sábado, 6 de mayo de 2017

Alma, Espíritu, Voluntad, Arquetipo


Alma y Espíritu constituyen lo que Jung -entendiendo ambos términos de manera psicológica- denominaba Arquetipo y Platón -describiéndolos de manera filosófica- denominaba Idea (ἰδέα, εἶδος).

Desde el punto de vista filosófico, debemos decir además que Alma y Espíritu -y por lo tanto también el Arquetipo de Jung y la Idea de Platón- son lo que hace que el ente sea el ente, es decir, son el Ser -término caro a Heidegger-.

ARQUETIPO = ALMA + ESPÍRITU = SER

IDEA = ALMA + ESPÍRITU = SER

Sin embargo, en nuestro mundo moderno la Idea platónica ya no es reconocida como una realidad efectiva, de la misma manera que Alma y Espíritu no son ya reconocidos como el motor del ente, sino que en su lugar

"el ser del ente aparece para la metafísica moderna como voluntad. (...) Nietzsche (...) define el ser originario del ente como voluntad de poder."
(Martin Heidegger, ¿Qué es pensar?)

Por esta razón Alma y Espíritu, en sus definiciones tradicionales, son términos que han desaparecido de nuestro mundo moderno -al menos en la medida en que es moderno-, porque nuestro mundo moderno entiende el ser del ente no ya como Alma y/o Espíritu sino como voluntad, que entendida en su acepción débil y más común es una voluntad anclada en el yo, en la consciencia. En su acepción fuerte, sin embargo, esta voluntad es todavía el equivalente al Alma y el Espíritu, es todavía el ser del ente, y es esta acepción fuerte de la palabra voluntad la que encontramos por ejemplo en Schopenhauer y en la voluntad de poder de Nietzsche (si leemos a fondo su obra), pero no es esta acepción fuerte la que ha prevalecido en nuestro mundo moderno, un mundo en el que la consciencia ha asumido -de forma injustificada y metafísica- el papel de creadora del mundo (junto con el azar). La época moderna es la época del predominio del yo y de la consciencia ¿pero cuándo ha predominado el yo y la consciencia sobre el no-yo y lo inconsciente? El concepto junguiano de arquetipo, no obstante alumbrado en nuestro mundo moderno, nos habla precisamente de la prevalencia de lo inconsciente sobre la consciencia, y es el único lugar posible para encontrar el Alma y el Espíritu dentro de nuestro mundo moderno.


Pero el asunto es más complicado todavía. Si en este plano filosófico-psicológico (junguiano) del Alma y del Espíritu queremos mantener la distinción psicológica ánima-ánimus, entonces nos veremos obligados a decir que Alma (ánima) es imagen, y que Espíritu (ánimus) es pensamiento. Ha de señalarse también que Jung utiliza la palabra "idea" no como idea platónica sino como el sentido de la imagen, "sentido que ha sido separado, abstraído, del concretismo de la imagen" (C. G. Jung, Tipos psicológicos, OC vol. 6), y eso es justamente lo que Giegerich denomina "pensamiento", el Espíritu. Por una parte tenemos la imagen o forma representativa, que pertenece al Alma, y por otra parte tenemos el pensamiento y su lógica, que pertenecen al Espíritu. Así que reconocemos ya las siguientes equivalencias y oposiciones:

ALMA ----- ÁNIMA ----- IMAGEN ----- (REPRESENTACIÓN)

ESPÍRITU ----- ÁNIMUS ----- IDEA JUNGUIANA ----- PENSAMIENTO ----- (LÓGICA)

La voluntad, tanto en su aspecto fuerte como en su aspecto débil, caen del lado del Espíritu, en la medida en que su definición implica la carencia de imagen. Si nos referimos a la voluntad en su acepción fuerte, por ejemplo como la define Schopenhauer, entonces reconoceremos que "aquello que Kant denomina en su filosofía la cosa en sí (...) no es sino la Voluntad. (...) Los grados determinados de objetivación de esa voluntad, que es la esencia en sí del mundo, son idénticos a lo que Platón llamaba Ideas eternas o formas invariables." (Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación). Sin embargo, en su acepción débil, aunque también es la voluntad la que crea a la Idea, esta Idea no es más que un producto de la imaginación (de la imaginatio non vera), un producto de la consciencia, lo que indica una clara inflación de la consciencia, y la cosa en sí ni siquiera es contemplada.

En su seminario Sobre el Zaratustra de Nietzsche, Jung nos da una clave más: la esencia del Espíritu es Dios, es decir, el Sí-Mismo, si queremos seguir hablando en términos psicológicos. Recordemos ahora que el sí-mismo es el arquetipo del sentido y completemos el esquema:

1. YO [ ----- CUERPO ----- CONSCIENCIA ----- VOLUNTAD DÉBIL ----- ESPÍRITU ( = INTELECTO)

2. ALMA [ ----- ÁNIMA ----- IMAGEN ----- (REPRESENTACIÓN)

3. ESPÍRITU [ ----- ÁNIMUS ----- IDEA JUNGUIANA ----- PENSAMIENTO ----- (LÓGICA) ----- VOLUNTAD FUERTE

4. DIOS [ ----- SÍ-MISMO ------ SENTIDO

El yo es la pertenencia al ámbito de la consciencia, y todo lo que se percibe desde el mundo de la consciencia -desde el cuerpo- es el ente.

Alma, Espíritu y Dios forman parte del ámbito inconsciente al ser humano y son el ser del ente, su causa.

La idea de Dios en nuestro esquema se refiere al nivel más esenciante del ser, el nivel más causal en el lenguaje de Ken Wilber, la fuente. Pero ha de advertirse que también puede emplearse la palabra Dios o dioses para las múltiples imágenes y/o pensamiento especulativo de los planos 2 y 3.

El significado no es otra cosa que la correspondencia sincronística que existe entre los cuatro planos.

Ahora, teniendo en cuenta todo esto y distinguiendo debidamente Espíritu de Alma, leamos el siguiente texto:

"a) El Dharma Kaya = el mundo de la verdad absoluta.
b) El Sambhoga Kaya = el mundo de los cuerpos sutiles.
c) El Nirmana Kaya = el mundo de las cosas creadas.

También se les podría llamara los tres: Sí-mismo, ánima y cuerpo."


(C. G. Jung, ETH Lectures, 2 Dec 1938)

Wolfgang Giegerich

El mundo del Espíritu -del Logos- es el equivalente al mundo de Dios (el Dharma Kaya) cuando nos referimos al Espíritu en el plano 4 de nuestro esquema. Cuando reducimos el Espiritu al intelecto, lo que es propio del plano 1, entonces estamos hablando del mundo del Espíritu como equivalente al mundo del yo, de la consciencia (el Nirmana Kaya, que en realidad es un nivel superior al meramente corporal y egoico). Si hablamos del Espíritu como el sentido de la imagen arquetípica, como su contraparte -la idea junguiana o el pensamiento de Giegerich-, entonces nos estamos refiriendo al mundo del Alma (el Sambhoga Kaya), en este plano se mueve Giegerich cuando habla del pensamiento y la lógica al referirse al alma, a pesar de que, como vemos, sería menos confuso si hablara de Espíritu en lugar de alma, con lo que entonces se situaría en el plano 3, que también corresponde al Sambhoga Kaya. Giegerich no reconoce absolutamente nada del plano 4, ni a Dios, ni al Sí-Mismo, ni al sentido, su pensamiento está preso de la filosofía hegeliana que tan poco útil es para comprender los planos superiores, es esta misma filosofía hegeliana la que ata a Giegerich al mundo de la modernidad, al mundo de la "razón" (la razón del sentido común de nuestra época en Occidente), un mundo hacia el cual Giegerich quiere retrotraer a toda la psicología junguiana, a pesar de que ésta no se ajusta a los esquemas convencionales del mundo moderno y de hecho permite ir mucho más allá.

Al igual que ocurre con el Espíritu, el Alma, en principio, también puede ser encontrada en los cuatro planos: como Alma equivalente a la consciencia (plano 1), Alma como Anima mundi (plano 2), Alma identificada con el Espíritu (plano 3) y Alma identificada con Dios (plano 4).

José Medina, "Arquetipo e idea"

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