miércoles, 18 de enero de 2017

Dandelion


Dandelion, por Juan Manuel Otero Barrigón

Las plantas imitan el ciclo del nacimiento, de la muerte y del renacimiento. En estrecha unión con la fertilidad y con las diosas madre de diferentes culturas. En muchas mitologías, comúnmente aparecen figuras humanas o dioses transformados en planta o en plantas que brotan del cuerpo muerto de algún dios. El trigo y las hierbas, por ejemplo, nacen del cuerpo del dios egipcio Osiris. Dada su configuración , color, aroma, perfume o hábitat, el simbolismo de las plantas suele ser más directo y vivaz.

La planta diente de león (dandelion, en inglés) es una de esas plantas dotada de un simbolismo mágico inherente y especial.

El diente de león debe su nombre a la apariencia de sus hojas, que recuerdan a los dientes triangulares, afilados y desiguales de aquel felino rey de la sabana africana.

Tradicionalmente, soplar una flor seca de esta planta es considerado una experiencia bienhechora y muy especial. Cuando sus hojas se van marchitando, sus semillas hasta ese momento inmaduras y encerradas dentro de la flor, se asoman al exterior con apariencia frágil y algodonosa, pudiendo así ser diseminadas con el más mínimo soplo de aire.

Según la tradición, si se piensa un deseo al soplar sobre esa constelación de levísimas semillas blancas, este se cumple.

Planta versátil y dueña de numerosas propiedades medicinales, se le llamaba ASTER que significa astro o ESTRELLA, por la forma de su semilla voladora. También se le suele llamar “panadero”, esto viene de una antigua costumbre que consistía en soplar la flor y decir “panadero tráeme buena suerte”.

En la mitología Griega, la Diosa Hécate, honro a Teseo con una ensalada de verduras a base de dientes de león después de haber matado al minotauro.

La leyenda popular atribuye su nacimiento al trabajo de las hadas. Según las narraciones populares, las hadas se vestían de color amarrillo fuerte para evitar ser pisadas por los humanos, y eventualmente se convertían o disfrazaban en dientes de león. La rápida recuperación de la semilla ocurriría, en este contexto, debido a que una hada habita en ella.

Los nativos americanos narraban que hubo una vez una hermosa doncella de cabellos dorados ala que amaban el viento del Sur. El viento era demasiado perezoso para cortejarla, por lo que permanecía en la sombra y la observaba mientras ella olía las flores. Espero tanto tiempo que un día al despertar de una siesta los cabellos de la doncella se habían vuelto grises, pero el creyó que era un truco del viento del norte que habría echado escarcha encima de su amada. Para su desgracia, luego comprobó que había perdido la oportunidad de amar. En otra leyenda una chica de cabellos dorados se enamoró del sol, rechazó a todos los pretendientes esperando que algún día el sol la amara, pero transcurrió el tiempo y ella envejeció y se hizo tan frágil que se la llevo el viento. El sol al entenderlo se lamento de no haberle prestado atención y de no poder hacer nada para que regresara. Pero el gran espíritu se compadeció y convirtió sus cabellos encanecidos en miles de flores que viajan en el viento.

Todos estos relatos derivaron en que de acuerdo al lenguaje de las flores, el diente de león signifique amor.

En épocas más recientes, y con el auge del flower power de los años sesenta, el diente de león recuperó mucho de su antigua importancia y significado. Algo que llegó a expresarse incluso a nivel musical.

Grabada como single sin disco en el año 67´ (y como agradecimiento a los fans debido al apoyo que estos les brindaron durante su estadía en prisión), The Rolling Stones editó esta belleza musical de coros celestiales, pico increíblemente malhumorado, del breve romance de los Stones con el pop psicodélico, resaltado por el clavicordio del inigualable Brian Jones.



Incluso en el Verano del Amor, los Stones no eran personas que dibujaran rostros sonrientes para la ocasión. En la cima del flower power, recién salidos de la cárcel, estaban más interesados en cantar: “Vuela, diente de león”, mostrando su cara más genuinamente antisistema y contracultural. Keith Richards lo explicó tiempo despúes: “No tuvimos la chance de disfrutar del flower power, por el tema del arresto. Somos bandidos”. Sin embargo, el sentimiento despertado por esta obra, se extendería incluso hacia la primera de sus hijas, a quien bautizó Dandelion por esta canción.

La belleza mágica de Dandelion se explica, en parte, por su poder evocativo hacia una época en la cual los sueños parecían posibles, y al alcance de la mano.

Canción lisérgica de la magia psicodélica Stone, cuya caminata paradisíaca final, aquella en la que Mick y Keith se internan en el bosque místico, nos sumerge en su melodía envolvente y atmósferica, devolviéndonos al interior de anhelos perdidos y de recuerdos de un pasado que hace tiempo quedó atrás.


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