miércoles, 22 de abril de 2020

Pioneros en "Psicología de la Religión": (2) Pierre Janet


Dentro de la escuela de psicopatología francesa del siglo XIX, en la cual se destacó como mentor y maestro de psiquiatras el célebre Jean Marie Charcot, fue Pierre Janet el que más contribuyó a la psicología de la religión. Vivió entre 1859 y 1947, y según se cuenta, una crisis religiosa en la adolescencia lo llevó a interesarse por la psicología. En aquel tiempo, como es sabido, esta disciplina estaba unida aún a la filosofía. Es probable que también se haya sentido influido por su tío Paul, que era profesor de filosofía en la Sorbona. Janet desarrolló una teoría comprensiva sobre el fenómeno religioso a partir del estudio de estados religiosos extraordinarios, entre ellos el de la paciente "Madeleine", que residió en la clínica Salpetriere entre 1896 y 1904. El psiquiatra francés mantuvo con ella correspondencia constante a lo largo de más de 14 años. Madeleine presentaba una serie de síntomas entre los cuáles se destacaba su forma particular de caminar sobre la punta de los pies, debido a una contractura del músculo de las piernas, algunos arrebatos místicos de unión extática durante los cuales permanecía inmóvil con los brazos en cruz, estados de ausencia de dolor, estigmas ocasionales, y algunas otras expresiones. Fruto de este seguimiento clínico fue su obra "De la angustia al éxtasis", escrito clásico aparecido en dos tomos en 1926 y 1928. Allí, Janet narraba su experiencia atendiendo a Madeleine en La Salpétrière, y luego 'extramuros' a lo largo de 22 años. Janet estudió las correlaciones entre los afectos, las nociones y los trastornos fisiológicos de esta mujer con ayuda de gráficos, análisis clínicos y otros instrumentos provistos por la "razón positiva" de la época, además de recoger testimonios orales y escritos (cartas y diarios privados) y una serie de pinturas religiosas que aportó la misma Madeleine. Las densas páginas de la obra recogen el resultado de su apuesta singular entre la mística y la psiquiatríaJanet llevó a cabo un trabajo sostenido y minucioso de toda la fenomenología expresada por su paciente, estableciendo una comparación con los grandes místicos de la tradición cristiana, en especial Santa Teresa de Ávila. Partiendo de los síntomas mostrados por Madeleine, definía el éxtasis como “una crisis de delirio religioso, optimista e inmóvil" (tomando delirio como un conjunto de creencias acompañadas por una certidumbre completa y opuestas a las apariencias que determinan las creencias del común de los hombres). Sus conclusiones lo llevaron a suponer que bajo una falsa conciencia mística se hallaba un cuadro de psicastenia, también conocida por entonces como "fatiga del alma", y caracterizada por fobias, obsesiones, angustia, abulia, sentimiento de extrañeza ante el mundo o uno mismo e inhibición intelectual y social. En su tesis, además concluía que el problema principal de Madeleine tenía que ver con el amor, pero no con el amor cristiano, sino con su incapacidad para amar y ser amada, transfiriendo a Dios los roles de aquellos amores que en la vida no pudo o no supo buscar o recibir. “Dios desempeña con ella las funciones que un hombre perfectamente habría podido cumplir”, planteaba con convicción. Y aunque no llegara a afirmarlo expresamente, podría suponerse que, según su mirada, los místicos y místicas cristianas habrían tenido el mismo problema.

Fue precisamente Janet quien conceptualizó la psicastenia como condición clínica en su temprano trabajo “Las obsesiones y la psicastenia”, de 1903. Allí aportó ideas clave para comprender la etiología y clínica del padecimiento. Posteriormente, Montserrat Esteve y Llopis, entre otros autores, sostuvieron sus teorías y en algunos casos también las ampliaron. En ese sentido, los franceses clásicos se referían a la psicastenia en términos de cuadros obsesivos psicológicamente graves.

Cabe mencionar que, aunque Janet explicara el caso Madeleine como una psicopatología peculiar y pretendiendo haber presentado una explicación exhaustiva de su situación, se preocupó por aclarar que su estudio estaba desprovisto de prejuicios anti-religiosos.

Por otra parte, también es un hecho que hoy en día ya no se trata, como en los tiempos de Pierre Janet, de demostrar la patología o la conducta enfermiza subyacente a la experiencia compartida por los místicos; ya no se busca desacreditar las vivencias y los aportes de los místicos y místicas basándose en un comportamiento que excede los límites de la norma. Por el contrario, se intenta tener un acercamiento diferente al fenómeno, reconociendo en algunos casos su valor espiritual, e inclusive, estudiando qué componentes de la personalidad del místico –como estrategia para buscar nuevas explicaciones– le permiten continuar anclado a la realidad y tener una vida productiva y satisfactoria, estableciendo así una diferencia no menor con el paciente psicótico.


Reseña de Juan Manuel Otero Barrigón.

Fuentes consultadas:
* Ávila, Antonio. Para conocer la psicología de la religión. Editorial Verbo Divino, Navarra, 2003.
* Hollywood, Amy. Sensible Ecstasy: Mysticism, Sexual Difference, and the Demands of History. The University of Chicago Press, Chicago, 2002.
* Janet, Pierre. De la angustia al éxtasis. Fondo de Cultura Económica. México D.F, 1992. 


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