lunes, 9 de marzo de 2020

Reflexiones Junguianas (V), por Néstor E. Costa



Hay una faceta de la personalidad de Jung poco conocida para aquellos que no han leído su obra. Fue un hombre que en un momento determinado de su vida decidió crear un lugar físico para usarlo como una suerte de retiro, con la finalidad que el mismo expresara su mundo interior.
Así nació Bolligen, en las orillas del lago de Zurich; una suerte de edificio con forma de torre hecho de piedras, sin electricidad, ni adelantos modernos de ningún tipo, a punto tal, que durante la noche encendía viejas lámparas de aceite para iluminarse y hasta el agua la extraía de un pozo.
La primera torre la construyó en 1923, después de la muerte de su madre y añadió nuevas secciones a lo largo de un período de treinta y dos años. Allí, Jung pasaba largas horas, incluso solía hacerse la comida cortando leña y cocinando sus alimentos. Decía que la sensación de reposo y el silencio que lo rodeaba lo hacían vivir en modesta armonía con la naturaleza, haciéndolo sentir con plenitud su mundo interior. Una de sus reflexiones nos vincula directamente con esa profundidades psíquicas ignotas: solía decir que los pensamientos que lo invadían procedían de hace muchos siglos y que por consiguiente,"anticipaban un futuro remoto". "Allí veo la vida como un círculo, como algo que siempre está llegando a ser y pasando".

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Señala Jung con meridiana claridad, que cuando uno investiga la psicología que reina en el mundo de los sueños, se tropieza con todo tipo de problemas, incluyendo aquellos de orden metafísico, filosófico y hasta religioso. Por supuesto no hay teoría que satisfaga plenamente a su diversidad plurisignificativa, ya que la esencia de la psique inconsciente nos resulta todavía demasiado desconocida. En este terreno, nos dirá, aún falta por hacer muchísimo trabajo paciente e imparcial por el que nadie debería sentirse desalentado.
Al fin y al cabo, el propósito de una investigación no consiste en creerse en posesión de la única teoría verdadera, sino en aproximarse poco a poco a la verdad poniendo en duda todas las teorías.

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Varias veces hemos escrito sobre el fenómeno de la sincronicidad (o coincidencias significativas) y hemos intentado definirlo de acuerdo a los criterios junguianos. Sin embargo, me ha parecido siempre más que interesante la especulación, no exenta de cierto empirismo y coincidente con la de Jung, que propone Laurens Van Der Post al respecto, quien, como ya hemos dicho, ha sido uno de los mejores biógrafos del investigador suizo y amigo personal. Dice este autor:
"Siempre sospeché que las coincidencias eran manifestaciones de las leyes de la vida, que no conocemos adecuadamente y que, por ser tan corta nuestra vida, no podemos definir del todo. Sin embargo, aunque sea parcial el conocimiento que podamos extraer de ellas, si lo ignoramos, nos resultarán peligrosas. Creo que reflejan leyes cósmicas y que son como indicaciones de hasta qué punto la evolución de nuestras vidas obedece, o no, a la simetría del Universo, pues son la expresión de una simetría de significado".


Néstor E. Costa es el Presidente de la Asociación de Formación e Investigación en Psicología Analítica -AFIPA- Grupo de Desarrollo reconocido por la IAAP (International Association for Analytical Psychology), con sede en Buenos Aires, Argentina. Doctor en Psicología. Ex Vice Decano del Departamento de Psicología de la Universidad John F. Kennedy, fue uno de los fundadores de AFIPA en los primeros meses de 1996.

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