencia humana. Las ideas de Jung, con su énfasis en la exploración de lo inconsciente y lo espiritual, chocaban con este paradigma predominante, que iba conformando una "psicología sin alma".

"La conciencia secular arrastra una herida sobre el pneuma, en el sentido de que nos damos cuenta de que hemos fracasado, como individuos y como cultura, a la hora de relacionarnos con él", afirma David Tacey en su recomendado libro "The darkening spirit: Jung, Spirituality, Religion" (Routledge, 2013). Sentimos que el pneuma está presente, pero nos volvemos contra él, lo negamos y lo denigramos.

La consecuencia de esta "pneumafobia" es que, por un lado, se deja de lado un aspecto fundamental de la psicología humana. Las experiencias espirituales y la búsqueda de significado son una parte vital de la vida de muchas personas y, por lo tanto, merecen una atención seria en la investigación académica.

Por otro lado, la "pneumafobia" también tiene un impacto en la formación de los profesionales, terapeutas y psicólogos. Cuando omitimos considerar la dimensión espiritual en la comprensión del ser humano, se menosprecian las complejidades y riquezas de nuestra condición, para terminar abrazando una visión reduccionista y fragmentada de la psicología y de la humanidad. Al menospreciar la importancia de la dimensión espiritual en nuestra formación, nos arriesgamos a limitar peligrosamente la capacidad de los futuros profesionales de abordar de manera integral las necesidades y deseos de las personas que buscan ayuda y comprensión. Abrazar una visión más inclusiva e integral, que reconozca la espiritualidad como una parte legítima de la experiencia humana no solo enriquece la formación de profesionales de la salud mental, sino que también promueve una curación más profunda y un entendimiento más completo de la complejidad de lo humano.

No obstante también, la herida de la pneumafobia puede ser una fuente de inspiración. La conciencia secular, al reconocer su desconexión con lo espiritual, tiene la oportunidad de sanar y reconciliarse con el espíritu. En lugar de negarlo, podemos aprender a abrazar la riqueza de la experiencia espiritual en todas sus formas. Esta no es una llamada necesariamente a la religión en el sentido tradicional, sino a una comprensión más profunda y abierta de lo espiritual como dimensión esencial de la existencia humana. Al hacerlo, podemos comenzar a sanar la herida en el pneuma y recuperar un sentido más completo de nuestra propia humanidad.

Y es que como decía el poeta Hölderlin, "Allí donde está el peligro, también crece lo que salva”.

JMOB. 



miércoles, 1 de noviembre de 2023

Cierre del II Seminario "INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA PSICOLOGÍA ANALÍTICA - C.G.JUNG" . Universidad del Salvador (USAL)


El pasado martes 31 de Octubre cerramos la 2da edición del STO "Introducción a la Teoría y Práctica de la Psicología Analítica - C.G.Jung", con alumnos/as de 5to año de la Facultad de Psicología & Psicopedagogía de la Universidad del Salvador.

Fueron otros 3 meses compartiendo las exploraciones del maestro suizo por las profundidades del Alma, un viaje lleno de intuiciones poderosas que a muchos nos ha inspirado a continuar su obra. Además, varios de los estudiantes participantes cursaban su último día de carrera. ¡Que momento!

¡Gracias a los futuros colegas que formaron parte!


lunes, 18 de septiembre de 2023

Reflexiones Junguianas (IX), por Néstor E. Costa

Siempre tomó cuenta Jung de las dificultades de expresar y de transmitir que eran los arquetipos, dado que hablar de  ellos nos remite necesariamente a la psique. En realidad, cuando se ingresa en estos dominios no hablamos sobre la psique, sino que es la propia psique la que se expresa sobre sí misma. De ahí la incomprensión que notaba el investigador suizo en algunos hombres  y el consecuente miedo que denotaban cuando debían admitir su propia femineidad; claro, señalaba; la dificultad surgía cuando entraba en juego lo que era la palabra "Anima" y lo mismo puede pasar, tanto para los hombres como para las mujeres, con ciertos aspectos de la "Sombra" o de cualquier otro arquetipo.

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En el mundo del enfermo mental sus imágenes lo sumen en fatal confusión, pero también son la matriz de la fantasía creadora de mitos, los cuales han desaparecido de esta época racional.
Como dice Jung, la fantasía mítica existe en todas partes y es tan mal vista como temida, dado que es la senda que conduce a las profundidades de lo inconsciente. En la parte II del Fausto, el investigador, nos recuerda la sentencia que allí escribe Goethe: "Atrévete a abrir las puertas ante las cuales todos prefieren pasar de largo...".

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Hay una faceta de la personalidad de Jung poco conocida para aquellos que no han leído su obra. Fue un hombre que en un momento determinado de su vida decidió crear un lugar físico para usarlo como una suerte de retiro, con la finalidad que el mismo expresara su mundo interior.
Así nació Bolligen, en las orillas del lago de Zurich; una suerte de  edificio con forma de torre hecho de piedras, sin electricidad, ni adelantos modernos de ningún tipo, a punto tal, que durante la noche encendía viejas lámparas de aceite para iluminarse y hasta el agua la extraía de un pozo. 
La primera torre la construyó en 1923, después de la muerte de su madre y añadió nuevas secciones a lo largo de un período de treinta y dos años. Allí, Jung pasaba largas horas, incluso solía hacerse la comida cortando leña y cocinando sus alimentos. Decía que la sensación de reposo y el silencio que lo rodeaba lo hacían vivir en modesta armonía con la naturaleza, haciéndolo sentir con plenitud su mundo interior. Una de sus reflexiones nos vincula directamente con esa profundidades psíquicas ignotas: solía decir que  los pensamientos que lo invadían procedían de hace muchos siglos y que por consiguiente,"anticipaban un futuro remoto": "Allí veo la vida como un círculo, como algo que siempre está llegando a ser y pasando".


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.


martes, 2 de mayo de 2023

Serie Meditaciones #2: "El Daimon nos reclama anímicamente". Por Juan Manuel Otero Barrigón

 MEDITACION #2

En sus clases sobre el simbolismo del Tarot, el filósofo Enrique Eskenazi solía insistir con el siguiente aforismo: "El daimon nos reclama anímicamente".
Antiguamente, la palabra "daimon" refería a una fuerza espiritual o divina que influye en la vida de una persona. En la Grecia clásica, el daimon se consideraba un ser intermediario entre los dioses y los humanos, y se creía que cada persona tenía su propio daimon, que influía en su destino y en su carácter. En aquel contexto, decir que el daimon nos reclama anímicamente implicaba la actitud de estar atentos a un impulso interior, una llamada o un destino experimentado como necesidad imperiosa de seguir cierto camino o cumplir una misión determinada.
Dos milenios despúes, y en la búsqueda por devolverle a la psicología su alma perdida, C.G.Jung recuperó esta noción de daimon como "guía interior" o "voz de las profundidades", que se manifiesta a través de sueños, símbolos e intuiciones. En dicho sentido, la idea de que el daimon nos reclama anímicamente puede leerse como la necesidad de una escucha atenta al lenguaje del alma, en resonancia siempre honda con nuestro propósito de vida. James Hillman siguió esta misma senda al escribir "El Código del Alma", una de sus obras más penetrantes y accesibles.
En cualquier caso, decir que el daimon nos reclama anímicamente significa que existe una fuerza interior poderosa que busca expresarse y realizarse a través de la persona misma, y que se experimenta como una llamada profunda, sagrada, ineludible.

JMOB.

lunes, 3 de abril de 2023

Serie Meditaciones #1: "Los dioses se convirtieron en enfermedades". Por Juan Manuel Otero Barrigón

 MEDITACION #1

Sobre la frase "Los dioses se convirtieron en enfermedades", de C.G.Jung 

En el parágrafo 54 del Vol 13 de las Obras Completas de C.G.Jung ("Estudios sobre Representaciones Alquímicas", Ed. Trotta) se puede leer lo siguiente: "(...) Estamos todavía poseídos por nuestros contenidos psíquicos autónomos como si estos fuesen dioses. Hoy son denominados fobias, obsesiones, etc., en síntesis, síntomas neuróticos. Los dioses se convirtieron en enfermedades y Zeus ya no gobierna el Olimpo, sino el plexus Solaris y produce curiosidades para las consultas médicas o perturba el cerebro de los políticos y periodistas que sin saber desatan epidemias psíquicas".

La frase resumida, que circula por varios lugares, apunta a una idea fundamental en la psicología de la religión junguiana, según la cual los dioses que en otras épocas fueron objeto de culto y veneración, pasaron a ser representaciones simbólicas de procesos psicológicos inconscientes que comenzaron a manifestarse en forma de padecimientos psíquicos. 

Jung sostenía que, a medida que la humanidad se fue desenvolviendo en los últimos siglos, las estructuras sociales y culturales que antes proveían sentido de pertenencia y seguridad comenzaron a debilitarse, dejando un vacío que se tradujo en la pérdida de contacto con la dimensión espiritual. En el pasado, los dioses en tanto representaciones simbólicas de contenidos del inconsciente profundo, eran venerados y adorados como seres divinos. Sin embargo, con el paso del tiempo, el desarrollo de la ciencia y la secularización de la cultura occidental, se devaluó la relación con lo espiritual y lo trascendente. Esta pérdida del sentido de lo divino propició que dichos contenidos comenzaran a manifestarse en la psique individual como síntomas y patologías diversas. 

No hay que olvidar que para Jung, en una de sus contribuciones más potentes, la función religiosa de la psique remite a una necesidad innata que tiene el ser humano de vincularse con algo espiritual y trascendente. En su pensamiento, la psique no puede ser totalmente comprendida si no se toma en cuenta esta dimensión. Jung sostenía que la función religiosa de la psique no se limita a una religión o sistema de creencias determinado, sino que tiene diversas expresiones, en diferentes épocas y culturas. La función religiosa puede ser entendida a partir de la búsqueda de sentido y conexión con algo más grande y profundo que el individuo mismo.

Jung también consideraba que la función religiosa es fundamental cuando hablamos de la salud psicológica y emocional del ser humano, y que la falta de una conexión significativa con algo trascendente es una ruta bastante propicia a la desesperanza, la ansiedad y/o la depresión. Esta función religiosa de la psique se puede vehiculizar por varias vías, entre ellas la experiencia mística, la creatividad artística,  la práctica de la meditación, y otras formas de atención a lo espiritual.

JMOB.

viernes, 3 de febrero de 2023

Reflexiones Junguianas (VIII), por Néstor E. Costa

Desde hace un tiempo a esta parte, he notado que en algunos escritos, pero sobre todo en televisión, se usa el vocablo "extrovertido" , en lugar del clásico y utilizado por Jung: "extravertido". El uso actual con "o" y ya para su época, decía el pensador suizo, que era un mal uso del latín. Evidentemente el dinamismo del lenguaje ha sido decisivo en este cambio de grafía y seguramente aceptado como tal por la Real Academia Española, y así acaba de aseverármelo una colega. En un viejo diccionario que poseo, de la década de 1970 y de cinco volúmenes, hay una sola palabra que empieza con "extro" y es "extrospección", término que vincula a criterios objetivos de observación del comportamiento humano, pero esto ya es harina de otro costal.

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La frecuente confusión que un arquetipo puede ser aclarado totalmente y por ende, superado, lleva a veces a equivocaciones teóricas. Como bien lo señala Jung, los mejores intentos de explicación son al fin de cuentas intentos de una "traducción" más o menos lograda de un grupo de imágenes a otro, dado que el lenguaje no es otra cosa que un conjunto de imágenes. La explicación sobre un arquetipo debe guardar, en lo posible, el sentido funcional del arquetipo en cuestión, de tal forma, que el mismo sea comprensible para la consciencia.

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Sabemos que Jung se refirió al arquetipo del "sí- mismo" (el arquetipo central de la personalidad o de la jerarquía) de diversas maneras. Una de las formas que ha tenido de referirse a este tema ha sido desde la alquimia. Voy a remitirme a un texto de su autoría: "Estudios sobre representaciones alquímicas", dice el investigador:
"Las denominaciones simbólicas de "prima materia", remiten al "ánima mundi", al hombre platónico originario, al "anthropos" y al Adán místico, que es concebido como redondo (totalidad), cuadripartito (lo diferente que se reúne en sí), hermafrodita (más allá de la separación de géneros sexuales, es decir, sobrehumano) y húmedo (es decir, psíquico). Esta forma describe el "sí-mismo", la indescriptible totalidad del hombre".


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.

sábado, 7 de enero de 2023

Imagen y Mundo Intermedio (J.M.Otero Barrigón)

Imagen y Mundo Intermedio

Por Juan Manuel Otero Barrigón

"Mi alma, ¿dónde estás? ¿No me escuchas? Te hablo, te estoy llamando. ¿Estás ahí? He regresado, estoy aquí de vuelta. He sacudido el polvo de todas las tierras de mis pies y he llegado a ti. Estoy contigo. Después de muchos años vagando, he regresado a ti. ¿Debería contarte todo lo que he visto, experimentado y bebido? ¿O quieres escuchar sobre todo el ruido de la vida y el mundo? Una cosa debes saber: lo más importante que aprendí es que debes vivir esta vida".

C.G.Jung, “El Libro Rojo”

1

Entre los u´wa, un pueblo amerindio que habita la región de lo que hoy es Colombia, se cuenta el siguiente mito de origen: 

"Al principio, el universo estaba conformado por dos esferas: un mundo de arriba –de luz cálida y seca–, y un mundo de abajo –de oscuridad húmeda y vacío–. Vino después el movimiento y los mundos de abajo y de arriba se mezclaron, y como resultado de esta mezcla surgió el mundo intermedio. El mundo de arriba es Blanco, el mundo de abajo es Rojo, de la mezcla se formaron el mundo Azul y Amarillo. Los mundos de arriba y de abajo son indestructibles, pero, por el contrario, el mundo intermedio sólo puede existir si se mantienen esos dos mundos originales.

Los hombres habitan en el mundo intermedio, y allí la vida fue creada a partir de materiales que pertenecen a los dioses de los mundos de arriba y de abajo. Estos materiales están almacenados en distintas esferas, y son por lo general, lagos de colores. Todo lo que existe en el mundo, pasó a través de estas esferas durante el momento de su creación y en ese paso tomó sus propiedades. El mundo de arriba, Blanco, es el lugar donde habita el agua pura y en el mundo terrenal se representa con las montañas cubiertas de nieve. Al interior del mundo Amarillo, se encuentran las propiedades de las enfermedades y de las plantas medicinales. El Rojo es el mundo de la fertilidad y de la sangre menstrual. El barro, que es la materia de la que están hechos todos estos elementos, lo guardan los dioses en las distintas esferas. Los dioses shamánicos viajeros robaron, por medio de engaños, el barro que se encontraba en estas esferas y lo llevaron al mundo intermedio, el mundo de los hombres. Por lo tanto, todos los seres y las cosas del mundo intermedio terrenal poseen todo lo esencial para la vida, de las mismas fuentes y por procedimientos similares. Todos los seres están compuestos por una misma materia. Así, no existen diferencias entre los seres vivos que habitan en el mundo intermedio. Toda la naturaleza, todos los seres del mundo intermedio, incluyendo al hombre, reciben estos regalos de los dioses. Rukwa, el Sol, estuvo pensando. Debía mandar el calor del sol y el agua de los lagos del mundo de arriba, al mundo intermedio, para que allí las semillas crecieran. Lo que descubrió Rukwa era que, a pesar de que todo había sido creado, el mundo todavía no había sido puesto en movimiento. Con el propósito de lograrlo, mezcló el calor del sol con el agua de los lagos y puso entonces en movimiento el proceso de la vida y de la muerte, en el mundo intermedio". (1)

2

En el tránsito que discurre entre lo visible y lo invisible, nos encontramos con un tramo habitado por la imagen que es fuente expresiva de símbolos, mitos y arquetipos. Tales imágenes se nutren de las percepciones sensoriales que son propias de nuestra vida de vigilia, como así también de aquellas raíces más profundas que hunden en nuestra interioridad.

Por vía de la imaginación, hacemos presente en nuestra mente un elemento del mundo exterior convertido en imagen interna. Su capacidad es la de representar la ausencia. Mediante la operación imaginativa tomamos distancia de las situaciones inmediatas pudiendo atribuirles un significado. Esto supone, más allá de la recreación interior del objeto exterior, una activación de energía psíquica instintivo-emocional, gracias a la cual logra modelarse el vínculo entre lo tangible y lo intangible.

La imaginación es fuente casi inagotable de imágenes. La imagen, al disociarse del tiempo, se asienta en el espacio, desplegando de esta manera su universo rico en posibilidades.  

Las imágenes comunican sin juicios de valor, apelando a distintos niveles de comprensión, de manera sintética y potente; emergen del presente y se adaptan a la situación particular del receptor, en función de su edad, su origen cultural, su nivel intelectual, etc.

Las imágenes son el soporte privilegiado de los símbolos, y por tanto, capaces de despertar profundas resonancias psíquicas, afectivas, corporales y espirituales, a quienes por ellos se dejan tocar.

Este potencial plurivalente de las imágenes permite que la experiencia simbólica sea (re) constructiva. Según las circunstancias, una misma imagen puede constelar distintos matices, implicaciones, significados. 

3

La apertura a lo imaginario, como conjunto de imágenes y de relaciones de imágenes que expresan el capital simbólico del ser humano (G.Durand), significa la entrada al campo donde los arquetipos del inconsciente colectivo llegan a expresarse a través de la psique individual y de sus procesos más profundos. 

Dicho espacio resalta la esencialidad que guarda la Realidad Psíquica como un ámbito igual de válido a la realidad exterior u objetiva con la que estamos familiarizados. Según Jung: “La “Realidad Psíquica” es un concepto controvertido, como “psique” o “mente”. Por los últimos términos algunos entienden la conciencia y sus contenidos, otros permiten la existencia de representaciones “oscuras” o “subconscientes”. Algunos incluyen a los instintos en el dominio psíquico, otros lo excluyen. La gran mayoría considera que la psique es un resultado de procesos bioquímicos en las células cerebrales. Unos cuantos conjeturan que es la psique lo que hace funcionar las células corticales. Algunos identifican “vida” con psique. Pero sólo una minoría insignificante considera al fenómeno psíquico como una categoría de existencia per se y saca las conclusiones necesarias”.(2)

Los arquetipos no son productos del cerebro ni derivados de su actividad. Se trata de realidades de orden superior, principios rectores que organizan la psique profunda, y que se manifiestan de variadas formas de acuerdo a la cultura, tradición o sistema. 

Si la imaginación reproduce y recrea la realidad a partir de imágenes, el imaginario constituye la matriz profunda de la imaginación simbólica, que posibilita por medio de su exploración la entrada a nuevas dimensiones del ser. 

En palabras de Gilbert Durand: “El hombre transforma el mundo en imágenes. Todo fenómeno humano se presenta necesariamente como un mensaje simbólico. El imaginario es, pues, el indicador de la ciencia del hombre. En el animal, las imágenes primitivas definen y permiten el equilibrio de la especie. Sin embargo en el hombre esto se hace más complejo y se expresa de forma que los arquetipos humanos son receptáculos de imágenes posibles. Se nos presentan como moldes dispuestos a recibir imágenes más o menos especificadas según las culturas, los momentos históricos, etc”. (3)

El imaginario, nos dice entonces Durand, tiene un carácter instaurativo del comportamiento del ser humano, de allí que este sea definido esencialmente como homo simbolicum

4

Si por imagen no debe entenderse solamente lo visual, sino toda representación sensorial, podemos entonces sugerir que el mundo imaginario no consume en su totalidad el campo de la imagen. 

Existe otro ámbito, proveniente de los estratos trascendentes, donde la imagen llega como receptáctulo de una plenitud. Ese mundo intermedio es conocido como lo imaginal. 

En palabras de Jean Y ves Leloup: “Entre los dos (el mundo empírico y el mundo del entendimiento abstracto), existe un mundo intermediario, mundo de la imagen o de la representación, un mundo ontológicamente distinto al mundo de los sentidos y al mundo del intelecto, un mundo que requiere una facultad de percepción que le es propio...”. (4)

Según Javier Melloni, la cualidad de lo imaginal reside en ser portador de Presencia y de Presencias. Su lugar es psico-cósmico.

Lo imaginal es un fenómeno transicional, tal como lo es también la imaginación. Pero mientras esta última en su sentido habitual es consciente, y en tanto la fantasía es preconsciente, lo imaginal se nutre de la vida supraconsciente. De acuerdo con Henry Corbin, uno de los grandes teóricos de este reino, el mundo imaginal tiene existencia independiente de quien lo percibe y constituye uno de los tres planos de la realidad, junto con el mundo sensible por debajo y el inteligible o espiritual por arriba. Como región intermedia, apuntala la continuidad y la escala hacia niveles ontológicamente superiores. Melloni lo explicita del siguiente modo: “Es el lugar de los acontecimientos del alma y de los relatos visionarios, allá donde lo invisible se hace visible y lo inaudible, audible”.(5)

Corbin sugería que lo imaginal: “(…) posee extensión y dimensión, figuras y colores: pero no se los puede percibir por medio de los sentidos a la manera de las propiedades de los cuerpos físicos. No, estas dimensiones, figuras y colores son objeto de la imaginación perceptiva o de los “sentidos psicoespirituales”. (6)

El mundo imaginal, en tanto “materialidad inmaterial”, es el escenario o teatro donde uno ingresa como espectador o participante de aquello que es puesto en escena. Es un mundo con  sus propios personajes, tiempos y tramas particulares. 

La inmersión en el mundo imaginal no está exenta de riesgos, ya que así como su exploración puede resultar sumamente enriquecedora y nutritiva en clave álmica, también su carácter real y patente puede inducir a perder de vista la realidad consensual cotidiana en personalidades con un yo demasiado frágil.  

De allí la importancia de acceder a estos reinos de manera protegida y segura. Para tal fin, se suelen utilizar distintas herramientas y técnicas, una de las cuales, la imaginación activa, cuenta con el soporte del encuadre analítico. 

5

El mito de los u´wa narra de manera pintoresca el nacimiento del género humano a partir de la mezcla de otros dos mundos, el de arriba y el de abajo. En el relato priman los colores y las imágenes sugestivas, dando cuenta de un mundo intermedio distinto conceptualmente a aquel postulado por Corbin, pero imbuido de aquel, y desde el cual dicho mundus imaginalis puede ser intuido.

Los seres humanos habitamos un mundo, que entre el Blanco y el Rojo originarios, es resultado de una alquimia, que como en otras mitologías, necesita de la ayuda de los dioses para llegar a producirse. 

Así, desde un mundo intermedio es que logramos atisbar al otro, intermedio también, quizás porque los seres humanos somos capaces de participar transitivamente de ambos. 

Dos mundos intermedios que no deben confundirse ya que remiten a planos distintos, más allá de que la denominación propuesta por el mito y por nuestros citados autores sea la misma. Lo cual también da cuenta de la potencialidad humana de sumergirnos en tales estratos.  

Desde lo personal y consciente hacia lo suprapersonal y supraconsciente, nos desplazamos hacia posibilidades más íntimas desde las cuales la Realidad se revela en mayor plenitud. Ello requiere cierta ascesis de  la mirada, y de nuestro ser todo, para mejor disponerlo a la recepción de aquellos tesoros sutiles que brotan desde lo alto/profundo.

6

La imaginación activa es una poderosa técnica de trabajo interior que implica el diálogo con diferentes partes que viven en el inconsciente, en un intento por descubrir lo esencialmente humano. Se diferencia de la fantasía ordinaria y pasiva, guardando semejanza con el sueño, excepto que en la práctica de la imaginación activa se permanece consciente y despierto durante el proceso. Esto le confiere en gran medida su particularidad. Las imágenes emergen del inconsciente y trasvasan hacia la imaginación tal como llegarían en un sueño si se estuviese dormido.   

Para el antropólogo Fernando Schwarz, el mundo intermedio, lugar de la geografía sagrada, es al macrocosmos lo que la imaginación activa es al microcosmos. Esto significa que la geografía sagrada se nos hace accesible a través de la práctica de la imaginación activa. 

Así es que a través de alguna forma de expresión creativa, que puede ser el dibujo, la pintura, la danza, la escritura, la música o la cerámica, por citar algunos ejemplos, se establece una vía de comunicación entre la consciencia y el inconsciente. En todo caso, la posibilidad de contacto con regiones metafísicas, trascendentes a la vida psíquica, no resulta negada, si bien desde la clínica junguiana suele optarse por traducir dichos materiales a valores psíquicos.  Aunque los productos finales generados por  la imaginación activa no sean siempre interpretados, lo fundamental es lo que ocurre entre el “imaginante” y su obra,  siendo que dicha técnica puede facilitar verdaderas transformaciones de la consciencia.

Jung explicó lo esencial de este proceso en una carta: “El punto es que comienzas con cualquier imagen, por ejemplo, sólo con esa masa amarilla en tu sueño. Contemplala y observa cuidadosamente como la imagen empieza a desarrollarse o cambiar. No intentes convertirlo en algo, simplemente observa cuáles son sus cambios espontáneos. Cualquier imagen mental que contemple de esta manera tarde o temprano cambiará a través de una asociación espontánea que causa una ligera alteración de la imagen. Debes evitar cuidadosamente los saltos de un tema a otro. Mantente firme en la imagen que has elegido y espera hasta que cambie por sí sola. Ten en cuenta todos estos cambios y entra tu mismo en la imagen, y si se trata de una figura que habla, entonces dile lo que tienes que decirle a esa figura y escucha lo que él o ella tiene que decir. Por lo tanto, no solo puedes analizar tu inconsciente, sino que también le das a tu inconsciente la oportunidad de analizarte a ti mismo, y así creas gradualmente la unidad de consciente e inconsciente sin la cual no hay individuación en absoluto”.(7)

Los acontecimientos en la práctica de la imaginación activa tienen lugar en el nivel imaginativo, que no es ni consciente ni inconsciente sino un lugar de encuentro, un territorio común donde ambos coinciden en igualdad de condiciones. De esta manera se abre paso a la función trascendente, que se erige como síntesis de los dos opuestos permitiendo mayores niveles de integración. 

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Bibliografía:

(1) Recuperado de: https://www.luzangelalizarazo.com/mundointermedio.html

(2) C.G. Jung. “Psychology Commentary” en W.Y. Evan Wentz (comp.), The Tibetan Book of Great Liberation (Londres: Oxford University Press, 1977). Citado por Kakar (1993).

(3) Durand, Gilbert. (1984) La foi du cordonnier, Denoel.

(4) Leloup, Jean-Yves (2000, 1997). L’Evangile de Marie. Ed. Albin Michel. París, Francia.

(5)   Melloni, Javier. Perspectivas del Absoluto. Ed. Herder, Barcelona, 2018. 

(6) Corbin, H. Mundus Imaginalis, or the Imaginal and the Imaginary. Ipswitch, Golgonooza Press (1976, 1972). Citado por Ring, p. 224.

(7) Carta de C.G.Jung a Mr.O, 2 de Mayo de 1947. 


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Juan Manuel Otero Barrigón

Enero 2023