viernes, 22 de mayo de 2020

Poshumanismo y "muerte del prójimo"


"Dando al prójimo, amando al prójimo, damos también a Dios lo que es debido. El hombre justo hace todos los días ofrendas a Dios y al prójimo. Durante milenios, el mundo judeocristiano se ha sostenido sobre estos dos pilares. (...) Pero hoy la sociedad es laica. A finales del siglo XIX, el grito sobrecogedor de Nietzsche se extendió sobre la Tierra: "Dios ha muerto". Incluso quien no sigue a Nietzsche ha tenido que reconocerle como profeta: durante el siglo xx, en el mundo judeocristiano las personas religiosas, que eran mayoría, pasaron a ser minoría. E incluso para esta minoría la fe se convirtió sobre todo en un hecho privado, como la elección de una filosofía, de una convicción política y hasta de un amor. La sociedad, sostenida por dos pilares, perdió el equilibrio cuando uno de ellos se derrumbó. La muerte de Dios vació el cielo. Pero nada resiste al torbellino del vacío. El espacio celeste se llenó con la aceptación de los milagros de la ciencia y de la economía entre las divinidades, con la elevación a las estrellas del deseo personal. (...) Con el paso del siglo XX cede también de forma irremediable el segundo pilar del mandamiento: el hombre de la ciudad se siente cada vez más rodeado de extraños. Es tiempo, pues, de pensar en el sequel de Nietzsche, y decirnos claramente que también ha desaparecido el prójimo. Los tiempos que siguieron a la "muerte de Dios" fueron llamados en ocasiones posteológicos o posreligiosos. Para los actuales todavía no se ha encontrado un nombre. Una posibilidad no deseada sería "poshumanos".

Luigi Zoja, "La muerte del prójimo", Turín, Einaudi, 2009, pp 4-6.

No hay comentarios:

Publicar un comentario