sábado, 19 de diciembre de 2020

Filosofía perenne para estar en el mundo


"Aldous Huxley popularizó en el siglo XX la noción de "filosofía perenne", aunque ya había sido utilizada en siglos anteriores, específicamente por Steuco en el SXVI y por Leibniz, en el SXVII. El estudio de la historia de las religiones, junto con el denominado esoterismo, nos conduce a un resultado de mucha importancia: la antigüedad, la continuidad y la unidad esencial de una doctrina esotérica. Esto supone que los sabios y profetas, aún de tiempos muy diversos, llegaron a conclusiones idénticas en el fondo, aunque diferentes en su forma, sobre las verdades primeras y últimas del ser humano, y esto siempre por la misma vía de la iniciación interior y de la meditación. Hay, entonces, y usando la expresión de Leibniz, una filosofía eterna, perennis quaedam philosophia, que constituye el lazo primordial de la ciencia y de la religión y su unidad final, intuición a la que todos podemos tener acceso. 
¿Hay una sola vía de iniciación? ¿Hay un método fijo, o más bien se deberá encontrar aquel que lo conduzca a cada uno a su interioridad? El debate no es menor, y lo han desarrollado, entre otros, René Guénon, Coomaraswamy o Krishnamurti. ¿Cómo ubicarse en una vía iniciática hoy, cuando somos convocados permanentemente por un afuera que nos reclama constante presencia, y donde se desacralizó lo sagrado, y se tornó todo tiempo y espacio como profanos, en apariencia al menos? Y si encaramos una técnica tradicional, ¿lo hacemos para transformarnos realmente, con todo lo que implique, o lo hacemos como un producto más de consumo "que nos haga sentir bien" (y seguir siendo el mismo, evitando nuestras zonas oscuras...)? Byung Chul Han nos habla actualmente de "la sociedad del cansancio" y del "fin de los rituales". Nos alerta de la desconexión con un espacio y tiempo sagrados que son concebidos en esencia naturalmente por la humanidad desde siempre. Un mundo indiscriminado, que nos hace sentir una nostalgia por los orígenes y por un sentimiento religioso, por lo sublime, y como consecuencia de esto, los síntomas predominantes de esta época: depresión, cansancio, aburrimiento, superfluidad. 
¿Cómo estar en el mundo, sin pertenecer al mundo? Retirarse, en un ascetismo extremo, nos priva de la experiencia humana, mientras que el camino del mundo nos priva de una iniciación interna. Más bien, la delicadeza de un "camino del medio", como nos enseña Buda, que requiere calibrar permanentemente nuestra experiencia, en un sutil equilibrio entre nuestra experiencia externa e interna". 

Virginia Modarelli, Psicóloga (Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología y Facultad de Filosofía y Letras). Psicoterapeuta con orientación analítica. Docente en la Escuela Taitoku. Amiga de nuestra Red.

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