viernes, 10 de enero de 2020

Sobre dos modos de Ver


La mayoría de las religiones arcaicas y orientales conocían, de una manera u otra, la veneración de lo divino manifestado directamente en la naturaleza. Pero esto no significaba ni “idolatría” ni “fetichismo”, aún ni siquiera “naturismo”. La veneración de un monte, un árbol, o una piedra, no quería decir que se veneraba el monte, el árbol o la piedra per sé, en sí mismos. Al contrario, eran venerados justamente porque habían cesado de ser meros objetos naturales para ser “algo más”. Manifestaban algo distinto: lo Sagrado. Ese “algo más” es invisible a los ojos puramente físicos de nuestro sentido de la vista. Se nutre de una percepción mucho más honda que requiere el desarrollo de órganos más sutiles para poder “ver”: los podemos llamar, “ojos simbólicos”.

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