MEDITACION #2
En sus clases sobre el simbolismo del Tarot, el filósofo Enrique Eskenazi solía insistir con el siguiente aforismo: "El daimon nos reclama anímicamente".
Antiguamente, la palabra "daimon" refería a una fuerza espiritual o divina que influye en la vida de una persona. En la Grecia clásica, el daimon se consideraba un ser intermediario entre los dioses y los humanos, y se creía que cada persona tenía su propio daimon, que influía en su destino y en su carácter. En aquel contexto, decir que el daimon nos reclama anímicamente implicaba la actitud de estar atentos a un impulso interior, una llamada o un destino experimentado como necesidad imperiosa de seguir cierto camino o cumplir una misión determinada.
Dos milenios despúes, y en la búsqueda por devolverle a la psicología su alma perdida, C.G.Jung recuperó esta noción de daimon como "guía interior" o "voz de las profundidades", que se manifiesta a través de sueños, símbolos e intuiciones. En dicho sentido, la idea de que el daimon nos reclama anímicamente puede leerse como la necesidad de una escucha atenta al lenguaje del alma, en resonancia siempre honda con nuestro propósito de vida. James Hillman siguió esta misma senda al escribir "El Código del Alma", una de sus obras más penetrantes y accesibles.
En cualquier caso, decir que el daimon nos reclama anímicamente significa que existe una fuerza interior poderosa que busca expresarse y realizarse a través de la persona misma, y que se experimenta como una llamada profunda, sagrada, ineludible.
JMOB.
No hay comentarios:
Publicar un comentario