MEDITACION #19
En psicología profunda, cuando hablamos de alma no nos referimos a algo que se pueda definir con exactitud o poseer como un objeto. El alma es más bien una forma de acercarnos a la vida, una manera de mirar con profundidad, de notar los detalles que a veces pasan desapercibidos en lo cotidiano, en las contradicciones, en lo pequeño y lo grande.
Siguiendo ideas como las de James Hillman y Thomas Moore, el alma no está interesada en respuestas rápidas o definitivas. Más bien, se mueve en el terreno de las preguntas: esas preguntas que no siempre tienen solución inmediata, pero que abren caminos para explorar y entender nuestra experiencia. Es en los mitos, en las historias que contamos y escuchamos, en los momentos de asombro, y especialmente en el dolor, donde el alma se manifiesta.
En el ámbito clínico, cuidar el alma no significa resolver problemas como si fueran ecuaciones. Sino acompañar a la persona a encontrar sentido en lo que vive, a escuchar lo que sus emociones, incluso las más difíciles, están tratando de expresar. A veces, eso que duele o parece caótico contiene claves importantes sobre quiénes somos. Cuidar el alma es un trabajo de atención y presencia, más que de soluciones. Es aprender a vivir con lo que nos revela: nuestras alturas, nuestras profundidades, y todo lo que hay entre medio.
JMOB.
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