MEDITACION #8
En el tumulto de la vida contemporánea, con frecuencia nos encontramos vagando por un mundo que parece haber perdido su conexión con lo sagrado. En un tiempo en el que la prisa y la distracción son nuestros compañeros constantes, dejamos atrás el arte de detenernos y contemplar lo que yace más allá de la superficie.
En esta era de avances tecnológicos, la rutina diaria nos envuelve, y nos convertimos en maestros en la manipulación del mundo material. Consecuentemente, olvidamos el lenguaje de las estaciones, las fases de la luna y los ritmos naturales que una vez nos conectaron con lo divino. La vorágine del progreso nos ha separado de la tierra, de las raíces profundas que nos recordaban nuestra dependencia mutua con todas las formas de vida.
La pérdida del sentido de lo sagrado es como un suspiro apagado en la noche, el eco de una canción ancestral que se desliza en las grietas de nuestra existencia apresurada.
En su libro "Sendas perdidas" (Ed. Losada, 1960, p. 222), Martin Heidegger escribía: "La indigencia ha llegado ya a tal extremo que esta época ni siquiera es capaz de sentir que la falta de Dios es una falta". El desencanto con lo sagrado, según el maestro de la Selva Negra, nos arrastra hacia una existencia superficial, donde las cosas se vuelven meros objetos de consumo y donde el significado se desdibuja en una neblina de trivialidades. La pérdida de la conciencia del Ser ha llevado a una existencia inauténtica y alienante, donde las preocupaciones técnicas y utilitarias dominan la vida cotidiana, y la búsqueda de sentido se desvanece. La pérdida del sentido de lo sagrado no es simplemente una cuestión de religión formal, sino una desconexión de lo profundo, una indiferencia hacia el misterio de la existencia.
La indigencia espiritual de la que hablaba Heidegger no implica necesariamente la ausencia de valores o creencias religiosas o espirituales, sino más bien un distanciamiento o indiferencia hacia esos valores o creencias. Algunas personas pueden describirlo como una sensación crónica de "estar perdidas" en lo que respecta a su vida espiritual, independientemente de si tienen una afiliación religiosa o no.
Así y todo, esta pérdida del sentido de lo sagrado no tiene que interpretarse inevitablemente como una situación definitiva, condenándonos al pesimismo. Más bien, puede ser vista como una oportunidad para redescubrir y reinterpretar la sacralidad en un contexto contemporáneo. Tanto desde la filosofía como desde la psicología profunda, así como en las distintas tradiciones espirituales, se explora en estos tiempos la posibilidad de nuevos lenguajes, como lo trascendental en la inmanencia del mundo natural o la espiritualidad transreligiosa, en tanto formas de reconciliar lo sagrado con la experiencia actual.
En última instancia, la pérdida del sentido de lo sagrado en la vida contemporánea plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la existencia humana y nuestra relación con el mundo y el universo en constante evolución. Es un llamado a la reflexión sobre cómo encontrar un significado y una conexión trascendente en un mundo cada vez más secular y diverso. Puede ser un aviso de que, a pesar de los cambios culturales y científicos, la búsqueda de lo sagrado es un aspecto arraigado en lo más profundo de la condición humana, una búsqueda que puede tomar muchas formas y llevarnos por caminos sorprendentes en nuestro viaje hacia la comprensión y la plenitud.
JMOB.
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