viernes, 9 de agosto de 2024

Serie Meditaciones #15. La época del "neurotodo". Por Juan Manuel Otero Barrigón

  MEDITACION #15

Vivimos la era del "neurotodo", donde la psicología pareciera sucumbir al reduccionismo científico, y donde algunos encuentran en el cerebro la única explicación válida para la naturaleza humana. Este paradigma neurocentrista despoja a la psique de su profundidad, devaluando las dimensiones simbólicas y espirituales que definen la experiencia humana; las cuales abarcan, pero a su vez trascienden, lo puramente biológico. Al reducir la psique a un conjunto de procesos neuronales, se pierde la riqueza del alma, transformando la psicología en una rama más de la biología.

Las neurociencias aportan avances interesantísimos en la comprensión de nuestra base material, por ende su contribución es innegable. Sin embargo, cuando caemos en la tentación de querer explicar todo a través de la actividad cerebral, terminamos ignorando el significado personal y la búsqueda de propósito que trascienden lo puramente físico. La exaltación de lo neurobiológico refleja una tendencia cultural hacia la cuantificación y objetivación de la realidad, donde sólo lo que es medible pareciera tener valor. La psicología necesita honrar sus orígenes, y recuperar su capacidad para explorar el misterio y el simbolismo, elementos que no pueden ser abordados desde una perspectiva meramente neurocientífica.

En tiempos en los que la obsesión por lo neuro convierte a la ciencia en un nuevo dogma, la complejidad humana es distorsionada en favor de explicaciones simplistas y reduccionistas. Este cientificismo extremo termina siendo, al final del camino, deshumanizante, ya que nos priva de la posibilidad de ver más allá de las sinapsis y los neurotransmisores. En su afán por materializarlo todo, la época del "neurotodo" corre el riesgo de aplastar la dimensión trascendente de la vida, dejando un vacío donde antes habitaba el alma.

Devenido el cerebro en un nuevo ídolo moderno, cada pensamiento, emoción y sueño es despojado de su misterio, reducido a chispas eléctricas que recorren circuitos de carne. Pero en esta idolatría del cerebro, olvidamos que la psique no es apenas un engranaje biológico, sino un vasto océano de significados, mitos y arquetipos. Al rendir culto a lo neuro, exiliamos a los dioses y desterramos el alma, convirtiendo el rico teatro de la psique en un laboratorio desolado sin poesía.

JMOB.

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