miércoles, 3 de junio de 2020

Notas sobre Activismo Espiritual (c)

Pintura: Michael ILE

El trabajo pionero de la educadora humanista Rachael Kessler (1946-2010) fue de un inmenso valor para destacar la importancia de cultivar la inteligencia espiritual en la educación de los niños, adolescentes y jóvenes, así como la relación inversamente proporcional existente entre una vida espiritual intensa y comportamientos socialmente destructivos como las adicciones y la violencia social, un aspecto otrora ya señalado por C.G.JungJ. CampbellM. Woodman, y otros. Kessler destacó la consideración del aula como centro de pertenencia y desarrollo personal, mucho más allá del mero espacio para la adquisición de conocimientos y habilidades útiles para la vida personal y profesional. Con un espíritu de similar profundidad a la de otros grandes pedagogos de los siglos xix y xx (Bosco, Montessori, Steiner, Freire, etc), Kessler se preguntó, en la línea de James Hillman, qué podría hacerse para que algunas clases tuvieran “alma”, y cómo los docentes pueden aprender a discernir cuando se accede al corazón de los alumnos. Desde esas experiencias intensísimas de relación y aprendizaje es que logran consolidarse los patrones de motivación intrínseca y promoción espiritual. Fue así que propuso “7 puertas” para penetrar en la interioridad de los alumnos, accesibles ya desde la misma infancia, como espacios susceptibles de estímulo a través de muchas oportunidades presentes en la vida escolar y universitaria:

1) la necesidad de conexiones profundas, 
2) el deseo de silencio y soledad, 
3) la búsqueda de significado y propósito, 
4) el hambre de alegría y disfrute, 
5) el flujo creativo, 
6) la urgencia de trascendencia, y 
7) la necesidad de iniciación. 

La apertura respetuosa de cada una de estas puertas es la posibilidad que docentes y profesores tienen de estimular las voces interiores, consolidar reglas comunes para la convivencia, facilitar el despliegue de las preguntas últimas y promover el cuidado atento de la dimensión espiritual como condición necesaria para lo que a partir de hoy denominaremos un "existir conscienzado". Y ello, porque el ámbito de la inteligencia espiritual es la misma vida.

Tercera Serie - Juan Manuel Otero Barrigón


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