viernes, 22 de marzo de 2019

Desde Oriente hasta el Pueblo Celta. ¿Qué tienen en común el budismo y la tradición wiccana? (Parte 2, por María Laura Córdoba)

Pintura: Tom Shropshire

Desde Oriente hasta el Pueblo Celta. ¿Qué tienen en común el budismo y la tradición wiccana? (Segunda Parte) por María Laura Córdoba*

Reencarnación y karma

La creencia en la reencarnación y el karma es quizás una de las características que distinguen al Budismo dentro de los paradigmas filosóficos y religiosos que hay dentro de los practicados en occidente en la actualidad, pero a la vez algo muy común dentro de las creencias orientales que en general. Para los Budistas es la conciencia de las personas las que van saltando de una vida a la otra las veces que sean necesarias hasta que finalmente pueda fundirse en el Brahma como destino final, puesto que no consideran que existan las almas individuales.
Con respecto a esto desde el punto de vista de los wiccanos, Buckland (1990) afirma que desde la tradición Sajona trajeron la creencia de que toda criatura viviente tiene un alma, y que toda criatura pasará por varias vidas diferentes pero con la diferencia de que una persona siempre volverá como persona, un perro volverá como perro, etc. Lo que distingue a los humanos es la posibilidad de elegir con qué sexo volver en su próxima vida al momento de reencarnar, esto es en función a un supuesto denominado "equilibrio natural". Además vale agregar que para los wiccanos hay dos tipos del almas: "almas nuevas" que son aquellas que jamás han reencarnado y las "almas viejas" que llevan varias reencarnaciones en su haber. Esto se explica debido a que los wiccanos creen que así como se multiplican las personas en el mundo terrenal, también existe el crecimiento dentro del mundo espiritual.
Otro punto interesante que viene unido a la reencarnación es el concepto de karma, para el Budismo se trata nada más ni nada menos que una "causalidad retribuidora", se presume que el orden cósmico es a su vez un orden moral en el cual todo lo hecho, dicho y pensado debe encontrar una retribución condigna automática. Existen básicamente dos tipos de karma: el de mérito y el de demérito, ambos produciendo efectos de la misma manera sobre la vida de las personas. Otra clasificación de karma lo divide en tres tipos: el Sanchita o acumulado (acciones pasadas pendientes de retribución), el Prarabdha (destino de los humanos en cada una de las reencarnaciones) y el Kriyamana (acciones sembradas en el presente cuyas consecuencias se verán en el futuro).
En este punto Buckland (1990) aclara que el hecho de creer en la reencarnación hace que los wiccanos también acepten la existencia de la ley del karma, pero no solamente desde un punto de vista de castigo por malas acciones sino que se presta atención también a las recompensas por un buen comportamiento. Los wiccanos creen en una retribución dentro de la vida, el bien será recompensado y el mal será devuelto, en este punto se habla de la famosa "ley del triple retorno", que en pocas palabras, expresa que todo lo bueno y lo malo será regresado triplicado hacia la persona autora de la acción. Quizás esto marca una diferencia con la manera en que el Budismo trata al Karma, puesto que mientras que ellos creen que el Karma puede perseguir a las personas a través de las diferentes encarnaciones, para los wiccanos esto no sería así necesariamente, puede que lo que suceda en una vida no esté para nada conectado con la anterior según explica el autor citado.
No obstante y en forma de reforzar el sentido del Karma dentro de la creencia wiccana está el principio de no dañar a otro como parte de lo que se conoce como Rede Wicca, donde se condensan todos los principios mencionados en el cuadro comparativo del anterior apartado, entendiendo que hacer mal a otro implica un daño físico, emocional, mental, espiritual y psíquico. Cunningham (2001) pone especial énfasis en este punto advirtiendo que aquellos que utilicen rituales wiccanos con fines negativos terminarían eventualmente autodestruyéndose por la retribución de sus actos dañinos.

Meditación

En ambas tradiciones meditar es una actividad ampliamente utilizada como herramienta para realizar actividad de introspección y autoconocimiento, también como herramienta de sanación puesto que nos vuelve una mirada de lo que nos atraviesa por dentro.
Yoffe (2012) en un interesante artículo sobre la sanación desde un punto de vista espiritual, nos habla de la meditación en el Budismo tibetano no solo como una herramienta eficaz de curación sino que, citando al Dalai Lama, la define como una herramienta para la paz, la no agresión y la no violencia, ya que apunta hacia el verdadero y supremo desarme de uno mismo. En situaciones especialmente dolorosas los practicantes del Budismo pueden meditar con el fin de decidir cómo canalizar sus sentimientos de forma positiva y cómo transformarlos en una experiencia de crecimiento personal a partir de esta práctica espiritual. La meditación del Budismo tibetano tiene como fin, entonces, de sanar la mente de todas las perturbaciones cotidianas afirmando que en sí existen innumerables métodos para meditar, de hecho se afirma que el Buda histórico enseñó alrededor de 84.000 métodos para disciplinar la mente y apaciguar las emociones negativas. También se entiende que a través de la meditación se podrá lograr eventualmente despertar la verdadera naturaleza de la mente, para introducirnos en lo que somos, lograr la consciencia estable. Mediante la meditación los practicantes del Budismo logran desactivar la negatividad, la agresividad, el dolor, el sufrimiento y la frustración que se acumulando a lo largo de la vida. En pocas palabras el objetivo de la meditación es la manifestación de la "naturaleza de la mente" o de la "mente búdica".
Desde el punto de vista de la Wicca se entiende, según Cunningham (2001), como una reflexión, contemplación que gira en torno a sí misma, hacia las deidades o hacia la naturaleza misma. Es un periodo de tiempo de calma donde el practicante puede habitar ya sea dentro de sus pensamientos, de simbolizarlos o de mantenerlos hasta que pueda hacer de esa práctica algo que pueda ejecutar de manera espontánea. El autor mencionado anteriormente nombra varias veces a la meditación como un sinónimo de acción reflexiva sobre lo que se desea, lo que se siente o lo que se quiere tener presente durante determinadas prácticas religiosas. Quizás podamos ver aquí también una pequeña diferencia en cuanto a lo que se considera meditación para ambas tradiciones. Aquí la meditación deja de ser una herramienta de sanación para ser una acción reflexiva. Si bien se mantiene la idea de la calma, silencio y quietud necesaria para la actividad, los objetivos en ambos casos se encuentran bien diferenciados. Aunque puede haber un punto en conexión en cuanto a rituales de purificación o sanación donde la meditación puede formar parte del proceso, mientras que para el Budismo la meditación es una sanación por sí misma.


Conclusiones

Como se pudo apreciar en lo que desarrollé anteriormente, ambas tradiciones a pesar de estar separadas por kilómetros de distancia y siglos en el tiempo, puesto que la Wicca es una reinterpretación y adaptación de antiguas creencias medianamente contemporánea a la actualidad, tienen mucho más en común de lo que uno podría esperar.
Podemos ver que desde sus principios hasta sus prácticas encontramos puntos de encuentro sumamente interesantes, lo que nos lleva a reflexionar cuantas cosas la humanidad puede tener en común sin siquiera percibirlo, incluso en las prácticas que están enfocadas en algo tan íntimo como lo es la vida espiritual, la sanación de la misma y la búsqueda del bienestar en sus diferentes ámbitos (físico, psíquico y espiritual).
¿Será que realmente podemos afirmar ciegamente que hay un fino hilo que nos une a todos en lo que a nuestra espiritualidad refiere? Ante esta interrogante y en mi humilde posición de una simple estudiante de psicología, creo que puedo atreverme a suponer que dicha conexión existe y que lo explorado en este breve ensayo no hace otra cosa más que comprobar que a nivel espiritual los humanos nos encontramos mucho más hermanados de lo que sospechamos. Mucho no importa si adoramos a una divinidad o a una pluralidad de deidades, si reencarnamos realmente varias veces o eso no sucede en absoluto. Creo firmemente que lo realmente importante se encuentra en lo más íntimo de nuestra persona, en el océano profundo que es nuestro inconsciente, en lo que enciende nuestra chispa existencial, es nuestra esencia, nuestra existencia a nivel espiritual.


Bibliografía consultada

• Buckland, R. (1990), El libro completo de la Brujería de Buckland, Luis Cárcamo Editor, España
• Cunningham, S. (2001), ¿Qué es Wicca?, Ed. Lewllyn Español, España
• Yoffe, L. (2012) "Beneficios de las prácticas religiosas/espirituales en el duelo", Avances en Psicología Vol. 20 No. 1, pp. 9-30

*María Laura CórdobaAbogada - Universidad de Buenos Aires. Actualmente alumna de Lic. en Psicología - Universidad del Salvador.

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