Anthony Freda
En más de una ocasión se refirió el peligro que representa la pérdida del sentido de los símbolos en nuestra cultura. A esto habría que agregar que también es peligroso manipularlos en beneficio propio. Algo que no pocas veces ocurre en nuestro tiempo, sobre todo en los ámbitos de la política y la industria. Cuando esto sucede, se deforman y degradan las historias que los articulan, y su protagonista, el héroe, queda reducido a la mera búsqueda de poder o de riqueza. La contracara de esta operación es que tanto el símbolo como el mito, aún olvidados y despreciados en su importancia original, no han perdido su poder. De ahí la decisiva necesidad de tratarlos con respeto.
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