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viernes, 9 de febrero de 2024

Pequeño elogio a la tierra


La tierra, más que un simple suelo material, es el crisol donde se forja la identidad, una matriz de significados que se entrelazan con la historia y la cultura. En este arraigo, encontramos una clave de la comprensión del Justicialismo, una doctrina que, en su esencia, abraza la tierra como el fundamento de la comunidad. 

Para Heidegger, la tierra no es solo un espacio geográfico; es el espacio donde se despliega la existencia auténtica. Es el lugar donde las personas, al enraizarse, encuentran significado y pertenencia. Esta mirada, impregnada de poesía existencial, se conecta de manera intrigante con la esencia del Justicialismo, que también encuentra en la tierra el fundamento de la identidad nacional y social. En este cuadro, la tierra natal no es solo un escenario, sino un actor vital en la epopeya de la vida.

La tierra no es solo un lugar físico, sino un símbolo cargado de significados. Es el terruño que nutre las raíces de la comunidad, un testimonio de luchas compartidas y sueños colectivos. Es  la matriz de la autenticidad. Lugar donde las historias individuales se entrelazan para formar una narrativa colectiva. Escenario sagrado donde se despliega la danza de la vida, una danza que fusiona lo individual con lo comunitario, lo pasado con lo presente, lo trascendente con lo humano.

Bendita sea nuestra tierra.

JMOB.

viernes, 16 de octubre de 2020

Ética del cuidado y género


La «compasión universal» se sitúa en el centro de la ética yourcenariana. De ahí que desde muy temprano se muestre sensible al espectáculo del dolor de los seres vivos que poseen, según sus propias palabras en Recordatorios: «el sentido de una vida encerrada en una forma diferente». En una carta de 1957, Yourcenar felicita a la escritora y poeta Lise Deharme, defensora de los animales, «por haber tenido la valentía de tratar ese tema (pocos hay que sean tan graves) y por desdeñar de antemano el reproche de sentimentalismo que los necios no dejarán de hacerle». Nuestra autora es consciente de las resistencias que encuentra el desarrollo de una sensibilidad moral que atienda al sufrimiento más allá de nuestra especie. Y frente a la tradición racionalista que considera que la piedad es una pasión y, en consecuencia, una expresión de nuestra parte corporal inferior al intelecto, eYourcenar aboga por el desarrollo de nuestras capacidades sensoriales que están demasiado sometidas «a ese ordenador que es el cerebro para nosotros» (Yourcenar,1980).

Referencia Bibliográfica:
Ecología y género en diálogo interdisciplinar , Plaza y Valdés, Colección Moral, Ciencia y Sociedad en la Europa del siglo XXI, 2015.
17. La Ecocrítica, vanguardia de la crítica literaria. Una aproximación a través de la ecoética de Marguerite Yourcenar, Teo Sanz, Universidad de Burgos.

jueves, 1 de agosto de 2019

A propósito del Veganismo


Obra: Dana Ellyn

Somos omnívoros
Hace tiempo que en nuestras charlas en los colegios algunos chicos plantean el veganismo o vegetarismo como solución a la problemática ambiental.
Esta filosofía de vida es respetable (cada uno puede hacer lo que quiera) pero creo que se contradice con algunas cuestiones bio-ecológicas. 
Los humanos somos animales omnívoros: tenemos dientes que permiten desgarrar (no sólo moler como los de los herbívoros), nuestros intestinos son más cortos y contamos con enzimas capaces de degradar la carne. 
En los ecosistemas, las relaciones interespecíficas implican que unos coman a otros y eso mantiene el equilibrio natural. 
Los humanos además contamos con una capacidad especial que nos distingue del resto de las especies: la elaboración de pensamientos complejos y la capacidad de programar a largo plazo. Por esta cualidad el hombre, a lo largo de su historia ha desarrollado técnicas de caza y domesticación de otras especies que le sirven como alimento. Así como también ha desarrollado técnicas agrícolas para cultivar determinados vegetales. Los animales producidos para nuestra alimentación son parte de un proceso evolutivo. Sólo es necesario mantener el equilibrio. Los extremos son peligrosos, son la génesis de los fanatismos.

Rocío Zabala, bióloga