"Hace días que se me aparece una y otra vez una unión de palabras: cualidad vibratoria. Y tiene tanto que ver con lo que puede pasar con una pintura, como lo que se percibe en una persona. Si estamos atentos a este elemento, comenzando con una cuidada y valiente autopercepción, estamos ante un potencial tester. Ver cómo están vibrando los colores de una imagen, si colaboran entre sí, si se potencian, si hablan entre sí, si se superponen, si dejan espacio para la potencia colectiva, si están pidiendo observación personalísima. Todo esto puede sentirse de manera intuitiva, también la manera en que vibra una persona que nos abraza, al tiempo que nos regala una preciosa información sobre nuestro estado. El cuerpo sabe la verdad de cada instante, no sólo en la mirada, que es un tester maravilloso, sino en toda la piel. El tema básico es desaprender muchas cosas, una de ellas es el creer sólo en la palabra, el poner al aparato pensante como el que nos da las guías más precisas. Y no es así, es sólo parte de un sistema, que integrado a la sensorialidad total, da claves de lo que estamos viviendo. En la sexualidad es lo mismo, se hablan cosas realmente absurdas, ponemos a la eficiencia en juego, eso es funesto, porque forma parte de los mandatos más horrorosos de esta civilización, los que nos han fragmentado como seres, los que nos hacen competir con los demás en lugar de compartir la belleza que traemos, única, cuyo brillo se expande al combinarse con el de los demás. No tiene el más mínimo sentido el buscar en la sexualidad un lugar de prueba de alguna forma de sabiduría amatoria, porque lo único que realmente llena el alma es cuando se establece un acto intenso de comunicación. Y ahí vuelve la cualidad vibratoria, es impresionante lo que puede llegar a sentirse, en cuerpo y alma abrazados de goce, cuando nos permitimos hacer del encuentro sexual una manera de enlazar con potencia esa sutileza enorme que nos habita. Puede ser llamado de tantra parte de esa búsqueda, pero siento que es algo mucho más grande, es la entrega real a la unión, total, primero con todo lo que somos, para comunicarnos con nuestra energía esencial. Y si eso empieza a acontecer, habrá certeza hermosa que comunicar al otro ser con el que compartimos un deseo increíble de contacto, con goce, afecto, cuidado y amor: seguramente la vibración más refinada y placentera"
Texto y pinturas: Diego Oscar Ramos (músico, pintor y periodista)
Su sitio Web http://sensacionypensamiento.blogspot.com.ar/
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