domingo, 11 de diciembre de 2016

El enigmático bosque de ningún lugar



Marcadamente atmosférica y misteriosa, pieza de arte que en épocas en las que la banda de rock alternativo liderada por Robert Smith era la banda de sonido casi exclusiva de mi vida, inspiró tantas imágenes y sueños, todos ellos remitiéndome a lugares prohibidos a los cuales no era venturoso adentrarse.

En su contenido manifiesto, “A Forest” nos cuenta la historia de un hombre que busca a una mujer en un bosque. El hombre escucha cómo la mujer lo llama desde la lejanía, lo que lo lleva a correr por ella hacia la profundidad del lugar, pero solo para detenerse luego y darse cuenta de que se ha perdido y que la mujer no está allí.

Pero, ¿acaso existía esa mujer?


La canción formó parte del disco Seventeen Seconds, que The Cure publicó en 1980, y tiene un tono distinto al del resto del álbum. La batería de Laurence Tolhurst, semejante a una caja de ritmos, y las frenéticas líneas de bajo de Simon Gallup consiguen profundizar la atmósfera de la persecución por el bosque. Para algunos críticos esta canción es la que mejor resume el sonido de The Cure.

Para la época en la que The Cure compuso esta canción gótica, el interés de Robert Smith por los libros médicos sobre enfermedades mentales era evidente, algo que influyó sobremanera en muchas de sus composiciones y melodías. Dicha influencia llegaría al clímax en aquella posterior obra maestra llamada Disintegration (1987).

En mi biografía personal, “A Forest” está íntimamente asociada a una época en la cual mi relación con el sufrimiento mental extremo era algo cotidiano y frecuente, debido a mi actividad como psicólogo clínico en un hospital público neuropsiquiátrico de la ciudad de Buenos Aires. En cada viaje de ida y vuelta hacia el lugar, el clima envolvente de la canción me sumergía en las profundidades de psiquis muchas veces atormentadas por fantasías y delirios, un internarse en el corazón de bosques oscuros cuya salida estaba en todas partes pero que no se veía en ningún lugar.

¿De qué bosque nos habla esta canción?

¿Será acaso toda la letra apenas una metáfora del amor no correspondido?

¿O hay algo más oscuro, más inquietante, deslizándose por cada una de las palabras que dan forma a esa escena onírica y enigmática?

A Forest” podría ser, quizás, el contenido de una pesadilla siniestra, atendiendo a la antigua etimología de la palabra que define a aquellos malos sueños. La palabra pesadilla en inglés es: nightmare, combinación de las palabras: noche y yegua. Esto se debe a que en la antigüedad la gente relacionaba a las pesadillas con la opresión en el pecho que se siente cuando uno está bajo el efecto de este tipo de sueños. Opresión que en viejas épocas era simbolizada por la figura de una yegua descansando sobre el pecho del durmiente. Para reforzar esta idea, Smith contó en más de una ocasión que la letra de “A Forest” está inspirada en un sueño que tuvo en su infancia.

"A forest", dibujo por rudhthoronwen

¿No está, acaso, nuestro protagonista anónimo, oprimido por un temor que lo confunde y lo asfixia, perdido en las sombras de un desencuentro que lo desorienta existencialmente?

¿Qué tan lejos estamos nosotros de ese bosque?

Quizás, lo que nos distinga a muchos sea la posibilidad que tenemos de entrar y salir de esos territorios recónditos. Salida que permanece irreal para muchas almas atormentadas. Irreal y engañosa. Un supuesto inefectivo y aparente.

Pero, ¿estamos realmente salvados?

por Juan Manuel Otero Barrigón

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