lunes, 23 de noviembre de 2020

Notas sobre Activimo Espiritual (f)

PinturaDiego O. Ramos

La vocación (vocatio, "llamado"), a diferencia de la mera elección de una profesión u oficio, no es tanto algo que uno elige sino más bien algo a lo que nos sentimos convocados. 

La vocación puede entenderse y vivirse fructíferamente como un proceso de colaboración y coautoría con la Psique, la cual, como se sabe, posee un imperativo teleológico hacia la individuación, una propensión a la maduración, que orienta a cada persona a volverse más plenamente ella misma. Así, la vocación, como la individuación, giran en torno a una relación vital entre el ego y la Psique en sus dimensiones más vastas, que incluyen por supuesto, al inconsciente. 

C.G.Jung enfatizó la naturaleza psicoespiritual del trabajo que se basa en la fidelidad a la vocación vivida. Se podría decir que el trabajo que se basa en la individuación es un acto de vocación. Y, de la misma manera, que el trabajo orientado vocacionalmente resuena en lo profundo con ese camino de completitud. En contraste con la hegemonía de los enfoques positivistas y racionales del discernimiento vocacional, Jung consideró que una característica definitoria de la vocación, más allá de la herencia o el entorno, era un "factor irracional", al cual comparaba con una voz interior o daimon. De esta manera, Jung creía que escuchar esta voz interior implicaba separarse de los caminos y supuestos normativos. 
Como alguna vez intuyera Michael Meade: “Cada vida está envuelta en anhelos dentro de los sueños, enrollados en el tejido de nuestras almas. Morimos por no saber cuán grande es realmente nuestro anhelo, y morimos por permitir que nuestros verdaderos anhelos sean disminuidos por la banalidad de la vida y las formas en que seguimos abandonándonos a nosotros mismos”. 

Atendiendo la historia y la práctica de la psicología analítica, podría afirmarse que la vocación se experimenta como una resonancia de la Psique, hablando las más de las veces a través de medios no racionales. Abrazar el llamado propio también está entrelazado con el “amor fati”, que para pensadores como Nietzsche, suponía una reconciliación hermosa con la propia naturaleza, a la par que un ideal de grandeza. Amor fati que significa vivir la vida a la que uno está ontológicamente invitado, más allá de la vida imaginada por el ego, por los propios padres o por las expectativas de la sociedad. 

Lo que sugiere que, en palabras del gran actor argentino Antonio Grimau: "Una vocación fuerte va más allá de todo". 

Responder al llamado propio es una práctica que desafía a un individuo a comprometerse y tender un puente entre lo inconsciente y las otras dimensiones de su vida. En terminología junguiana, esto implica honrar a los imperativos paradójicos: los del ego, que nos orientan a sentirnos seguros y arraigados en el mundo; y los de la Psique, o Alma, que nos impulsa a comprometernos en una tarea que tenga un eco verdaderamente significativo para nosotros. 
No habría que olvidar que aún cuando el ego puede ser el capitán del barco, es siempre un barco diminuto comparado con la inmensidad de la Psique, ese gran océano de misterio sobre el cual el ego navega. 

Para terminar, una obra que nos animamos a recomendar para continuar explorando esta dimensión del llamado personal en clave analítica es la recientemente publicada "From Career to Calling: A Depth Psychology Guide to Soul-Making Work in Darkening Times", de la analista y educadora australiana Suzanne Cremen

Sexta Serie - Juan Manuel Otero Barrigón

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